Llama mi atención el siguiente titular en ELPAIS del 12 de Septiembre: “Con los biocombustibles no se ahorran emisiones de CO2″. Esta frase encabeza una entrevista al Premio Nobel de Química Hartmut Michel, en la que se pone en cuestión la idoneidad del biocombustible, del que últimamente tanto se oye hablar. Como desconozco el tema, simplemente recomiendo el artículo en cuestión.
Estos son algunos fragmentos de la entrevista:
“Para producir algunos biocombustibles, como el etanol, hace falta invertir mucha energía en forma de fertilizante, de transporte… Y también en el destilado del alcohol.(…) Para eso hay que invertir casi tanta energía como la que hay en el etanol. Y si obtienes esa energía de combustibles fósiles, acabas emitiendo más CO2 de lo que emitirías simplemente usando gasolina en el coche.”
“Los biocombustibles están fomentando la pérdida de selva tropical en Indonesia, Malaisia, algunas zonas de África y en Brasil. En Brasil es la soja: cada vez se cultiva más y más soja en la selva. Y quemar selva para producir soja libera una cantidad enorme de dióxido de carbono a la atmósfera.”