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Ciudades de Código Abierto. Hacia nuevos modelos de gobernanza local

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Imagen de Joshua Gajownik modificada por Francesco Cingolani.

Control y Descentralización

Las redes sociales potencian un nuevo tipo de control: un control descentralizado operado por una pluralidad de individuos independientes que colaboran utilizando capacidades repartidas de comunicación horizontal. Las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) representan una oportunidad para mejorar nuestra capacidad de gestión del territorio. Éstas se pueden usar para fines completamente distintos y contrapuestos. Por un lado, se puede aprovechar su enorme capacidad de proceso de datos para centralizar toda la información e intentar “solucionar” la complejidad urbana; pero también se pueden usar para abrir y descentralizar la toma de decisiones.

Sería interesante investigar cómo las TICs permiten definir una estructura de gestión urbana donde polos de control discontinuo vivan entre un entorno de auto-determinación y libertad. Una idea muy cercana a la definición del concepto de “tensegrity” que hace Buckminster Fuller: “islas en compresión dentro un océano en tensión”.

Gracias a las nuevas tecnologías y a algunas “mutaciones” culturales, sistemas y mundos, antes totalmente cerrados y muchas veces poco transparentes, se abren a la participación de agentes (y personas) externas a sus estructuras organizativas. Los ciudadanos se vuelven más disponibles a participar y a colaborar porque son mejor informados y finalmente son considerados interlocutores útiles para la gestión urbana. Arquitectos y urbanistas pueden razonablemente empezar a trabajar en constante comunicación con los ciudadanos, “compartiendo” con ellos su “poder” de decisión.

Para explicar este fenómeno se puede hacer referencia al concepto de “larga cola” de Chris Anderson. Internet y el entorno digital han cambiado las leyes de distribución (del poder) y las reglas del mercado. El actual sistema económico y político se basa en una estructura piramidal donde el poder (o el potencial económico o creativo) de muchos se considera inferior al de los pocos que están en la parte más alta de la pirámide. Existe un nuevo sistema basado en la suma o acumulación de todas las pequeñas potencialidades (o poderes) de la masa, que gracias a los sistemas de comunicación en red ofrecidos por Internet pueden igualar o superar el poder (o potencial) de los que hoy se encuentran en una posición privilegiada. Son el antiguo mercado de masas y el nuevo nicho de mercados, representados por la cabeza y la cola de la conocida gráfica de distribución estadística.


Representación gráfica de la ‘larga cola’ (en amarillo) | fuente: Hay Kranen

La presencia de una entidad centralizada no es necesaria cuando los dispositivos de control y de retorno de la información (feedback), permiten a los actores visualizar o tomar conciencia de las consecuencias de sus acciones. El fenómeno de auto-organización inconsciente se vuelve control consciente e intencionado cuando se permite a los individuos entender los efectos de sus acciones. Aquí entra el concepto de tensegrity, cuando se refiere a un modelo de gestión donde las decisiones descentralizadas se juntan a las centralizadas evitando una dinámica de control totalmente cerrada y omnipresente.

Invirtiendo la supremacía de la centralización sobre las decisiones individuales, se consigue que los ciudadanos tomen consciencia de sus acciones y así coordinarlas de manera intencionada. Este proceso puede conseguir devolver la necesaria legitimidad y credibilidad a las intervenciones en las áreas urbanas degradadas.

Accountability y Open Data

“La participación demanda de un sistema de información, de un observatorio y de unos indicadores que reflejen periódicamente la situación de aquellas variables que estimemos como claves para establecer nuestra evolución y que sean accesibles y comprensibles por los ciudadanos.” (Agustín Hernández Aja, 2002)

Así, en 2002, Hernández Aja, catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Madrid, describe los supuestos indispensables para la participación ciudadana. Una década más tarde empiezan a popularizarse modelos de comunicación y dinámicas de gestión que nos acercan mucho a estos supuestos. Entre ellos me gustaría destacar el accountability y el movimiento Open Data.

Accountability es un término anglosajón que podríamos traducir por “responsabilidad” u “obligación de rendir cuentas”. Aproximándonos al concepto de accountability podemos crear un ecosistema de comunicación y transparencia que permita al ciudadano exigir responsabilidades a la administración. Lo cual nos ayuda a cumplir el objetivo de descentralizar el control necesario para una verdadera democracia.

Open Parlamento (www.openparlamento.it) es un ejemplo estupendo de como trabajar para mejorar y conseguir accountability. Se trata de una herramienta Web que permite monitorizar de forma distribuida el trabajo de los diputados del parlamento italiano. La pagina Web ofrece mucha información sobre los proyectos de ley y en general sobre toda la actividad del Parlamento Italiano. Lo más interesante es su sistema de seguimiento distribuido que permite controlar la actividad política de cada diputado. Cada ciudadano puede “adoptar” un diputado, publicar todas sus declaraciones y confrontarlas con su actividad parlamentaria.

Imaginemos este mismo sistema aplicado a escala local, donde los ciudadanos tienen una mayor capacidad de organización y de ejercer presión. El control al que se someterían todos los administradores locales serían tan intenso que estos se verían casi obligados a poner en marcha un proceso de transformación de la estructura administrativa hacia un modelo más abierto y participativo.

El movimiento Open Data supone uno de los mayores empujes para conseguir transparencia sobre la gestión pública. Open Data consiste en poner a disposición de la sociedad datos de la Administración Pública, como son datos de proyectos financiados con dinero público o gestionados por instituciones públicas.

El objetivo es sacar provecho de esos datos que las organizaciones públicas no quieren o no tienen capacidad de analizar. Liberar esos datos permite a cualquier persona u organización construir nuevas fórmulas de consultación y visualización, simplificar, diversificar e incluso enriquecer las informaciones iniciales.

En España, entre los ejemplos de esta nueva tendencia destaca el proyecto de Open Data Euskadi, parte integrante de la iniciativa de Open Government del Gobierno Vasco: un portal de exposición de los datos públicos en formato reutilizable, bajo licencias abiertas. A escala urbana, destacan los proyectos activados por dos ciudades españolas como Zaragoza y Córdoba, que empiezan a dar sus primeros pasos en el mundo del Open Data.

Estoy convencido de que la presión ciudadana obligará en muy poco tiempo a todas las grandes ciudades a sumarse a este proceso de apertura y transparencia.

Open Source y Conciencia de Red


Imagen de Jorge del Corral modificada por Francesco Cingolani.

Como decíamos, invirtiendo la supremacía de la centralización sobre las acciones individuales, los ciudadanos toman consciencia de su “poder” y empiezan a organizarse en red.

Disponemos de la tecnología, el conocimiento y las dinámicas necesarias para poner en marcha procesos de gestión urbana más abiertos. Los ciudadanos ya han empezado a moverse; las administraciones podrían aprovechar estos procesos autónomos e independientes para la gestión de situaciones muy complejas, sin embargo sigue faltando una clara voluntad política.

Probablemente los administradores han conseguido retrasar el paso hacia un nuevo modelo de gestión participada gracias al apoyo indirecto e incluso directo del denominado “cuarto poder”: la prensa. El sistema de información actual todavía ofrece a los administradores y a los “poderosos” amplia oportunidad para manipular y controlar ciertos procesos.

La emergencia de un modelo de información mucho más distribuido, empieza a ofrecer a cualquier ciudadano la posibilidad de producir información local relevante. Nace un ecosistema de comunicación basado en el social media.

Este nuevo ecosistema de información puede reducir la influencia de los medios de comunicación de masa y por ende obligar los administradores locales a rendir cuentas de sus decisiones. Los administradores se verán obligados a relacionarse con este nuevo tipo de comunicación, más horizontal y distribuida: una oportunidad para generar una especie de “control social” que mejore la transparencia y obligue a los administradores locales a tener en cuenta la opinión pública.

Un ejemplo muy claro de todo lo que estamos presentando aquí son las últimas movilizaciones ciudadanas que están teniendo lugar en España. Tras la manifestación del 15M, un evento autorizado y organizado durante semanas, que congregó a decenas de miles de personas, nacen unas acampadas en numerosas plazas en toda España. Estas acampadas se organizaron en cuestión de horas, usando únicamente Twitter y Facebook. Ejercer un control sobre todos estos flujos de información y catalizadores de acciones como las acampadas es imposible. Se ha dado un paso hacia un modelo en el que gobernantes y administradores van a tener que entender, que no pueden seguir ignorando a los ciudadanos y defendiendo los intereses de otros.

Nos encontramos delante a un innovador proceso de construcción de un nuevo ámbito de lo público y de lo común; el desarrollo de un nuevo modelo de espacio público que hemos denominado espacio sensible. Los medios tradicionales no consiguen comunicar lo que cotidianamente los ciudadanos estamos debatiendo u organizando, sin embargo gracias a los Social Network, cualquier persona puede informarse e interactuar a tiempo real con aquellas personas que están protagonizando nuevos debates o movimientos, como es el caso de las acampadas en las plazas públicas.

Es interesante comprobar como lo presencial es absolutamente imprescindible y lo digital está ofreciendo un entorno de comunicación y organización aumentado, que permite ir más allá de las posibilidades de organización de cualquier acción que se quede exclusivamente en lo presencial: todo se vuelve descentralizado y al mismo tiempo conectado y sincronizado.

Estos procesos parecen ser casi inevitables y una vez instaurados como procesos naturales de gestión local, entonces estaremos hablando de un entorno más que favorable para una Ciudad de Código Abierto, es decir una ciudad abierta a la participación de todos.

Texto de Domenico Di Siena para Ecosistema Urbano previamente publicado en el blog La Ciudad Viva.