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Aminettou Haidar y los efectos paradójicos de la visibilidad

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Como último artículo de año publicamos un interesante análisis sobre el caso de Aminettou Haidar escrito por Carmen Gómez Martín.

El caso de Aminettou Haidar y los acontecimientos que se han ido sucediendo posteriormente hasta su entrada en el Aaiún, debe ser inscrito en un nuevo paradigma explicativo de las luchas sociales, el de la visibilidad. Su entrada forzada en España (con la violación de convenios internacionales y de derechos
humanos), así como las decisiones tomadas con posterioridad, reflotan con una fuerza sorprendente la olvidada cuestión del Sahara Occidental. La difícil situación de Haidar en el aeropuerto de Lanzarote hasta hace pocos días, convierte a ésta un foco inesperado de visibilidad para la causa saharaui, estancada desde hace años ante la impotencia del Frente Polisario y del movimiento de solidaridad. Su voluntad férrea de entrar en el Aaiún y su huelga de hambre provocan una ruptura con el juego de ambigüedades anterior, llevando a una toma de posiciones mucho más clara por parte de los actores implicados en el conflicto y poniendo sobre la mesa la absoluta hipocresía de un sistema errado y podrido por los juegos de poder.

La visibilidad del caso Haidar pone de manifiesto que el olvido impuesto durante décadas a este conflicto de descolonización no ha llevado en ningún caso a acabar con el problema inicial, que la situación
jurídica del territorio y de sus habitantes sigue siendo extremadamente ambigua (la teoría jurídica internacional no corresponde en absoluto con la práctica) y que la represión mil veces silenciada de la población saharaui en los territorios ocupados sigue siendo el pan nuestro de cada día. Ser visible dota efectivamente de una existencia renovada al conflicto, no obstante, después de la confusión inicial, los discursos dominantes también se han ido reconfigurando, haciendo que la visibilidad adquirida se
transforme en un arma de doble filo. En este sentido, es interesante observar la evolución de ciertos discursos pronunciados por una parte de la opinión pública española y sus dirigentes, inclinándose hacia posturas de intolerancia con respecto a la situación que denunciaba y denuncia Haidar.

A pesar de la existencia evidente de discursos de apoyo y de solidaridad o de crítica hacia la posición y la actuación del gobierno, mi interés se centra sin embargo en analizar aquellos discursos de rechazo a la
figura de Haidar y de incomprensión con respecto a la cuestión del Sahara. A mi entender, existen ciertos factores (solo nombraré aquí cuatro de ellos, pero son múltiples) que pueden arrojar algo de luz sobre los mecanismos que llevan a su formación.

1. Habría que hablar en primer lugar de memoria histórica, más concretamente, de una ruptura de
memoria con el pasado colonial de España en África. En este sentido podríamos decir que la cuestión del Sahara forma parte de la amalgama de olvidos voluntarios explícita o implícitamente pactados durante el periodo de la Transición. Dicha ruptura ha tenido efectos generacionales importantes e inmediatos, puesto que entre otras cosas, la presencia española en el Sahara y todo el proceso de descolonización, frustrante y frustrado, como diría el jurista Carlos Ruíz Miguel, desaparece sin dejar rastro de los textos de historia escolares. La labor de ocultación política conoce aquí su máximo esplendor. Sin comprensión del
pasado, sin historia, nos encontramos con que una parte de la población española (especialmente aquella nacida después de 1975) no consigue establecer las conexiones necesarias que existen entre el Sahara Occidental y España para analizar el problema actual.

2. Se ha observado una fuerte tendencia discursiva que relaciona la entrada de Haidar en España con la
cuestión migratoria. Aquí la confusión entre ambos temas se enmarca en un contexto de crisis económica que canaliza los sentimientos de anti-migración y de racismo. La imagen de exterioridad de Haidar (el imaginario árabe, africano) y su entrada en el país sin pasaporte, tiene para muchos una única lectura posible, la consideración de ésta como un inmigrante ilegal. Las dos medidas desesperadas y poco operativas lanzadas por el gobierno: nacionalización, refugio político (que ella misma rechazó por no guardar relación alguna con lo que pedía) vienen a reforzar ese imaginario pavoroso sobre la migración y
el pensamiento de que España continúa siendo el coladero migratorio de Europa. Haidar es vista socialmente en términos de exterioridad, es el “otro” temible, la alteridad indeseada. Su discurso o la justeza de su reivindicación se ven por lo tanto eclipsados por la oleada de sentimientos proteccionistas, etnocéntricos y de solidaridades de clase ficticias que inundan España (Europa) en los últimos tiempos. Para muchos ella es la expresión clara de la introducción del caos en la Polis, de la entrada de la “jungla”,
de la “barbarie” en la “civilización”, que mejor opción por lo tanto que vuelva con sus problemas al mundo que le corresponde…allá donde no pueda ser ni vista ni oída.

3. Dentro del discurso dominante Haidar no solamente es rechazada como figura de la exterioridad, sino también de la subalternidad: mujer, nacida de la pobreza y no blanca. Como diría Homi Bhabha su
presencia es fundamental para que el grupo hegemónico siga autodefiniéndose como superior, pero se vuelve extremadamente peligrosa cuando alza la voz y acusa. La mejor manera de desprestigiarla es intentar doblegarla a su estatus de dominada a través de su presentación como un sujeto dependiente, manipulado e incapaz de reflexión autónoma.

4. Por último señalar que las posiciones de rechazo han sido también el producto de una sensación de
hartazgo y de indigestión informativa. Nos encontramos en una sociedad que demanda información y que la aborrece al mismo tiempo. Queremos información de usar y tirar, efímera y fácil de comprender (también de olvidar) para que podamos dar nuestra opinión sin ningún tipo de esfuerzo reflexivo. Estamos acostumbrados a eso porque es lo que nos ha proporcionado la revolución mediática y la libertad de opinión mal entendida. Durante años, por no decir décadas, la cuestión saharaui se ha mantenido en una
posición secundaria para cámaras y periódicos. Es fácil de imaginar, por consiguiente, que el interés repentino de éstos por la cuestión saharaui no haya sido entendido por parte de la población española, más aún cuando las informaciones actualizadas al minuto no han provocado más que sobrecarga y confusión. La espera agobiante de Haidar en Lanzarote conlleva el hartazgo de muchos, pero también un enganche enfermizo a dichas informaciones, ya que su situación ha sido narrada como si se tratara de un
reality show morboso que podría fácilmente terminar en muerte.

El papel de los medias de masa será determinante en los meses que vienen. En este sentido, el éxito o el fracaso de la reivindicación de Haidar, más allá de su vuelta al Aaiún, pasa indiscutiblemente por las dinámicas de olvido o de atención más continuada que éstos generen sobre la cuestión del Sahara (así como la naturaleza de dichas informaciones). No habrá que esperar mucho para ver las primeras
reacciones, puesto que los territorios ocupados del Sahara Occidental viven una situación explosiva y está pendiente además el juicio de los siete activistas de derechos humanos detenidos en octubre de 2009 en el aeropuerto de Casablanca; un juicio que podría conllevarles la pena de muerte. Realizar pronósticos a corto o medio plazo resulta imposible, pero está claro que una nueva ocultación del problema podría espolear hacia posturas mucho más radicales a una población cansada de esperar el referéndum de
autodeterminación y vapuleada por unas dinámicas de poder que no han hecho más que enquistar, casi irreversiblemente, el conflicto en el Sahara Occidental.

El articulo original y mas extenso se puede encontrar en la pagina: www.rebelion.org
Carmen Gómez Martín: Estudiante de doctorado en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences sociales de Paris (EHESS), especialidad sociología de las migraciones. Sus estudios giran en torno a los procesos de visibilización y de creación de imaginarios colectivos sobre la figura del migrante tanto en las sociedades de origen como de instalación de la migración. Su trabajo teórico ha sido aplicado a un terreno de estudio que tiene como marco de referencia a España y a dos poblaciones de migrantes, kurdos y saharauis. Ambas han desarrollado su migración hacia España desde hace aproximadamente una década y poseen características muy particulares debido a los problemas político-nacionales que sufren en sus lugares de origen.

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