Os dejamos un artículo de Irene Ayala Castro, ilustrado por ella misma, que es un condensado de una extensa investigación realizada durante su Proyecto de Fin de Carrera sobre un tema crucial en cuanto a sostenibilidad social y medioambiental:
Despilfarro en la cadena alimentaria | 1/3 de los alimentos producidos en el mundo van a la basura.
En el mundo 1 de cada 6 personas pasa hambre. Y la razón no es la producción insuficiente de alimentos sino el sistema global alimentario. De hecho se produce más de lo que necesitamos; y la demanda va en aumento. Se prevé que para 2050 se necesite un 50% más de producción de alimentos y esto sin tener en cuenta las pérdidas en el rendimiento y la superficie de cultivo como resultado de la degradación del medio ambiente.
Y mientras, sin ser conscientes de esto, nos permitimos desechar 1/3 de los alimentos que producimos.
Pérdidas y desperdicio en la cadena alimentaria
Tanto en los países en desarrollo como en los industrializados, cantidades inaceptables de alimentos se desperdician a lo largo de la cadena alimentaria por razones muy diferentes. En los primeros, esto es debido a limitaciones financieras, técnicas y de gestión en técnicas de recolección, almacenaje y refrigeración. En los segundos, el desperdicio está relacionado con los consumidores (FAO estima que en Europa y América del Norte se desperdicia entre 95 y 115 kg/año per cápita, mientras que en África subsahariana y el Sur/Sudeste de Asia sólo 6.11 kg/año) y con la falta de coordinación entre los agentes implicados en la cadena de suministro.
En la siguiente imagen se muestra el porcentaje de desperdicio en cada zona del mundo, por procesos a lo largo de la cadena alimentaria.
Sistema global alimentario en Crisis
La causa principal de la crisis alimentaria global es una combinación de la especulación (Esther Vivas lo explica muy claro en el siguiente video), el cambio climático, el bajo stock de cereales y su alta demanda, la expansión agrícola para biocombustibles que compite con los campos de cultivo para el consumo humano o de ganado y los altos precios del petróleo.
El aumento de los precios de alimentos de primera necesidad, como los cereales, pone en peligro la salud o incluso la vida de las familias al gastarse el 50-80% de sus ingresos en alimentos. La situación es realmente crítica para las personas ya bajo el umbral de seguridad alimentaria.
El aumento en la demanda de alimentos se debe a dos factores, el crecimiento de la población y los cambios en la dieta hacia un mayor consumo de carne.
La producción de carne es especialmente exigente en términos de energía, cereales y agua. Se necesitan 3 kg de grano para producir 1 kg de carne. Sólo un 43% del cereal producido está disponible para el consumo humano, el resto o se pierde o se utiliza para alimentar ganado. Con la previsión de un aumento de 37,4 kg/persona/año en 2000 a 52 kg/persona/año en 2050 de consumo de carne, las necesidades para la producción de esta podrían aumentar más del 50% en la producción total de cereales (Keyzer et al. 2005).
Los campos de cultivo arrasan el paisaje natural de la Tierra. El suelo se ha convertido en una fábrica de alimentos. Están desapareciendo especies de animales y plantas y también está cambiando el clima. Si se sigue por este camino para 2050 el suelo productivo se verá reducido en un 25% por el cambio climático (Fuente: “The environmental food crisis” UNEP), degradación del suelo, pérdidas, escasez de agua y altos precios de fertilizantes.
Las consecuencias de esto serán: aumento del precio de los alimentos y mayores inversiones en el desarrollo agrícola para compensar disminuciones en el rendimiento.
¿Cómo se podría aumentar la disponibilidad de alimentos sin aumentar la producción? Mediante la reducción de las pérdidas y desperdicios a lo largo de la cadena alimentaria.
Análisis de los agentes y cómplices voluntarios que intervienen en la cadena y acciones/medidas propuestas:
En esta imagen, además de hacer un análisis de los agentes y cómplices voluntarios implicados en la cadena de suministro y los problemas/errores clave, también se establecen unas medidas para darles solución.
El consumo de pescado constituiría un 10% de nuestra dieta. En la actualidad se capturan entre 110-130 millones de toneladas de productos del mar cada año. De los cuales 70 millones de toneladas serían para el consumo humano, 30 millones de toneladas se convierten en harina de pescado y los otros 30 millones de toneladas se descartan. La razón del descarte es que los peces son demasiado pequeños o no son las especies objetivo de pesca. Muchos de estos descartes son especies aptas para el consumo.
Debemos proponer el consumo de especies menos conocidas y abundantes (además suelen ser más baratos que los convencionales).
Un supermercado tira de media 100 kg/día (Fuente: Aproximación directa y FAO). Las razones son: mantener stocks para que siempre haya existencias de los productos demandados por los consumidores que acaban caducando, envases defectuosos (sin afectar al estado de la comida un pequeño roto o marca en el exterior), productor próximos a caducar. Por ejemplo, los yogures son desechados 5 días antes de su fecha de caducidad y los huevos 20 días.
Lo que se propone en este caso es que se done o redistribuya todo excedente que no pueda venderse.
Los supermercados Thorntons Budgens proponen en este video que primero, los productos próximos a caducar se pongan en oferta, después, lo que no se venda, que se cocine in-situ y en último lugar se composte y utilice como abono en su huerto.
Os recomiendo el video de investigación de “Fecha de caducidad” de La Sexta.
El movimiento artístico Excedentes/Excess, plantea dar una solución digna al acto de recoger de la calle comida desechada de supermercados y restaurantes. Idea una Propuesta de Ley enfocada al aprovechamiento de los excedentes alimentarios.
El gurú de las cuestiones sociales y medioambientales de la alimentación, Tristram Stuart, trata en su libro “Despilfarro. El escándalo global de la comida” (lectura imprescindible) el tema desde su experiencia personal e investiga las cuestiones sociales y medioambientales de la crisis alimentaria y lo que se puede hacer para remediarla desde la escala global hasta la domestica.
Tristram es el creador el movimiento “Feeding the 5000” que consiste en la recogida de productos de supermercados y restaurantes que supuestamente no quieren los consumidores, la elaboración de un menú y dar de comer a 5000 personas gratis.
En el mundo desarrollado se desechan los alimentos sin tener en cuenta el impacto que conlleva social y medioambientalmente su producción. Y no solo su producción, sino también los residuos orgánicos que se entierran en vertederos y al descomponerse emanan gas metano.
Tenemos que ser conscientes de que nuestro despilfarro afecta al mundo. Además esto no es algo ajeno o lejano; en Europa, 43 millones de personas están en peligro de pobreza alimentaria.
Recordando las palabras del filósofo ingles John Locke, en donde exponía la idea de que quien dejaba la comida pudrirse en su propiedad perdía el derecho a ella:
“Pero si estos bienes perecían en su posesión sin que él hubiera hecho uso de ellos; es decir, si los frutos sacados de la tierra se corrompían, o si la carne de venado se echaba a perder antes de que él pudiera consumirla, ello constituía una ofensa contra la ley común de la naturaleza… Y era ciertamente cosa insensata y deshonesta, acumular más de lo que podía ser utilizado. Si, a fin de que esos frutos no se pudrieran inútilmente en su posesión, regalaba una parte a otra persona, puede decirse también que estaba haciendo uso de ellos… Pues lo que rebasaba los límites de su justa propiedad no consistía en la cantidad de cosas poseídas, sino en dejar que se echaran a perder, sin usarlas, las que estaban en su poder”
John Locke, Segundo tratado del gobierno civil (1960)
En un mundo con escasez de recursos naturales (tierra, agua, energía, fertilizantes…), y donde hay soluciones rentables para producir suficientes alimentos seguros y nutritivos para todos, reducir las pérdidas y desperdicios tiene que ser una prioridad. Y el primer paso es ser conscientes y comprender la magnitud del problema.
Artículo e imágenes por Irene Ayala Castro
Esta investigación forma parte del Proyecto Fin de Carrera “Food waste. Laboratorio de gestión de alimentos”, donde se propone mejorar la eficiencia de la cadena alimentaria.