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El amor en los tiempos de las nuevas tecnologías

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Desde hace un tiempo el debate sobre temas de innovación y cultura contemporánea va incorporando, cada vez con mas frecuencia, conceptos como el de sensorialidad y el de espiritualidad. Este fenómeno me ha llamado la atención y creo que en su base se encuentra un asunto bastante complejo: la relación entre la revolución contemporánea de la esfera tecnológica y el mundo emocional del ser humano. Eduard Punset, en un recente artículo de National Geographic [PDF], intenta explicar las razones que nos llevan, hoy en día, a centrar nuestra atención sobre estos conceptos. Según este escritor y divulgador científico, una de las razones reside precisamente en la revolución tecnológica, “que está permitiendo medir por primera vez procesos internos tales como el estrés, la actividad cerebral y hasta la propia capacidad de aprender e imaginar.” Esta afirmación puede interpretarse como la expresión de una transformación cultural generalizada que traslada nuestro conocimiento desde un sistema racionalista, caracterizado por el orden y la lógica, hacia un sistema donde el conocimiento funciona por síntesis y estructuras complejas, sin limitarse al proceso analítico.

El sistema racionalista se ha constituido en torno a la necesidad de gestionar la realidad por medio de estructuras lógicas. No obstante, con el desarrollo de las nuevas tecnologías, esta necesidad se ha convertido en una limitación. Por esta razón, la investigación contemporánea trata de estudiar, estructurar y comprender la realidad por medio de modelos complejos, que permiten abarcar fenómenos como la inteligencia emocional y la experiencia sensorial. El desarrollo reciente de estudios de visualización de datos – DATA VISUALIZATION – es un ejemplo de esta nueva tendencia, puesto que estas técnicas se encargan precisamente de  explotar, interpretar y describir a través de diagramas cantidades masivas de datos según sistemas complejos de gráficos digitales.

Country_Continent_GDP_Population-Radial Convergence por Michael Levi | fuente:flickr.com

Estas nuevas dinámicas y conexiones entre la tecnología y el ámbito emocional hacen que la barrera entre dos mundos tradicionalmente disociados, el de las máquinas y el de los seres humanos, se convierta en una separación cuanto menos imprecisa e inestable. Por consiguiente, nos encontramos con la necesidad urgente de encontrar nuevas definiciones que permitan identificar y delimitar el mundo artificial -tecnológico- del natural -emocional y sensorial-. Desde este punto de vista, estas reflexiones me parecen particularmente importantes para la arquitectura y el urbanismo, puesto que ambas disciplinas se caracterizan precisamente por una tensión continua entre el elemento artificial -construcción- y el elemento natural -contexto-. Además, considero que la crisis ecológica que vivimos actualmente podría interpretarse como un grave desequilibrio en esta tensión entre mundo artificial y natural. Esto es otro factor que justifica el renovado interés por conceptos relacionados con el mundo físico y de la naturaleza -emocional y sensorial-, convertidos repentinamente en conceptos básicos para la resolución de los dilemas contemporáneos que he mencionado con anterioridad. Si las evoluciones tecnológicas han puesto en crisis los significados tradicionales de estas capacidades primarias del ser humano -las que le permiten sentir-, encontrar nuevas identidades y definiciones para ellas significaría poder delimitar de manera innovadora las esferas de lo natural y lo artificial, resolviendo quizás el desequilibrio existente entre ambas.

SECOND LIFE COUPLE AT THE PALACE por raftwetjewell | fuente: flickr.com

A nivel psicológico, no resulta difícil comprender que la desmaterialización de nuestras herramientas de trabajo (Autocad), de nuestros documentos (Google Docs) , de nuestros soportes de música (Spotify), y hasta de nuestra relaciones sociales (Facebook) pueda resultarnos angustioso y una fuente de estrés, ya que puede desestabilizar nuestras costumbres. Esa ansiedad, acompañada de un miedo que yo definiría como de origen neurótico, está en el origen de una corriente de pensamiento reaccionaria y bastante difusa, que tendería a diabolizar las tecnologías y a considerarlas como dañinas para el ser humano. Esta corriente anti-tecnológica que defendería supuestamente la primacía de valores humanistas, encubre en realidad una visión hiper-racionalista y tecnocéntrica del mundo. Su arrogancia radica precisamente en querer comprender y reproducir artificialmente mecanismos complejos como la poesía y las emociones a través de la tecnología. Resulta evidente la paradoja: el pensamiento analítico y mecanicista tiene miedo de su misma presunción.

free hugs por wdroops | fuente: flickr.com

En Gran Vía Procomún, uno de los recientes trabajos de Ecosistema Urbano, hemos intentado analizar y entrelazar dinámicas del mundo físico y del mundo virtual, intentando escoger de cada uno de estos ámbitos los aspectos más interesantes. Este trabajo ha permitido, por un lado, identificar las exclusividades y los nuevos significados del espacio físico y, por otro lado, delimitar el terreno de acción de las tecnologías virtuales. Ha sido importante recordar nociones sencillas y primarias como, por ejemplo, que en un espacio virtual no podríamos comer (community kitchens), no podríamos ocupar una plaza con los vecinos (manifestaciones) no podríamos abrazarnos (free hugs), etc. En un reciente artículo titulado “The city as a marriage market” un grupo de economistas de la Vrije Universiteit de Amsterdam afirman que, trás un estudio realizado a 23.000 habitantes de esta ciudad, las dinámicas relacionadas con la búsqueda de pareja condicionan los precios de las viviendas incluso más que la oferta de empleo. Este resultado, bastante sorprendente por cierto, puede considerarse como una señal más de que el espacio físico no ha muerto por causa de la virtualización. Al contrario, parece que las tecnologías nos están ofreciendo una gran oportunidad para su revitalización. En este sentido diría que la revolución tecnológica y el espacio virtual cambia radicalmente el significado del espacio físico, compenetrándose con el y  no sustituyéndolo.
Quizás el espacio físico esté perdiendo funciones mecánicas y prácticas (encontrar trabajo, comprar, buscar cosas) en favor de funciones más sensoriales y transcendentales.
¿ Podríamos por lo tanto definir el nuevo espacio (público) físico como un espacio especifico de relaciones presenciales, sensoriales, físicas (como el del “marriage market”)?
Para decirlo con las palabras del geógrafo francés Philippe Gargov, las cuales considero un estandarte para la valorización del espacio físico: “La géographie, ça sert d’abord à faire l’amour” (la geografía sirve, ante todo, para hacer el amor).

Es cierto: podríamos imaginar que algún invento tecnológico fuera capaz, en un futuro próximo, de hacernos sentir sabores, olores y sensaciones complejas, pero ¿qué pasaría con las experiencias profundas y radicales como, por ejemplo, el amor?
¿Podríamos imaginar igualmente un nuevo medio artificial que pudiera sustituir esa fuerza natural y misteriosa que enreda a dos personas y mantiene el espacio físico, y su sensorialidad, en una posición de supremacía absoluta?

Personalmente, estoy seguro de que ese escenario nunca se podría producir.
Con esta convicción resulta fácil dejar de lado el miedo a las tecnologías y buscar más bien, de forma constructiva (y no reaccionaria), la manera de aprovechar con equilibrio e inteligencia nuestras herramientas tecnológicas, ya que la crisis económica, social y espiritual nos revela hoy la necesidad profunda de solucionar el desequilibrio entre el medio natural y nuestras producciones artificiales.

REFERENCIAS

El titulo hace referencia a la novela “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez

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Philippe Gargov, La géographie, ça sert d’abord à faire l’amour, 15 de setiembre 2010

Zef Hemel, The city as a marriage market, 8 de setiembre 2010

Conce Macias¿Por qué ahora se habla tanto de lo emocional?, 20 de julio 2010

[Raftwetjewell], Second Life couple at the palace, 12 noviembre 2008

Clive Thompson, I’m so totally, digitally closed to you, New York Times, 7 de Setiembre 2008

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Eduard Punset, www.eduardpunset.es
Grupo Thinkark, www.thinkark.org
Gran Vía Procomún, www.ecosistemaurbano.org/granviaprocomun
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George Orwell, 1984, 1949
Aldous Huxley, Un Mundo Feliz, 1932
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Escrito por Francesco Cingolani (@immaginoteca) para Ecosistema Urbano en blog de La Ciudad Viva.

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Comments (3)

precisamente me interesa mucho esa re-valoración de los espacios físicos en la cultura digital tal como apuntas, es parte de mi línea de investigación. Para mi, por ejemplo, más que la transmisión telemática de olores o sabores aún carecemos en lo visual de cosas tan importantes como la posibilidad de mirarse a los ojos directamente (al menos aún no se ha popularizado ninguna herramienta que lo permita).

sin embargo, sí creo que es probable que no en mucho tiempo se simulen ese tipo de escenarios para interactuar "como si fuera" en el entorno físico.

buen post! un saludo :)

[…] El amor en los tiempos de las nuevas tecnologías ecosistemaurbano.org/urbanismo/el-amor-en-los-tiempos-de-…  por piruletaklo hace 4 segundos […]

n me da tiempo a leerlo entero ahora mismo francesco, pero no puedo esperar para comentar lo primero que se me venía a la cabeza leyendo el inicio. Deberíamos reflexionar sobre la implementación de las nuevas tecnologías en el amor (al contrario que el epígrafe). Esta noche lo termino, a ver de que va esto .) como siempre…sacando buenos temas, humanos!! gracias francesco

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