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Estrategias y tácticas urbanas en la revitalización del Centro Histórico de Hermosillo

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Imagen de una de las calles del centro de Hermosillo - Foto: IMPLAN

Imagen de una de las calles del centro de Hermosillo – Foto: IMPLAN

Uno de los problemas más comunes en muchas ciudades latinoamericanas es el declive gradual de sus centros urbanos. El centro histórico de Hermosillo, México, no es una excepción. Por un lado, tiene un alto valor histórico y un carácter potencialmente atractivo para la vida urbana, gracias a su equilibrada combinación de patrimonio, centralidad, conexión con redes de transporte, presencia de servicios y espacios públicos, y otros aspectos que contribuyen al atractivo general del área. Por otro lado, sin embargo, el modelo de desarrollo extensivo y de baja densidad adoptado en Hermosillo durante las pasadas décadas ha provocado un declive en la actividad social, cultural y económica del centro, y un desplazamiento progresivo de residentes hacia la periferia.

En 2017 nos llegó el reto de desarrollar un plan de revertir esta situación en Hermosillo. El encargo se enmarca bajo el programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (CES) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), un programa que ayuda a gobiernos locales a identificar potenciales y dificultades, y a desarrollar soluciones integradas para el desarrollo sostenible de sus ciudades.

Idea Hermosillo, un Plan de Revitalización

Con este reto en mente, desde Ecosistema Urbano desarrollamos el Plan de Revitalización “Idea Hermosillo” para un área crítica del centro histórico, pusimos en marcha un proceso participativo con el fin de incorporar las visiones de diferentes agentes clave, y desarrollamos una serie de estrategias y proyectos piloto que proporcionarían al centro histórico una agenda a largo plazo y un plan de acción a corto plazo.

El proceso, que describiremos con más detalle en un próximo artículo y que se puede ver en la documentación del proyecto, incluyó encuentros con agentes clave, talleres de acción urbana y actividades de relevamiento o mapeo urbano, actividades que en su conjunto generaron un entendimiento más profundo y una relación más cercana entre el criterio técnico y el tejido social.

El primer resultado del trabajo fue el desarrollo de una visión general para el centro histórico de Hermosillo que se compone de seis estrategias interrelacionadas y complementarias:

  1. CENTRO HABITADO: Definiendo líneas de acción para atraer vivienda al centro, establecer escenarios de densificación y compactación urbana, y generar un espacio diverso que favorezca el encuentro intergeneracional..
  2. CENTRO ACTIVO: Promoviendo una ciudad más inclusiva y multifuncional, fomentando la convivencia de actividades y el equilibrio de usos.
  3. CENTRO CONECTADO: Creando una ciudad más inclusiva y equitativa, fomentando otras vías de movilidad sostenible y accesibilidad universal.
  4. CENTRO VERDE: Fomentando el uso del espacio público todo el año, día y noche, reduciendo el impacto del clima extremo, mejorando la respuesta resiliente a las lluvias, y aumentando la cantidad y calidad de las áreas verdes.
  5. CENTRO INNOVADOR: Mejorando las infraestructuras tecnológicas, desarrollando la esfera digital aplicada al espacio público, fomentando la creación de espacios para el encuentro de la cultura, la innovación y el conocimiento.
  6. CENTRO COLABORATIVO: Potenciando la creación de entornos de gobernanza colaborativa entre instituciones y una ciudadanía activa; actualizando los sistemas de gestión, incorporando a la ciudadanía.

Estas estrategias se tradujeron en 27 proyectos piloto de diferente alcance, presupuesto y tiempo de implementación. Estos proyectos son los que permitirán traducir los objetivos generales del Plan en una serie de intervenciones específicas, vinculadas a sitios concretos, que podrían empezar a implementarse desde el primer momento. Uno de ellos, el “Banco de Ideas”, se propuso como la intervención insignia y el principal motor de activación del centro.

Proyectos piloto para el centro histórico de Hermosillo, México

Representación axonométrica del área de intervención, indicando la ubicación de los proyectos piloto.

Cada proyecto piloto fue desarrollado en una ficha, definiendo en ella aspectos clave como la ubicación, el presupuesto, el plazo temporal y un cronograma de su desarrollo, el estado actual del lugar, los agentes clave a implicar y dos representaciones gráficas esquemáticas (estado actual y propuesta) orientadas a ilustrar el carácter y las posibilidades de la propuesta.

Proyectos Piloto para la revitalización del centro histórico de Hermosillo.

Imágenes de algunos de los proyectos piloto.

Pautar un proceso de revitalización: estrategia y táctica

Una forma de entender y explicar este proyecto es enfocarlo como una intervención estratégica con componentes tácticas. “Estrategia” y “táctica” son dos términos que, obviando su origen bélico, describen bien la visión contemporánea del desarrollo urbano que subyace a este proyecto. Mientras que la planificación urbana requiere una visión estratégica a largo plazo, nuestro acercamiento a la activación o revitalización urbana también adopta una mirada más táctica, buscando presentar propuestas implementables y testeables de la forma rápida, a través de intervenciones de bajo coste y alto impacto.

El proceso de desarrollo urbano que se desarrollaría a partir de un plan como “Idea Hermosillo” puede ser explicado en una serie de arcos temporales abarcando diferentes rangos:

De lo táctico a lo estratégico: acciones urbanas, proyectos piloto y programas a largo plazo. Hermosillo, México.

De lo táctico a lo estratégico: acciones urbanas, proyectos piloto y programas a largo plazo.

Como parte de este enfoque, podríamos hablar de “activación temprana”, un concepto que se refiere tanto a los procesos de estudio y diseño que llevaron a la definición del Plan como a la propia implementación posterior de éste. Así, algunas intervenciones puramente tácticas, como las acciones urbanas llevadas a cabo durante el proceso participativo, se convierten en proyectos piloto apoyados en una estrategia a más largo plazo que permitirá, eventualmente, su plasmación en políticas de más alcance.

La principal ventaja de esta metodología, aparte de generar un impacto positivo desde el primer momento, reside en que las tácticas a corto plazo permiten mejorar las estrategias a largo plazo. Las propuestas pueden ser puestas a prueba de forma rápida y económica, dando un alto retorno en términos de experiencia directa, comunicación del proyecto, implicación de agentes clave y viabilidad técnica. Es sobre esta acción-reacción colectiva, viva y tangible, sobre la que las estrategias generales pueden mejoradas y afinadas.

El reto de la implementación

El reto más grande, en este momento, es cómo lograr que las propuestas se conviertan en realidad. Incluir proyectos piloto ya simplifica enormemente la cuestión de “qué hacer a continuación”, al sugerir acciones que permiten al municipio trabajar a distintas velocidades y con distintos niveles de presupuesto para cada ubicación.

Será necesario identificar agentes clave, conseguir la financiación necesaria, facilitar permisos y cumplir otros requerimientos para implementar cada proyecto.Las estrategias a largo plazo, a su vez, tendrán que ser convertidas en programas de desarrollo urbano, políticas locales y otros instrumentos de planificación tradicionales. Pero, desde los primeros años tras su aprobación, el Plan puede empezar a dar resultados que resuenen con las necesidades reales de la ciudad.

Hermosillo tiene la oportunidad de transformar su centro histórico en un lugar mucho más habitable, sostenible y atractivo, y para ello cuenta, no con un plan congelado en el tiempo, sino con una herramienta estratégica que permitirá a la ciudad reconsiderar y mejorar las soluciones propuestas para adaptarlas al siempre cambiante entorno urbano.

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Crowdfunding… ¿aplicado al desarrollo urbano?

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El boom del crowdfunding. Una idea nada nueva, con nuevos medios.

El crowdfunding o financiación colectiva (o en masa) es un concepto que viene de lejos y que se puede definir sin mucha complicación: consiste en la financiación de un proyecto a través de la suma de muchos aportes, generalmente de baja cuantía, frente al modelo del gran inversor. Por ello también se le conoce como micromecenazgo. Pero esa definición esconde muchas complejidades, como iremos viendo.

Las prácticas de préstamo o apoyo microfinanciero tienen un doble origen. Por un lado en la necesidad de las comunidades con recursos escasos de generar recursos de capital para desarrollar proyectos productivos o personales de sus miembros. Hay modalidades en distintos contextos culturales en las que los participantes generan un fondo general al que se tiene acceso por turno o sorteo, mientras que en otras variantes la financiación tiene lugar entre individuos (peer to peer). Por otro lado el crowdfunding se puede entender como un desarrollo de la tradición filantrópica, especialmente en países anglosajones con una fuerte tradición de la sociedad civil donde la donación constituye una forma de contribución a la mejora de la comunidad, una forma de lograr estatus para el donante y exenciones fiscales. En Estados Unidos la cultura de la donación es muy importante y a menudo supone el desarrollo de proyectos vitales para los sectores más desfavorecidos a los que las políticas del Estado no llegan o lo hacen de forma insuficiente. En este contexto es importante fijar el comienzo del crowdfunding con interés social o comunitario en una evolución natural en la que las nuevas tecnologías se convierten en una herramienta decisiva para atomizar el concepto de donación, a la vez que aproxima proyectos e iniciativas a la sociedad en general, que a menudo reacciona en relación a estímulos solidarios, identitarios o políticos.

Desde principios de los 2000 el microcrédito se fue acercando a las nuevas tecnologías, dando lugar a plataformas como Zopa, Prosper o Lending Club. Unos años después, le llegó el turno al crowdfunding propiamente dicho: cuando en 2009 apareció la primera plataforma online de este tipo, Kickstarter, se hizo rápidamente evidente que sus creadores habían dado, no sólo con un filón de negocio importante, sino con una forma de relacionar economía y cultura que iba a dar que hablar. A día de hoy no dejan de emerger nuevas plataformas en diferentes contextos y con distintas modalidades, a un ritmo cada vez más acelerado.

Con esto, era inevitable que tarde o temprano nos hiciéramos la primera pregunta que queremos abordar aquí:

¿Es posible aplicar la financiación colectiva a proyectos de transformación urbana, sean de arquitectura, de intervención en el espacio público o de diseño urbano? ¿Qué conseguiríamos con eso?

Parece lo mismo, pero no es igual.

Ante esta pregunta se ha generado un interesante debate, planteado tanto desde el punto de vista teórico como desde la práctica y el activismo.

Las primeras respuestas fueron directas y sin concesiones: probarlo. Poner una pieza de mobiliario urbano, un jardín comunitario y hasta una gran piscina experimental como +Pool, directamente en Kickstarter, metiéndolos en la categoría de diseño entre una pulsera y unos calcetines, y ver qué pasaba. Total, sólo es una diferencia de tamaño y cantidad, ¿no?

Plus pool en Kickstarter

¿Lo es, realmente? Alexandra Lange lo pone en duda en su artículo Against Kickstarter urbanism (Contra el urbanismo Kickstarter), en cuyo encabezado web se puede leer, entre líneas de código, que el título original era en realidad un menos contundente pero más ilustrativo “puedes kickstartear una cuchara comestible, pero no una ciudad”. El artículo, que también comentaba Bernardo Gutiérrez en su recientísimo post ¿Crowdfunding para ciudades?, está lleno de dudas más que razonables.

Una plataforma de financiación apta para un reloj no es una plataforma de financiación apta para una ciudad. Las expectaciones, los plazos y la comunidad relevante son salvajemente diferentes. […] La línea de tiempo de los proyectos urbanos, los permisos requeridos en la vida real y los enormes costes de construcción son muy poco adecuados para el enfoque de Kickstarter. […] Un parque va a requerir mucho más que 5€ y un “¡Buena idea!”.

Es cierto. Entre el dinámico vídeo de presentación o los atractivos renders iniciales y el proyecto acabado hay más distancia de la que muchos usuarios pueden percibir o entender en el momento de decidir si hacen o no su aportación. La complejidad real del proceso que un gran proyecto tiene detrás acaba dejando aquella página inicial de Kickstarter como un mero ejercicio de storytelling tan hueco como bien intencionado.

Propuestas como + Pool o LowLine tienen una cosa en común: muestran la evocadora imagen final de un proyecto muy ambicioso (imperativos del marketing), pero en realidad piden fondos para un primer paso realista y casi modesto: un prototipo a escala real de la solución constructiva a emplear. La visión y el plan de trabajo se confunden, provocando que un micromecenas poco atento caiga fácilmente en el error de obviar la distancia que hay entre ese primer prototipo (diez o veinte veces más costoso que la media de los diseños completos presentes en la misma plataforma) y el proyecto final construido y utilizable (a un nivel de presupuesto muchísimo mayor). Como dice Lange en su artículo, “el sueño consumible estaba a años y burocracias de distancia”.

Todo ese “lastre” no visible, en forma de trámites, procesos de diseño, requisitos, agentes implicados, dificultades técnicas, condiciones legales, apoyos o desconfianzas varias y demás elementos que un profesional de estas áreas conocerá bien pero que incluso él difícilmente podrá prever, es lo que Dan Hill de Sitra llama “materia oscura” y sitúa como uno de los temas a resolver por cualquier plataforma de crowdfunding que quiera aspirar a lanzar proyectos de gran escala.

Lange concluye su artículo con un decepcionado “todo lo que el formato [de Kickstarter] puede manejar son pequeñas piezas del puzzle, como gizmos [o gadgets]”. Pero como comentan en un artículo de Project for Public Spaces que responde en cierta manera al de Lange, esto puede ser también una oportunidad:

Las estrategias destinadas a dar vida al espacio público a corto plazo pueden ser una manera extraordinariamente efectiva de construir el soporte de la comunidad para proyectos más grandes.

Lo cual podemos reconocer como la base de muchos proyectos de urbanismo táctico que, a través de acciones ligeras de bajo perfil económico y pocos requerimientos burocráticos, han logrado despertar una comunidad a su alrededor. En el urbanismo táctico o en cualquier proceso de transformación urbana de estas características no se produce exclusivamente una intervención en el espacio o en la trama urbana. Los proyectos que se desarrollan de abajo a arriba (bottom-up) son procesos en los que a menudo se producen negociaciones, generación de conocimientos, nuevas narrativas sobre el espacio y la identidad del lugar y de sus habitantes. Todo ello constituye un valor añadido que a menudo supera en el tiempo la vida de la dimensión física de la intervención.

Las plataformas genéricas de crowdfunding han demostrado ser muy aptas para financiar y lanzar “dispositivos”, objetos o construcciones de pequeña escala, bajo coste y alta replicabilidad, que muchas veces tienen más potencial para transformador que otras infraestructuras de gran porte. Parece razonable incorporar esta particularidad, como un aprendizaje, en cualquier plataforma específica que esté por aparecer.

Aula Abierta Sevilla en Goteo


Pero… insistimos en ir a lo grande. ¿Qué plataformas necesitaremos?

Tras intentar usar una plataforma existente como Kickstarter (o Goteo, con proyectos como el Aula Abierta de Sevilla, o cualquier otra) y descubrir que no valen para todo por igual, los promotores inquietos con grandes proyectos entre manos vuelven su mirada hacia las propias plataformas: Si estas no nos valen, ¿cómo es la plataforma que vamos a necesitar?

Como respuesta a esa pregunta comienzan a aparecer webs más especializadas como Spacehive, una web de crowdfunding para proyectos de mejora de vecindarios, Civic Sponsor, que se define como una plataforma de financiación para proyectos públicos, o Ioby, para proyectos dirigidos a la mejora del entorno local. Sin embargo, éstas aún se parecen muchísimo  al modelo de Kickstarter y no incorporan los aspectos específicos de escala, tiempos, gestión, comunidad, etc. que acabamos de comentar.

Una plataforma que quiera resolver esa complejidad tiene que plantearse cada proyecto como un todo interrelacionado con problemas más generales que el de su financiación, como los referentes a la participación, al contexto, al apoyo y coordinación de los agentes implicados, al proceso de trabajo en sí, a los posibles conflictos con los cauces oficiales del planeamiento (la convivencia de ciudadanos e instituciones que comentaba Bernardo), etc.

Los proyectos, en una plataforma así, deberán estar compenetrados con una comunidad, o ayudar a crearla, en lugar de quedar exclusivamente sujetos a las vicisitudes del marketing como sucede muchas veces en el crowdfunding, donde “gana” el que tiene el vídeo más llamativo, o más amigos, o el que mejor ha sabido contar su historia.

Y por si fueran pocos requerimientos, las plataformas digitales plantean dudas relacionadas con la brecha digital: ¿Cómo resolver la relación entre entre la comunidad local, del lugar, y la global, de las redes sociales? ¿Cómo hacer llegar este proceso y estas herramientas a la gente que no está en la red? ¿Cómo hacer transparente en el espacio físico lo que sucede en el digital, y viceversa?

¿Hay algún proyecto que esté abordando este desafío a día de hoy? Podemos encontrar varios, incluyendo los mencionados más arriba que están en constante evolución, aprendiendo de sí mismos. Uno de los que más claramente están abordando este proceso de diseño de nuevas plataformas es Brickstarter.

Hablábamos antes de Dan Hill y el concepto de materia oscura. Pues bien, este es sólo uno de los muchos aspectos que desde Brickstarter, del cual él forma parte, se están replanteando. Frente al enfoque más bien inmediato de proyectos como Spacehive, éstos han optado por abstraerse de lo que actualmente se entiende por plataforma de crowdfunding y tratar de dar forma a algo nuevo que integre los diferentes aspectos mencionados. Su blog es una inspiradora colección -de lectura recomendable- de profundas entrevistas y detallados análisis claramente dirigidos a extraer conocimiento del estudio de casos.

Para hacernos una idea rápida (aunque parcial) de por dónde van sus planteamientos, basta con que nos fijemos en uno de los bocetos preliminares que, en un buen ejercicio de transparencia, han publicado en el blog:

Brickstarter sketch

Esto ya no se parece tanto a Kickstarter, ¿verdad? Aparecen un buen montón de conceptos nuevos: escala, tiempos, valor, agentes de varios tipos (promotores, partidarios, patrocinadores), una clara diferencia entre el estado de financiación, de apoyos y de aprobación o permisos, un seguimiento de problemas, debates, algo que parece un feed local, etc. Este boceto tiene una profundidad de planteamientos y una complejidad detrás que ya parecen más acordes con el tema. Y sólo es un esbozo muy preliminar de una futurible plataforma online, que con toda seguridad es (o idealmente debería ser) sólo una parte del plan de trabajo de Brickstarter.

Para acabar este artículo dando pie a nuevas reflexiones os dejamos, como propuesta no cerrada, una serie de planteamientos que pensamos que deberían tratar de incorporar las plataformas de crowdfunding centradas en proyectos públicos y desarrollo urbano:

  • Mostrar todo el proceso y sus implicaciones, incluida la “materia oscura”.
  • Permitir empezar desde la pequeña escala, valorando el potencial de los dispositivos “low-” y el enfoque del urbanismo táctico para dar pie a proyectos mayores.
  • Aportar y visualizar un valor de retorno en cada paso del proceso, tras cada ciclo convocatoria-desarrollo-logro.
  • Cambiar el enfoque de la plataforma, desde una simple financiación colectiva hacia un “qué necesitamos para que esto suceda”, en el que se incluya la entrada de acciones y recursos distintos del simple aporte de dinero, como ya sucede en Goteo o en Civic Crowd.
  • Combinar el anterior con un enfoque de “gestión integral del proyecto”, del que la financiación colectiva (o mixta entre lo colectivo y lo institucional) sea sólo una parte.
  • Plantear esa plataforma como una base ligera sobre la que añadir diferentes “herramientas” de gestión, de forma que sea adaptable a proyectos más o menos complejos sin abrumar al usuario.
  • Asumir que la plataforma no lo es todo, y que hay toda una serie de canales, medios o espacios que tendrán que ser tenidos en cuenta y coordinados entre sí.
  • Aceptar que estamos al comienzo de un camino, un camino que se hará al andar.

 

Este artículo es fruto de una colaboración entre Andrés Walliser (@andreswalliser), desde Nueva York, y Jorge Toledo (@eldelacajita), desde Madrid, a través de Ecosistema Urbano (@ecosistema), para el blog de La Ciudad Viva.

Ver artículo original

P.D. de Jorge: Esta entrega sobre el tema iba a terminar aquí, pero en el momento de su publicación sucedió algo que bien merecía extenderse un poco más. Andrés y yo teníamos muchas ganas de escribir acerca de esto porque de alguna manera se percibe como un tema que “está en el aire”, que está en el aire con tal densidad que llega al “punto de condensación”. Y es que como los cazanieblas, parece ser que las redes en que nos movemos contribuyen a condensar las ideas y las hacen fluir hacia la corriente (en inglés, tal cual: stream) de la conversación colectiva. Tres días antes de la publicación original de este artículo, y con este todavía en sus huesos, Bernardo Gutiérrez publicó su artículo ¿Crowdfunding para ciudades?. Dos días después, la red seguía goteando: cuando me disponía a rematar y publicar el artículo, me llegó de pronto una inesperada invitación desde Think Commons a un hangout, una sesión de videochat online. Un timing de primera. Al entrar me encontré a Carlos Cámara, Ferrán Reyes y Domenico di Siena en pleno debate sobre… sí, este mismo tema. De modo que no he pude menos que incorporar este texto a la conversación, y viceversa.

Aquí tenéis un vídeo, fruto de ese momento de serendipia, que es casi la versión audiovisual de este artículo. Os lo recomiendo porque aborda algunos de los puntos clave comentados en este artículo, y unos cuantos más que no tienen desperdicio y que entrarán con seguridad en alguno próximo.

Hangout sobre co-financiación de las ciudades

Para los más impacientes: alrededor del minuto 19′, la conversación, inicialmente errática, enlaza de forma natural con el tema del crowdfunding, y hacia el minuto 37′ es cuando me incorporo y comenzamos a conectar con lo comentado en este artículo.

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Urbanismo Táctico: “Hacking the city” | Taller en la UNIA, Sevilla

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Del 25 al 27 de septiembre tendrá lugar el taller de Urbanismo Táctico en la Sede Tecnológica de la UNIA en Sevilla, y las inscripciones finalizan esta semana.

Urbanismo Táctico 2012

Esta vez con el tema “Hacking the city” que sigue la filosofía hacker de aprender, intervenir y reescribir el “código” establecido de la ciudad para poder modificar su funcionamiento.  Compartir, lo abierto, lo descentralizado, el libre acceso y la mejora del entorno son principios que complementan el enfoque del urbanismo táctico en la ciudad.

Dirigido a apasionados de las nuevas tecnologías urbanas; practicantes espaciales y culturales de la ciudad; estudiantes, interesados y profesionales de la ciudad; técnicos de entidades locales y asociaciones que quieran innovar en los procesos de participación y acción ciudadana.

La participación de gente como Oscar Martínez @sarok (Trànsit Projectes), Zuloark @zuloark, Nacho Dominguez–Adame @nachetz (radarq), Domenico Di Siena @urbanohumano y Paco Gonzalez @pacogonzalez (radarq) nos hace prever que el taller va a ser uno de los más interesantes que se hayan hecho últimamente sobre este tema. ¡Para no perdérselo!

Temario: Comunidad expandida, Urbanismo emergente, Escenarios de ciudad, Urbanismo Táctico
Horario: del martes 25 al jueves 27 de setiembre de 2012. De 15.30 a 21.30 horas
Inscripciones hasta el 15 de setiembre
Hashtag: #hackcity

Más información, becas y matrícula.

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Taller Urbanismo Táctico | Málaga 12-15 marzo

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Del 12 al 15 de marzo BeCity junto a un grupo de profesionales de la comunicación, educación social y arquitectura estará en Málaga dirigiendo el Taller de Urbanismo táctico: acción social para una ciudad sostenible, invitados por la UNIA.

Urbanismo Táctico

El taller no sólo busca dirigirse a arquitectos o urbanistas si no sobre todo a cualquier ciudadano interesado en la participación activa (bottom up) como forma cambio, relectura y desarrollo de su ciudad.

La ciudad, el lugar donde vive más del 85% de la población en los países desarrollados, ha pasado de ser la receptora de las crisis a ser su generadora, hecho que se percibe fácilmente observando cómo se ha producido el crecimiento urbano de los últimos 30 años.

Sólo es posible afrontar un futuro de ciudad sostenible si la ciudadanía actúa colectivamente. Y ello pasa porque los ciudadanos aprendan a diseñar cómo organizarse e intercambiar experiencias, por la apropiación de espacios de intercambio de conocimiento que, con tiempo y trabajo, produzcan innovación y acción social en la ciudad.

Os dejamos el vídeo de presentación:

El equipo de facilitadores estará formado por Paco González (@pacogonzalez), Nacho Domínguez-Adame (@nachetz), Oscar Martínez (@sarok), Enric Senabre (@esenabre) y Ethel Baraona (@ethel_baraona).

Fechas: Del 12 al 15 de Marzo. Inscripción hasta el 5 de marzo.
Ubicación: Sede Tecnológica de la UNIA, Málaga
Más información: web de la UNIA
BeCity: becity.info