Desde la apertura de Citizen Space en 2006 en San Francisco, el número de espacios de coworking se duplica cada año. Un estudio de Deskwanted demuestra que Europa cuenta con más lugares de trabajo compartidos en el mundo, número que asciende, en 2013, a 1.160 de un total de 2.500. El fenómeno de los coworking spaces emergió en los movimientos de lo “libre” (open innovation, hacking, open source, open data, etc.) y en la cultura urbana y digital (Douheihi, 2011; Anderson, 2012). Cabe señalar que está relacionado con el aumento continuo del número de trabajadores autónomos. Entre 2006 y 2011, según el INSEE (Instituto nacional de estadística y de estudios económicos), aumentó un 26 % en Francia, lo que representaba, a finales de 2011, un 2,8 millones de personas.
1. El coworking en una red de espacios urbanos y rurales
Observamos un hecho notable en los últimos años : los espacios de coworking, inicialmente de carácter urbano, empiezan a desarrollarse también en los territorios periurbanos y rurales. Solamente en Francia y desde el 2012, observamos la creación exponencial de coworking rurales en las regiones del Perche, del Verdon, la Orne, el Alto Jura (Morez), la Ardèche meridional (Saint-Etienne de Boulogne), y en Aquitania, en Mont de Marsan, Hagetmau, Mimizan o Captieux. Colectivos como Coop Connect en la región PACA o La Coopérative des Tiers Lieux en Aquitania, intentan crear redes para conectar estos espacios y profesionalizarlos. Por su parte, Grand Genève (área metropolitana de Ginebra) trabaja en elaborar lo que sería la “primera red mallada de espacios de trabajo compartidos en el mundo”. Un estudio reciente de las consultorías Ocalia y Sofies prevé la creación, para 2025, de más de 200 nuevos espacios de co-trabajo en el territorio del Grand Genève, con 7.000 puestos de trabajo para 35.000 clientes potenciales.
Este trabajo de entramado de espacios a escala de los territorios rurales y urbanos responde ante todo a una cuestión de sostenibilidad. Se trata de disminuir los desplazamientos domicilio-trabajo, a fin de reducir las emisiones de C02 y aumentar la calidad de vida de los autónomos y asalariados. El estudio sobre el Grand Genève ha demostrado que la creación de 200 espacios de coworking conllevaría reducir del 6% los desplazamientos en la población, o sea casi 12 millones de desplazamientos anuales.
Esta apuesta por la sostenibilidad es también central en las preocupaciones de un gran proyecto transfronterizo, Coworking Pyrénées, que pretende poner en red espacios de coworking. Este programa europeo reúne cuatro socios franco-españoles : el SMALCT – Syndicat Mixte Arize-Lèze de Coopération Transfrontalière, La Coopérative des Tiers-Lieux y dos organismos de formación profesional españoles, el Centro de Formación Somorrostro y el Fondo Formación Euskadi. Debe permitir capitalizar y valorar los recursos y las competencias de más de 200 espacios de coworking pirenaicos, localizados en grandes áreas urbanas como Barcelona o Tolosa o en espacios rurales. Para ello, Coworking Pyrénées está sólidamente fundamentado en redes existentes como Cowocat Rural, Pandorahub, Xarxa d’Espais de Coworking del Camp o la Coopérative des Tiers Lieux.
Coworking Pyrénées (Cowopy) inició hace un año una serie de estudios y jornadas de intercambios. Abarcan diversos temas: la formación de los trabajadores, las puestas y condiciones del desarrollo de los coworking rurales, las perspectivas de intercambio entre universidades y espacios de coworking, y las oportunidades de cooperación transfronterizas. Más allá de la problemática medioambiental, la red Cowopy tiene una visión global del desarrollo territorial que radica en hipótesis ambiciosas. Se centran más en su capacidad de innovación y puesta en valor de sus “ventajas diferenciales” (Courlet et Pecqueur, 2013), que en la competitividad y la productividad de los territorios.
2. Recursos y ” ventajas diferenciales” de los territorios
El proyecto Cowopy defiende una visión dinámica de los territorios, que ya no son percibidos como un almacén de recursos estáticos. Se trata en realidad de revelar estos recursos latentes (Colletis y Pecqueur, 2005), sirviéndose del potencial de los espacios de coworking. Desde el punto de vista de los territorios rurales y periurbanos, los lugares de trabajo compartidos desempeñan un papel central a la hora de retener e incluso atraer talentos, trabajadores independientes, startups de sectores innovadores, así como teletrabajadores regulares, ocasionales o nómadas. En estos espacios, encuentran servicios mutualizados, conexiones de muy alta velocidad, redes y un conjunto de informaciones tácitas que resultan determinantes en el ejercicio de su actividad.
Por otra parte, estos espacios asumen una función clave de movilización de los recursos de los territorios. La organización periódica de acontecimientos como los co-lunchs, sesiones de presentación de proyectos, barcamps o talleres, permite a las fuerzas vivas del territorio encontrarse e intercambiar competencias, ideas y saberes. Un reciente estudio de la Cooperative des Tiers Lieux ha demostrado que se organizaron más de 1.000 eventos en terceros lugares1 de Aquitania desde el año 2010.
En cuanto al mantenimiento de esta efervescencia, necesita una “gobernanza creativa” (Cordobès y Ducret, 2010): una mirada sistémica sobre los recursos territoriales, la conexión entre actores de diversas disciplinas, y un interés continuo por la innovación.
Por último, la articulación en redes permite a cada espacio identificar sus “ventajas diferenciales”. En tal contexto, se trata menos de posicionarse sobre determinado sector, que de permitir el acceso a una temática que especifica y sitúa la vocación del territorio. Una de las plusvalías esenciales de lugares de trabajo compartido radica en su capacidad de organizar lo multiescalar, la interterritorialidad, e hibridar los sectores de actividad de los territorios a fin de revelar sus especificidades. De esa manera, los espacios de coworking no diferencian entre economías productivas, culturales o residenciales, convirtiéndose así en herramientas muy interesantes en la constitución de “sistemas productivo-residenciales”, como los denominan los economistas Laurent Davezies y Magali Talandier.
3. La difusión y la hibridación de los conocimientos
El tercer campo investido por la red Cowopy se refiere a la formación, la difusión y la hibridación de los conocimientos. Recientemente se lanzó un programa piloto para crear una plataforma digital de formación a distancia de teletrabajadores y gerentes de coworkings. Una encuesta permitió la identificación de sus necesidades de formación, en cuanto a gestión de proyectos, mediación o comunicación (ver presentación).
Más allá de este proyecto, la red Cowopy se interesa por las oportunidades de colaboración entre los espacios de coworking y las universidades. El procedimiento consiste en apoyarse en la red de terceros lugares1 pirenaicos para asegurar una difusión del saber universitario en los espacios rurales y periurbanos, así como un mejor anclaje territorial de las universidades. Otro objetivo es la hibridación de los conocimientos teóricos con los conocimientos vivos y tácitos producidos en estos espacios (Besson, 2015); con vistas al desarrollo de nuevos modelos de aprendizaje colectivo y la inserción del saber universitario en las problemáticas socioeconómicas y territoriales (Llorente, 2012).
Desde este punto de vista, la red Cowopy ya puede apoyarse en experiencias significativas. Así ocurre, por ejemplo, con la creación de un espacio de coworking en la facultad de economía de la universidad de Barcelona. Este espacio ha permitido apoyar a una treintena de proyectos coproducidos por los estudiantes de la facultad. Estos proyectos pertenecen a ámbitos tan diversos como la gastronomía, el deporte, la impresión 3D, las aplicaciones móviles, los comercios de proximidad o las nuevas tecnologías aplicadas al aprendizaje de idiomas. El otro interés de este espacio de coworking reside en su relación en red con otros espacios de coworking nacionales e internacionales, que acogen a los estudiantes barceloneses. Défi Locacitées otro proyecto, desarrollado en un espacio de Tolosa, Le Multiple. Su objetivo es la promoción de la cultura colaborativa y multidisciplinaria entre los estudiantes de las universidades y escuelas de la región Midi-Pyrénées. Consiste en un ciclo de encuentros, talleres y experimentaciones en Tolosa.
Conclusión
La creación y el desarollo de redes de espacios de coworking a escala de territorios rurales, urbanos o transfronterizos abre nuevas perspectivas para las políticas de desarrollo territorial. Tales experiencias replantean la organización de los desplazamientos, de los servicios y la separación rígida y funcional de los lugares de trabajo. Proponen bases sólidas para pensar “sistemas productivo-residenciales”, basados en la valorización de las “ventajas diferenciales” y en los recursos locales. Estimulan a que se organicen la difusión y la hibridación de los conocimientos en los territorios, bien sean teóricos, codificados, tácitos, experimentales o procedentes de intercambios informales entre las redes de coworkers. Tales políticas de red de los espacios de coworking tienen incógnitas pendientes en relación con la evolución de las realidades del territorio; estas estrategias se basan en hipótesis, especialmente desde el punto de vista de su impacto socioeconómico y medioambiental, que todavía han de ser verificadas.
Notas
1. Nota de traducción: “Tercer lugar” es una traducción directa de “tiers-lieu” (en inglés, “third place“), término referido en general a entornos sociales diferentes de la vivienda (primer entorno) o la oficina (segundo entorno) y usado concretamente en Francia para referirse a nuevos espacios de trabajo como coworkings, fab labs, living labs o hackerspaces. No confundir con el “tercer entorno” de Javier Echeverría.
Bibliografía
Anderson, C. 2012. Makers: the new industrial revolution, New York : Crown Business.
Besson, R. 2015. « Espaces de coworking : nouveaux lieux d’apprentissage du capitalisme cognitif ? », Echosciences. http://www.echosciences-grenoble.fr/actualites/espaces-de-coworking-nouveaux-lieux-dapprentissage-du-capitalisme-cognitif
Colletis, G. et Pecqueur, B. 2005. « Révélation de ressources spécifiques et coordination située », Économie et Institutions, 1er et 2nd semestres, p. 51-74.
Cordobès S. et Ducret R., 2010, « Le “territoire créatif” : nouveau modèle ou utopie ? », in Conseil d’analyse économique, Créativité et innovation dans les territoires, La Documentation française, p. 327-351.
Courlet, C. et Pecqueur, B. 2013. L’économie territoriale, Grenoble : PUG.
Davezies, L. et Talandier, M. 2014. L’émergence des systèmes productivo-résidentiels. Territoires productifs – Territoires résidentiels : quelles interactions ?, La documentation française, Datar, coll. Travaux, n° 19.
Douheihi, M. 2011. Pour un humanisme numérique, Paris : Seuil.
Llorente, C. 2012. Coworking. Compartir para crecer, Omneom
Raphaël Besson
Experto en socio-economía urbana y doctor en urbanismo, Raphaël Besson es director de la Agencia “Villes Innovations” (Madrid, Grenoble). Villes Innovations es una agencia especializada en los temas de la ciudad innovadora y creativa, con un enfoque pluridisciplinar (investigación, consultoría estratégica, conferencias y enseñanza, centro de recursos). Asociado al laboratorio Pacte (Universidad de Grenoble), sus investigaciones se centran en el desarrollo económico de los territorios, los sistemas de innovación abierta y la cuestión de las ciudades innovadoras y creativas. En su trabajo de tesis, ha elaborado la noción de Sistemas Urbanos Cognitivos, a través del estudio de grandes proyectos urbanos localizados en Buenos Aires, Barcelona y Grenoble. Por supuesto, en sus investigaciones, Raphaël Besson es atento a la durabilidad de los modelos de desarrollo local.