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Arquitectura participativa… ¿hijos de los situacionistas?

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La arquitectura participativa se está generalizando cada vez más. ¿Moda? No lo sé; para entender lo que realmente cambia la arquitectura participativa, necesitaba investigar un poco más sobre este tipo de procesos. Resultó que, mientras leía teorías situacionistas, encontré ciertas similitudes, así que decidí escribir este artículo, que intenta mostrar cómo las teorías pasadas nos pueden permitir reconocer algunos aspectos importantes en los procesos participativos actuales.

Arquitectura participativa, ¿hijos de los situacionistas?

En los años setenta surgió en Francia una corriente sociológica y artística llamada la Internacional Situacionista. Este grupo de intelectuales revolucionarios, dirigido por Guy Debord, denunciaba en el periódico “l’Internationale Situationniste” la sociedad de consumo y el capitalismo. Las teorías más famosas de la Internacional Situacionista son la deriva, la psicogeografía, y la voluntad de mostrar la importancia de la vida cotidiana.

Al principio del siglo XXI, nos enfrentamos a dos crisis: ecológica y económica, que cambian nuestras costumbres. Cambio climático, desempleo masivo, elevación del nivel del mar, aumento de las desigualdades sociales, etc… nos sumergen en una crisis social. El sector de la construcción y, en consecuencia, la arquitectura, ha sido uno de los sectores más afectados por las dos crisis, ecológica y económica. Pero las crisis siempre han sido un incentivo para innovar, y ya podemos ver los resultados especialmente en España gracias a estudios de arquitectura, colectivos de arquitectos y diseñadores o políticas locales. Una de las innovaciones más importantes es la generalización de la arquitectura participativa donde cada habitante puede implicarse en la concepción y la construcción del espacio público. Estos proyectos proponen cuestionar el estatuto de los habitantes en el espacio público.

En este artículo vamos a ver en qué sentido la arquitectura participativa sigue inconscientemente las teorías situacionistas y cuáles son las diferencias. El análisis de estas teorías pasadas tiene por objeto destacar algunos aspectos significativos para que el proceso participativo no se convierta en un simple instrumento de marketing.

Trabajo del artísta Noruego Pushwagner – crítica de la sociedad conformista y de la alienación por el trabajo en los años setenta.

Elige tu vida cotidiana

Los situacionistas denuncian el poco interés de la sociedad, de los sociólogos o de la gente en general en la vida cotidiana siendo como es parte de la vida de todos los humanos de cualquier nivel social o cultura. En su artículo sobre las Perspectivas de modificación conscientes de la vida cotidiana, Guy Debord explica que nuestra sociedad hace más caso a las investigaciones especializadas donde los intelectuales puedan expresar todo su talento, y a nadie le interesa hablar de la rutina porque está considerada como muy pobre y sin prestigio. Pero los situacionistas encuentran que la vida cotidiana debería ser lo más importante, sobre todo porque es el reflejo de la sociedad en la que vivimos y contiene los últimos rastros de la cultura de una población. Así que ¿por qué consideramos la rutina como algo aburrido de lo que nos avergonzamos?
La vida cotidiana se suele considerar como dividida en dos partes: el trabajo y el tiempo libre. En los años setenta estábamos en el boom del consumo y de la producción, y la creación en Francia de las vacaciones retribuidas en los años cuarenta habían permitido, hasta a las clases sociales baja, irse de vacaciones. Los Situacionistas ven esta división del empleo del tiempo como un medio de manipulación de la gente para aumentar la eficiencia productiva y el consumo durante la vacaciones. Durante el año, la gente tenía un trabajo agotador y poco tiempo libre, así que las vacaciones eran el único momento para salir de esta rutina aburrida y gastar todo el dinero ganado en los entretenimientos propuestos por la sociedad del espectáculo y del consumo. Así que el capitalismo ha engendrado un conformismo en las vidas de los trabajadores a través de la alienación por el trabajo y el consumo. De este modo, la sociedad establece los límites de nuestra vida cotidiana, y ha elegido que sea aburrida.

El espacio público forma parte de la vida cotidiana de cada ciudadano. Lo recorremos, disfrutamos sus parques, sus zonas peatonales… Pero los proyectos urbanísticos que no incluyen a los habitantes, inconscientemente, favorecen el conformismo y la alienación de la gente porque imponen a los ciudadanos el paisaje en el cual serán felices. Les ofrecen un terreno de juego esterilizado que pueden consumir sin preguntarse si es lo que quieren o necesitan para su vida cotidiana. Además, estos espacios siendo, totalmente públicos, no son cuidados por los ciudadanos como si fueran suyos. Pero ahora, gracias a las crisis, el modelo capitalista y conformista está en cuestión. ¿Queremos realmente vivir en una sociedad regida por el dinero, el trabajo y el consumo, donde nos piden solamente ser parte del engranaje, desde un punto de vista económico, social, ecológico y urbano? La arquitectura participativa ha sido una respuesta negativa a esta pregunta. Las intervenciones participativas, habitualmente del tamaño de una plaza, permiten a la gente implicarse en el espacio público, y sobre todo de preguntarse: ¿Qué quiero para mi vida cotidiana? En efecto, la plaza es un lugar importante en la ciudad: es un vacío urbano estático y dinámico donde la gente se junta, juega, se manifiesta, etc. Forma parte de la vida cotidiana de los ciudadanos y es el escenario donde se expresa la sociedad. Este tipo de intervención permite sacar a la gente de una pasividad frente al mundo, devolverle la posibilidad de elegir lo que quiere para su vida cotidiana, permitirle formar parte de una comunidad y a veces reconectarse con su propia cultura. La vida cotidiana alienada puede ser muy difícil para la gente que no logra expresarse en esta sociedad, así que los arquitectos deben aprovechar esta ocasión para empujar a la gente a preguntarse sobre su vida cotidiana, buscar alternativas y sacarse las anteojeras de la alienación.

Los arquitectos deben ayudar a la gente a cambiar su vida cotidiana.

Reintroducción de la creatividad

Los situacionistas quieren que la noción de juego no esté reservada únicamente a los tiempos de ocio, sino más bien que sea parte de la vida cotidiana, y eso no puede ocurrir sin creatividad. Pero en este mundo conformista y alienado, la creatividad de cada uno ha desaparecido. La sociedad de producción, el objetivo cuantitativo y las barreras impuestas por el estatuto social de cada persona han inhibido la creatividad y lo cualitativo, según indica Raoul Vaneigem en el Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones. Vaneigem cree que todos los hombres tienen un potencial creativo, y que en vez de vivir la vida que la sociedad le ofrece, deberían expresar su subjetividad gracias a la creatividad y así aprender a conocerse a si mismos.

“En los laboratorios de la creatividad individual [la más pura creatividad según Vaneigem], una alquimia revolucionaria transmuta en oro los metales más viles de la vida cotidiana.”

Él explica sus ideas mediante cuatro palabras: creatividad, espontaneidad, cualitativo y poesía.

“La espontaneidad plasma la pasión creadora, inicia su realización práctica, allana el camino, pues, a la poesía, a la voluntad de cambiar el mundo según la subjetividad radical.”

La espontaneidad y lo cualitativo son las mejores maneras de expresar la propia creatividad y subjetividad, según Vaneigem. En efecto, la espontaneidad es la expresión más directa de lo que pensamos y una experiencia temporal única donde “la explosión del placer vivido hace que, perdiéndome, me encuentre; olvidando quién soy, me realice.” Además, lo cualitativo permite luchar contra lo superfluo y más aún, elegir según tus propios gustos. Finalmente, la poesía es el nivel más alto que se debe lograr en el proceso de subjetividad y de lucha contra la sociedad de consumo. La poesía, como belleza, se puede encontrar a diferentes niveles, sobre todo ahora que el arte se ha convertido en un objeto consumible, así que la poesía puede encontrarse en el proceso en vez del resultado.

Las nuevas intervenciones urbanas participativas son procesos de emergencia (bottom-up) que restablecen un equilibro con los procesos de proyección (top-down) mayoritarios durante los dos últimos siglos. Son intervenciones más espontáneas y de ejecución rápida: hablamos de acupunturas urbanas según el arquitecto y alcalde brasileño Jaime Lerner. La rapidez de estos proyectos permite producir intervenciones innovadoras sin perder su frescura. Además, los espacios de intervención participativa son muy importantes durante la concepción y la construcción del proyecto. El lugar se transforma durante un período corto en una zona de diálogo, de creatividad y de juego. El espacio público se convierte en un lugar donde se comparten las ideas, y sobre todo, ofrece la posibilidad a cada uno de expresar su creatividad gracias a los instrumentos disponibles y los conocimientos de los participantes. Durante la concepción o la construcción, la gente decide dedicar tiempo a conocerse y a hacer algo manual y concreto que supone un cambio en su vida cotidiana ahora y en el futuro. La poesía en estos proyectos está sobre todo en la sinergia que se construye en la comunidad que ya existe o que se crea. Finalmente, ofrecer la posibilidad de implicarse en el espacio público no es solamente para darle vida a la ciudad sino, más bien para crear solidaridad entre los vecinos. Los eventos organizados por un colectivo o un estudio de arquitectura permiten a la gente juntarse y crear una comunidad. La creatividad y el trabajo manual son instrumentos para conocerse a sí mismos, recuperar la creatividad perdida y, esperemos lo, reintroducirla en la vida cotidiana de cada uno.

Desarollar la creatividad de cada uno.

¡Cuidado con la tecnología!

Los situacionistas teorizan sobre la técnica en los años setenta, al principio de la democratización de la tecnología, con la televisión, la cámara Porta-Pak de Sony o el teléfono, y la globalización de la información, controlada principalmente por los Estados Unidos y Japón. Los Situacionistas ven el mundo de la técnica como un mundo autónomo donde el Hombre tiene menos y menos poder, ya que el Hombre siempre sacraliza su entorno: así como antes era la Naturaleza, al fin del siglo XX el Hombre sacraliza la tecnología. Además, analizan cómo el capitalismo y la sociedad de consumo van introduciendo cada vez más la tecnología en nuestra vida cotidiana. Los situacionistas hacen sonar las alarmas porque piensan que democratizando la tecnología y con la difusión de una información globalizada, la gente serán dependiente de nuevos objetos tecnológicos consumibles favoreciendo el conformismo y la sociedad de consumo. Sobre todo, contribuye a disminuir la creatividad de cada uno.

Podemos pensar que esta postura al frente de la democratización de la tecnología era solamente el miedo a un nuevo mundo conectado y globalizado. Pero hoy podemos ver que algunas cosas que habían previsto los situacionistas fueron confirmadas: la sociedad introduce cada vez más objetos tecnológicos en nuestra vida cotidiana. Tablet, smartphone, ordenador, Internet, pero también máquinas de café tecnológicas, video-juegos, robots de cocina, redes sociales, etc. Tantos objetos que evolucionan, que vamos comprando y utilizando sin preguntarnos si, al final, los necesitamos realmente. Y la mayoría del tiempo compramos las mismas cosas que la gente del mismo nivel social, perdiendo así nuestra subjetividad y creatividad. No es decir que debamos dejar toda la tecnología nueva de lado, pero hay que tener cuidado, ser crítico y utilizarla de manera inteligente.

Los proyectos urbanos participativos se posicionan a dos escalas diferentes: la primera local y la segunda global. En la escala local, la mayoría de los proyectos proponen que las intervenciones sean low-cost y low-tech, realizadas a mano con instrumentos básicos para que todo el mundo pueda participar y mostrar a la gente que con pocas cosas se pueden hacer grandes cosas. En la construcción de los proyectos se niega el uso de la tecnología para denunciar la dependencia y la falta de creatividad de la gente alienada por la ella. Pero por otra parte, utilizan Internet como un medio de comunicación fuerte para que las intervenciones locales puedan tener un efecto más global. Saben utilizar las nuevas tecnologías y las redes sociales para compartir las ideas creativas y educar a la gente sobre el desarrollo sostenible. Así, en oposición a los situacionistas, los organizadores de los proyectos participativos piensan que las nuevas tecnologías, a través de su uso inteligente, contribuyen más a la creatividad que a la alienación.

Aprender el trabajo creativo, manual y concreto.

Revolucionarios apolíticos

Finalmente, la diferencia principal entre la posición de los situacionistas y los procesos de intervenciones participativas es la política. En efecto, los situacionistas son revolucionarios políticos y sobre todo críticos, mientras que los proyectos participativos no siguen una corriente política concreta, son revolucionarios de la acción, con un mensaje positivo que gracias a Internet tiene un impacto importante. Pero ahora que los proyectos participativos son cada vez más conocidos, y ofrecen una buena imagen de las ciudades que los acogen, aparece el peligro de ser alistados por cualquier partido político y convertirse en un instrumento de marketing. No todos los proyectos pueden ser igual de participativos, algunos espacios públicos deben permanecer totalmente públicos por su historia, por su significado político o social, etc. La independencia política de los proyectos participativos es una protección contra un uso perverso del proceso.

La arquitectura participativa no debe ser una marioneta política.

El análisis de los procesos participativos a través de las teorías situacionistas nos ha permitido ver la influencia que los proyectos pueden tener en la vida cotidiana de los ciudadanos. Las acciones participativas no deben perder su frescura y seguir investigando sobre la vida cotidiana y la creatividad, el conocer a sus vecinos y conocerse a sí mismos. Pero, por último, los procesos participativos deben tener cuidado en no convertirse en un instrumento de marketing. ¿No sería el colmo que los proyectos que investigan sobre de la vida cotidiana y la creatividad acabasen participando de la sociedad del espectáculo? Guy Debord se revolvería en su tumba…

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“Un architetto serio che guardi da architetto (creatore di organismi) troverà nel piroscafo la liberazione dalle maledette servitù secolari… La casa degli abitanti della terra è l’espressione di un mondo decaduto alle piccole dimensioni. Il piroscafo è la prima tappa verso la creazione di un mondo organizzato con spirito nuovo” Le Corbusier (1921).
“Da quando ci sono urbanisti indottrinati e architetti standardizzati, le nostre case sono malate. Non si ammalano, sono già concepite e costruite come case malate. Tolleriamo migliaia di questi edifici, privi di sentimento ed emozioni, dittatoriali, spietati, aggressivi, sacrileghi, piatti, sterili, disadorni, freddi, non romantici, anonimi, il vuoto assoluto. Danno l’illusione della funzionalità. Sono talmente deprimenti che si ammalano sia gli abitanti sia i passanti.” Friedensreich Hundertwasser

URBANESIMO UNITARIO
“……………..I quartieri di questa città potrebbero corrispondere a diversi sentimenti catalogati che s’incontrano per caso nella vita corrente. Quartiere Bizzarro, Quartiere Felice, riservato in particolar modo alle abitazioni. Quartiere Nobile, Quartiere Tragico (per i bravi bambini). Quartiere Storico (musei scuole). Quartiere Utile (ospedale, magazzini per gli attrezzi). Quartiere Sinistro eccetera. E un Astrolario che raggruppi le specie vegetali secondo le relazioni che intrattengono con il ritmo delle stelle, giardino planetario paragonabile a quello che I’astronomo Thomas si propone di far realizzare a Vienna nel luogo chiamato Laaer Berg. Indispensabile per dare agli abitanti una coscienza cosmica. Forse anche un Quartiere della Morte, non per morirci ma per viverci in pace. e qui penso al Messico e a un principio di crudeltà nell’innocenza che mi diventa ogni giorno più caro. Il Quartiere Sinistro per esempio, potrebbe sostituire in modo vantaggioso quei buchi, bocche degli inferi che molti popoli possedevano un tempo nella loro capitale: simboleggiavano le forze malefiche della vita. Il Quatiere Sinistro non avrebbe nessun bisogno di contenere i pericoli reali, come trappole, trabocchetti o mine. Sarebbe di difficile avvicinamento, decorato in maniera spaventosa (fischi stridenti. campanelli dall’arme, sirene periodiche a scadenza irregolare, sculture mostruose, oggetti meccanici a motore detti Auto Mobili), poco illuminato di notte e violentemente illuminato di giorno grazie a un abuso eccessivo del fenomeno del riverbero. Al centro la «Piazza del Mobile Spaventoso». La saturazione del mercato con un prodotto provoca il ribasso di questo prodotto, il bambino e I’adulto impareranno esplorando il Quartiere Sinistro a non aver piu paura delle manifestazioni angoscianti della vita, ma a divertirsene.
L’attività principale degli abitanti sarà la DERIVA CONTINUA. II cambiamento di paesaggio di ora in ora sarà responsabile dello spaesamento totale. [… ] Più tardi, per l’usura inevitabile dei gesti questa deriva lascerà in parte il dominio del vissuto per quello della rappresentazione.[… ] L’obiezione economica non resiste al primo colpo d’occhio. Sappiamo che più un luogo è riservato alla libertà del gioco, piu influisce sul comportamento e più grande è la sua forza di attazione. II prestigio immenso di Monaco di Las Vegas ne è la prova. E Reno, caricatura dell’unione libera. Eppure non si trarta che di semplici giochi di soldi. Questa prima città sperimentale vivrebbe molto su un turismo tollerato e controllato. Le prossime attività e produzioni d’avanguardia vi si concentrerebbero spontaneamente. Nel giro di qualche anno diventerebbe la capitale intellettuale del mondo, e verrebbe riconosciuta dappertutto come tale.” Gilles Ivain (pseudonimo di Ivan Chtcheglov) FORMULARIO PER UN NUOVO URBANISMO (1953)
La partecipazione in città totalmente sbagliate non avviene e non può avvenire perché sono fatte per dividere la gente, per metterla in luoghi separati e fatti per non unire socialmente le persone. L’intenzione e la volontà partecipativa diventa nell’architettura che conosciamo episodica ma non viene generata dagli spazi urbani e dall’architettura. La villetta, il condominio, le strade, le piazze comunque e dovunque fatte negli ultimi 100 anni non hanno in sé alcun criterio di socialità paragonabile al tessuto urbano di Venezia, Roma, Firenze nelle loro porzioni storiche. In un campiello si è amici tra sconosciuti perché le case fanno da mediatore sociale tra le persone, sono basse, sono vicine hanno finestre e porte ovunque e ti guardano e sai che le puoi deludere, quindi DEVI essere migliore e quindi amico.

Ante todo, gracias para tu comentario. No estoy seguro de haber entendido todo pero ¡voy a intentar contestarte!
Estoy de acuerdo cuando dices que el problema es más profundo que la arquitectura participativa. Efectivamente, desde la época industrial, las ciudades han crecido sobre todo gracias a procesos top-down, perdiendo la escala humana y más aún las relaciones sociales naturales entre los vecinos. Pero, ¿cómo tratar con el tejido urbano existente ahora? Eso es lo que está haciendo la arquitectura participativa, intentando reintroducír procesos bottom-up en la ciudad.
Es interesante decir que la arquitectura participativa es episódica, porque, como lo dije en el artículo, se ha generalizado porque los arquitectos tienen que reinventar su trabajo con las crisis ecológica y económica, asi que es posible que la arquitectura participativa pueda desaparecer cuando se terminen las crises. ¿Quien sabe? Pero, por lo menos, lo que se experimenta allí se incorpora en la planificación urbana o la arquitectura, como por ejemplo en el Ecobarrio Loretto en la ciudad de Tübingen (Alemania) donde todos los edificios son autoconstruidos alrededor de espacios semipúblicos/privados, abiertos y verdes. La autoconstrucción y los espacios públicos donde cada uno puede intervenir proponen un nuevo paísaje urbano, aunque el proyecto tiene muchos otros problemas. Entonces, aunque la arquitectura participativa vaya a desaparecer, cambia nuestra manera de planear la ciudad y los edificios que la componen.

[…] Fuente > http://ecosistemaurbano.org/castellano/arquitectura-participativa-hijos-de-los-situacionistas/ […]

http://adcpblog.wordpress.com/

https://www.facebook.com/arquitecturaparticipativa

Te mando la postura sobre la participación en la Arquitectura que tenemos en México, en licenciatura y posgrado de Arquitectura y Urbanismo de la UNAM.

Arquitectura participativa, ¿hijos de los situacionistas? | ecosistema urbano Os adrezco el compartir con todos nosotros toda esta amena información. Con estos granitos de arena hacemos màs grande la montaña Internet. Enhorabuena por esta web.

[…] + info en ECOSISTEMA URBANO. […]

Estoy haciendo un trabajo universitario sobre la perspectiva de “espacio publico” (tal como lo defendían los clásicos, y los situacionistas) que permite esa nueva arquitectura, y es interesante insistir sobre la articulación que existe con otros movimientos. Los situacionistas tienen muchos “hijos” pero es verdad que la conexión con la arquitectura es muy relevante, quizas porque la arquitectura empieza ahora a interesarse más en lo urbano que en las obras… : articulo compartido (www.suburbanista.org) !

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