Normalmente los lugares autoconstruidos, autogestionados e informales son considerados sucios, contaminados y contaminantes, peligrosos, inseguros, inestables o precarios y acaso esto no sea del todo una mentira. Desde luego todo depende del cristal con que se mire.
Estos lugares son problemáticos pero no solo porque eventualmente sean lugares donde el tráfico de drogas o la delincuencia sea más visible, la violencia o la discriminación más patentes, o porque estén sucios y degradados, sino especialmente porque son lugares donde la gente mantiene la capacidad propia del ser humano de dotarse del lugar en el que vivir y donde los problemas de la vida se solucionan gracias al arte de vivir y no a la ciencia o a la técnica. Frente al absurdo de depender de una gran constructora internacional para tener un lugar donde vivir y de un banco que te ayude(?) a pagar durante 20, 30 o 40 años por ese sitio, que parece más un aparcamiento de trabajadores/consumidores que un hogar, estas personas demuestran con su mera existencia que nada de eso es necesario, sin embargo la polarización que vemos en este modelo social nos obliga a elegir entre la chabola, despojada de su legitimidad y la vivienda industrial y nadie parece ver que miles de millones de personas siguen construyendo casas por si mismos subvirtiendo el paradigma del estado, del mercado y del desarrollo. continue reading