El proyecto del skate-park de Ursulines, en el corazón de Bruselas, es el resultado de un proceso participativo y reinvidicativo muy interesante. Se inicia en el año 2003 con la petición de un colectivo de skaters BRUSK que tienen como objetivo dinamizar un espacio urbano y apropiárselo.
La organización RECYCLART, presente en las estaciones de trenes adyacentes, cuyo trabajo consiste en dinamizar el barrio y organizar iniciativas artísticas y sociales, entiende el interés del proyecto y se organiza como interlocutor con las autoridades publicas, representadas por el IBGE (Institut Bruxellois de Gestion de l’Environnement). En consecuencia se organiza un concurso de arquitectura para jóvenes arquitectos de menos de 25 años, en el cual se premia a los arquitectos Bjorn Gielen y Floris Steyaert, por la claridad y simplicidad de la propuesta.
La parcela se encuentra en el eje Norte-Sur del ferrocarril que divide el centro de la ciudad, a veces aparente a veces enterrado. Este eje de la red de ferrocarril ha sido un momento traumatizante para el tejido urbano de Bruselas y lleva siendo objeto de iniciativas infructuosas desde hace ya mucho tiempo. Esta pequeña intervención urbana da fe de las posibilidades de reestructurar este eje mediante acupunturas puntuales. El solar no tiene ningún valor urbanístico, paisajístico ni social, así que el cambio ha sido valorado muy positivamente por los vecinos, mediante talleres de mediación organizados por RECYCLART. El estudio ESCAUT Architecture Scénographies Expositions ha sido el encargado de supervisar la obra.
El 30 de abril del 2006 se organiza un festival de skaters como inauguración oficial del skate-park, con actividades dirigidas a múltiples sectores de la población. El proyecto no solo esta compuesto por un skate-park, también es un espacio publico activo en el cual los vecinos se pueden reunir, puede haber rollers, BMX y otros usos exteriores.
Las soluciones técnicas han sido muy importantes para poder acometer la obra. Siendo una estructura de hormigón acometida en los años treinta, se ha tenido que realizar unos taludes con rellenos compuestos de polystyreno moldeados hasta dar con las rampas. La estructura de las rampas ya tiene fama en el mundo del skater, también por la localización privilegiada en el centro de la ciudad, muy poco común para este tipo de dotación urbana.
