Vicente Guallart comparte con nosotros su visita a la Bienal de Arquitectura de Venecia.
La 12 Bienal de Arquitectura llega a su fin. Un grupo internacional de estudiantes del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña la ha visitado recientemente recorriendo los diversos pabellones y conociendo entre otros a los diversos proyectos de los equipos españoles participantes, que han tenido una presencia destacada.
Hace dos años, el IAAC produjo una instalación para el Arsenale bajo el titulo Hyperhabitat, en la que se investigaban las interacciones entre nodos de habitabilidad (viviendas, edificios, barrios, ciudades, países) desde lo local a lo global. Por ello, decidimos que mas que diseñar una instalación y hacerla fabricar en cualquier lugar del mundo (en una gran fábrica global), invertiríamos en una maquina de corte laser de gran formato, para poder fabricar nuestra instalación en nuestra nave del 22@ de Barcelona.
Esa misma máquina es la que meses más tarde nos permitió construir la Fab Lab House, para participar en el , y por la que volvemos a estar en Venecia, esta vez en el Pabellón Español.
La Bienal de Venecia, como muestra de Arquitectura, es un evento algo decadente pero ante la falta de nuevas referencias, quizás siga siendo el evento bienal más importante de Arquitectura del mundo. La Bienal de arquitectura se inicio en el año 1975 siendo Vittorio Gregotti su primer director. Era un momento de cambio en la arquitectura, de debate teórico, y por ello se produjeron instalaciones y acciones que fueron referentes durante muchos años.
Sin embargo, la arquitectura ahora desempeña otro papel en la globalización. España ha sido la sede de los fenómenos más importantes de los años 90 en arquitectura que han marcado la década que ahora termina. Por un lado, “el modelo Barcelona” impulsó el proyecto de arquitectura y del espacio público como mecanismo de transformación social y económica. Cualquier pequeño edificio era una buena oportunidad para hacer un edifico digno. Cual transformación urbana, era una oportunidad para crear espacios para la sociabilidad. El otro gran fenómeno fue “el efecto Bilbao”. Los grandes iconos arquitectónicos como impulsores de la reforma urbana y la “comercialización” de la imagen de las ciudades. Ambos se produjeron en un país mediano, como España en pleno proceso de transformación.
El mundo, sin embargo hoy, ya no es así. La caída de Lehman Brothers significó la caída de las vanidades arquitectónicas y de los edificios como pura imagen, a cualquier precio que durante años estarán pagando algunas ciudades. Por otro lado, el modelo Barcelona, como proceso de reforma ha sucumbido por un lado ante la comercialización el propio espacio para fines turísticos, y ante los procesos endogámicos de la propia arquitectura.
El “efecto Bilbao” sigue vigente porque el mundo sigue necesitando grandes iconos, en la competencia entre ciudades para construirse una imagen internacional, quizás ahora a partir de nuevos paradigmas. Sin embargo la urbanidad de media escala que emergía del modelo Barcelona no ha triunfado en China, India, o Dubai, donde son los modelos anglosajones los que han definido los procesos de urbanización de territorio, mucho más centrado en definir limites y generar beneficios, que en fomentar la interacción social.
Es momento pues de innovar. Los parámetros disciplinares con los que ha operado la arquitectura en los pasados año están en revisión. Al igual que a principios del siglo 20 la emergencia de nuevas tecnologías como el automóvil o la electricidad, o materiales como el acero o el cristal, impulsaron la arquitectura y el diseño, a principios del siglo 21, Internet, la generación de energía de forma local, los vehículos eléctricos o los materiales compuestos verdes van a de finir nuevos paradigmas.
Por ello, proyectos como los del Solar Decahtlon que España ha presentado en el Pabellón Español en Venecia, son una buena noticia, en relación a la búsqueda de las oportunidades de la arquitectura en este momento cambiante. El evento organizado en Madrid gracias a la generosidad de la UPM y el apoyo del Ministerio de Vivienda español que lo organizo junto con la secretaria de energía de USA, fue un éxito. Ya se ha hablado mucho de él. Con la Fab Lab House del IAAC quisimos reforzar el carácter arquitectónico de la propuesta, más allá de las opciones puramente técnicas.
El Pabellón español de Venecia sin embargo ha pretendió ir más allá, al plantear que este momento de cambio se ha impulsar a partir del conocimiento que reside en la historia y la disciplina, almacenado parcialmente en las bibliotecas públicas españolas, y de los lugares de experimentación, donde no solo se piensa arquitectura, sino que se hace directamente, se fabrica. El Solar Decahtlon ha sido por lo tanto el vehículo para visualizar este estado de la cuestión. Sin embargo, quizás este mensaje no fue correctamente expuesto, al dar más protagonismo mediático a la presencia de frases de múltiples arquitectos nacionales sobre el futuro de la arquitectura- que es del todo políticamente correcto- frente al mensaje contundente de la necesidad de innovar en un contexto, como el de la arquitectura española que ha vivido de muchos éxitos en los años pasados, pero que seguramente necesita re-inventarse para afrontar los retos que plantea la sociedad.
Cada crisis es un momento donde se abren las puertas para fijar nuevos paradigmas, proyectos de deferencia, modelos productivos, centros educativos, textos y alianzas. España ha sabido aprovechar las oportunidades surgidas en los últimos años, y ahora sería bueno que volviera a hacerlo. La mejor manera de conservar el patrimonio es aumentarlo. Hay un nuevo patrimonio arquitectónico a construir los próximos años, que quizás se muestre en próxima ediciones de la Bienal de Venecia.
Escrito por Vicente Guallart