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La Ciudad Ineficiente

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“Los automóviles y los aviones son más veloces que las carretas de bueyes, pero no utilizan la energía con mayor eficiencia”. M. Harris
(Vacas, cerdos, guerras y brujas. Los enigmas de la cultura, Alianza, 1985, p. 36)

Uno de los valores más repetidos de nuestra economía y nuestra sociedad es la eficiencia, el hecho de conseguir lo máximo con el menor gasto posible. Los gobiernos y las empresas hacen constantemente planes de eficiencia energética, eficiencia en el consumo del tiempo y de todo tipo de recursos, en vista de que son limitados y por lo tanto costosos. Esta obsesión por la eficiencia viene de muy lejos y ha sido incluso tomada como uno de los criterios para medir la evolución de una cultura.

En 1949 Leslie White escribió “La Ciencia de la Cultura”, donde precisamente afirmaba que: “la cultura evoluciona a medida que aumenta la cantidad de energía aprovechada anualmente per cápita, o a medida que aumenta la eficiencia de los medios instrumentales usados para poner a trabajar la energía”. Hace poco leyendo a R. Rappaport, me di cuenta de la cantidad de ejemplos de las ineficiencias de nuestra sociedad.

Parece ser cierto que con el aumento de la energía disponible al año per cápita las culturas se tienden a complejizar, aumentan las estructuras, las instituciones y las relaciones entre ellas, pero no es cierto que se pueda decir lo mismo de la eficiencia con que la usan. Rappaport cita un ejemplo muy interesante en su artículo “La maladaptación en los sistemas sociales”. Los Tsembaga Maring, una tribu de Nueva Guinea cuya única fuente de energía es su propio trabajo, producen entre 10 y 20 unidades de energía por cada unidad de energía invertida, mientras que en la agricultura moderna se emplean al rededor de 45 unidades de combustible fósil para obtener 10 unidades de energía a disposición de los consumidores en el supermercado. Los Tsembaga Maring y otras culturas con un uso de la energía mucho menos intensivo son capaces de utilizar la energía de forma mucho más eficiente que nosotros.

Hay otros ejemplos. M. Harris en “Vacas, cerdos, guerras y brujas” dedica un capitulo al estudio de las creencias hindúes a cerca de la sacralidad de las vacas. Economistas occidentales han intentado innumerables veces (y con tanto empeño que algún día lo conseguirán) que los hindúes dejen de considerar a estos animales sagrados y se los empiecen a comer creando una industria cárnica similar a la de los países occidentales siempre en función de una supuesta ineficiencia de sus costumbres. Una de las conclusiones de Harris es que los hindúes utilizan a las vacas de forma mucho más eficiente que nosotros: de ellas extraen, entre otras cosas, grandes cantidades de combustible que utilizan, por ejemplo para cocinar. Si tuvieran que obtener esa energía de la combustión del petróleo o del carbón simplemente se morirían de hambre por que no tienen el dinero suficiente para comprarlo, ni la estructura para producirlo. En España, por ejemplo, de las vacas se extrae leche, carne y cuero en pequeñas proporciones, sin embargo las vacas Españolas compiten con los seres humanos (especialmente con los mas pobres) por el alimento, pues gran parte de lo que comen es también comida para los hombres. En la India las vacas se alimentan principalmente de lo que no es comestible para las personas y cuando dejan de ser “útiles” se convierten precisamente en el alimento de los más pobres, los únicos autorizados para consumirlas.

Más ejemplos… ahora en el transporte, concretamente en la bicicleta. Iván Illich dice que “para que 40.000 personas puedan cruzar un puente en una hora moviéndose a 25 kilómetros por hora, se necesita que éste tenga 138 metros de anchura si viajan en coche, 38 metros si viajan en autobús y 20 metros si van a pie; en cambio si van en bicicleta, el puente no necesita más de 10 metros de anchura. Únicamente un sistema hiper moderno de trenes rápidos, a 100 kilómetros por hora y sucediéndose a intervalos de 30 segundos podría pasar esta cantidad de gente por un puente semejante en el mismo tiempo”, sin embargo la comparación en el coste energético es simplemente ridícula.

Y a mí se me ocurrió hace poco otro ejemplo: he estado estudiando inglés durante los últimos 20 años aproximadamente, si consideramos lo que cuesta un profesor para entre 2 y 4 horas semanales durante 9 meses al año y durante unos 20 años, más los materiales utilizados, la parte proporcional del mantenimiento de los centros en los que he estudiado, más los cursos que he hecho al margen del sistema educativo normal, el tiempo que han invertido mis padres y que podrían haber invertido en otra cosa… el tiempo que he perdido yo, y todos los costes asociados al sistema educativo que corresponden a la clase de ingles… nos daríamos cuenta de que el resultado son unos cuantos miles de euros por alumno. Bien… si esto no parece demasiado considérese además que todavía no se inglés (!)… si con ese dinero hubiera ido con 16 años a Inglaterra a pasar un año allí, habría vuelto siendo prácticamente bilingüe a mitad de precio, y seguro que habría aprendido algo más que inglés…

En fin… Harris termina el capitulo de la vaca sagrada con una afirmación tajante: “El nivel de vida superior que poseen las naciones industrializadas no es consecuencia de una mayor eficiencia productiva, sino de un aumento muy fuerte en la cantidad de energía disponible por persona”.

¿Porque fabricamos así nuestros alimentos?, ¿porque desperdiciamos la energía que hay en el ambiente y no la aprovechamos como los hindúes?, ¿porque seguimos construyendo ciudades para automóviles y otros vehículos de combustión?, ¿porque construimos así nuestras casas? La explicación del porque de todos estos comportamientos no es pues la eficiencia, tendremos que averiguar que es.

Escrito por Anníbal Hernández para Ecosistema Urbano en el blog de La Ciudad Viva.

Anníbal Hernández es Diplomado en Gestión y Administración Pública en la Universidad Carlos III de Madrid y Licenciado en Antropología Social y Cultural en la Universidad Autónoma de Madrid, interesado especialmente en temas de desarrollo, decrecimiento, urbanismo, participación y transformación social.

(fuente imagen: https://www.indymedia.ie/attachments/may2006/graf_critical_mass_01.jpg)

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Comments (2)

Yo creo q es poco lo q podemos hacer descifrando porq paises y culturas se comportan de tal o cual manera.

Tnemos que ser nuestro propio cambio, cada vez somos mas! Y cada vez exigimos mas! Creo q la cultura Hindu no es un ejemplo d los mejores, pro por lo menos en Italia y en muchas partes de europa se conserva la tradicion d comprar alimentos a diario (a diferencia de paises como los EUA), ademas esta vetado el uso de energia nuclear y se esta invirtiendo en las energias alternativas, ya q no poseen reservas hidroelectricas o combustibles!

Lo q nos mueve no es la eficiencia, sino la necesidad

Y es esa misma necesidad la q nos va a obligar a cambiar nuestra cultura en los proximos años

Yo creo q es poco lo q podemos hacer descifrando porq paises y culturas se comportan de tal o cual manera.
Tnemos que ser nuestro propio cambio, cada vez somos mas! Y cada vez exigimos mas! Creo q la cultura Hindu no es un ejemplo d los mejores, pro por lo menos en Italia y en muchas partes de europa se conserva la tradicion d comprar alimentos a diario (a diferencia de paises como los EUA), ademas esta vetado el uso de energia nuclear y se esta invirtiendo en las energias alternativas, ya q no poseen reservas hidroelectricas o combustibles!
Lo q nos mueve no es la eficiencia, sino la necesidad
Y es esa misma necesidad la q nos va a obligar a cambiar nuestra cultura en los proximos años

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