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Políticos urbanistas

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Últimamente me he llegado a preguntar si para poder realmente hacer algo útil y constructivo para la mejora de las ciudades no sería conveniente proponerse llegar a ser el alcalde de la ciudad en la que uno vive. Todos los alcaldes acaban deseando construir algo significativo por lo cual se les recordará algún tiempo o por lo cual asegurarán su futuro económico a largo plazo. De ahí mi conclusión: no debería haber mejor alcalde que un arquitecto urbanista.

Aunque sería un desafío  tremendo ser alcalde de Madrid, me imaginé que debería ser la formula más eficaz para conseguir unos cambios a la altura de mis expectativas. Tener el poder de emprender obras donde uno quisiera, de parar otras que no nos gustasen, competir con las otras ciudades para ver quienes hacen más. Invertir los esfuerzos en lo necesario y no en lo urgente. En contra de la posición clásica de criticar mucho y hacer poco (me refiero a hacer lo que uno puede desde sus posibilidades), mi ideal sería poder ser la persona que ocupa la posición más alta en la cadena de mandos, y desde allí realmente aplicar soluciones innovadoras y coherentes (según mi punto de vista) para el bienestar de nuestras ciudades.

Tengo por modelo al arquitecto brasileño Jaime Lerner, que ha sido alcalde de Curitiba en tres ocasiones, sumando unos 13 años de gestión, en los cuales ha realizado unas intervenciones urbanas y unos programas sociales que son referencia en el mundo, lo que ha valido a la ciudad de Curitiba a ser considerada en 2002 como una de las cinco ciudades más modernas del mundo. Luego ha seguido su ascensión en el poder político siendo Gobernador del estado de Paraná en dos ocasiones de 1995 a 2002. Llegó a ser electo presidente de la unión Internacional de Arquitectos. Hoy en día, recorre el mundo impartiendo conferencias en donde se le solicite y escuche, contando algunas de las experiencias exitosas que ha puesto en marcha a lo largo de estos años como alcalde de su ciudad. Siempre se presenta como técnico, pocas veces como político, dato curioso siendo una persona que ha demostrado cierto interés hacia cargos de poder en materia de gestión urbana o territorial. Deduzco que de toda su actividad política querrá que se le recuerde por sus aciertos en materia de acupuntura urbana.

Por otra parte, observo atentamente al alcalde de Madrid, por ser la persona que representa el puesto que debería ocupar, según mis planes de ofrecimiento personal a dirigir esta ciudad. En el prologo del libro “Cómo gestionar las ciudades del siglo XXI” de Gildo Seisdedos, Alberto Ruiz-Gallardón tiene estas palabras introductorias: “Madrid esta inmersa en un ambicioso proceso de transformación urbana que sin duda nos permitirá afrontar este complejo siglo XXI con mayores garantías. Garantías que siempre han de servir para que nuestros hijos vivan en una ciudad mejor que la que vivieron sus padres. Para que este reto pueda alcanzarse las Administraciones necesitamos la colaboración de los ciudadanos, de las empresas y, también, de todos aquellos que, a través del conocimiento, nos aportan nuevas ideas para ese proceso de mejora”. Rememorando los cien años de la Gran Vía, sería difícil imaginar que este proceso de transformación urbana acabará un día siendo un estado de plenitud urbana al cual tantos políticos se refieren cuando justifican estos procesos. Los cambios son cada vez más urgentes y necesarios. El proyecto inacabado del alcalde, por el cual le gustaría que se le recuerde, serían unos Juegos Olímpicos dignamente merecidos. Si pudiera ser yo el alcalde cuando se desarrollasen los Juegos, seguramente se me recordaría por eso.

Rudolph William Louis “Rudy” Giuliani III, alcalde se Nueva York entre 1994 y 2001, será recordado por haber mejorado la seguridad en su ciudad y por haber sido el alcalde del 11 de septiembre. Lamentablemente no podrá haber sido el artífice de la reconstrucción del símbolo financiero de E.E. U.U., pero si de poner en marcha una sociedad de consultoría en materia de seguridad dirigida a ciudades en todo el mundo (se ha enfrentado al problema de la Ciudad de México y ha tenido que abandonar el encargo sin conseguir resolver la situación). Un urbanista frustrado que ha sabido hacer uso del otro producto estrella de los alcaldes, la seguridad y el miedo.

Parece que una vez llegados al poder, la cuestión más espinosa es encontrar un problema al cual nos podemos enfrentar a la altura de nuestro ego. Mi oferta para la posteridad sería la siguiente: deshacer las grandes obras ejecutadas recientemente y usar ese presupuesto para dotar a todos los barrios de la ciudad de las mejores escuelas, las mejores bibliotecas, las mejoras instalaciones deportivas, los mejores centros de salud y los mejores espacios públicos. No sería una sola gran obra sino miles de pequeñas repartidas por la ciudad. Entonces quizás mi sed de reconocimientos sería satisfecha.

Silencio.

A través de este panfleto pretendo señalar que la gestión de las ciudades en el siglo XXI no debería estar en manos de pocas personas iluminadas o “bien aconsejadas”, por mucho que sean grandes profesionales o expertos en materia de planificación urbana, y que cuenten con un amplio equipo de asesores. Las ciudades deben de ser enmarcadas en procesos verticales y horizontales que les conecte directamente con sus ciudadanos, para intercambiar constantemente ideas y necesidades reales.

La cuestión no será saber si somos capaces de adaptar las ciudades a tiempo a determinados criterios de desarrollo sostenible validados hoy, si no, saber si seremos capaces de contenerlas de forma sostenida y tomarnos el tiempo de reflexionar y compartir una visión colectiva de futuro, antes de seguir absorbidos por lo urgente.

Este articulo ha sido escrito por Michael Moradiellos para el blog “La Ciudad Viva“, una iniciativa de la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía.

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