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[critical city] Bélgica ya tiene un Calatrava

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El nuevo proyecto de Santiago Calatrava para la estación del AVE en la ciudad de Lièges (Bélgica) pretende ser catalizador de nuevos impulsos urbanos regeneradores. A nivel global, con las oportunidades que ofrece estar conectado a las ciudades europeas a través de las redes de alta velocidad y con una arquitectura espectáculo que favorezca el turismo internacional, y a nivel local, con la recuperación de la zona urbana comprendida entre la estación y la Ría.

Esta obra ha generado muchas expectativas desde su inicio, y ahora que está acabada, y en el contexto actual, merece una lectura constructiva positiva.

El esfuerzo económico ha sido grande para el tamaño de la ciudad (190.000 habitantes), con una inversión de 437 millones de euros a cargo de la SNCB, la empresa belga de transportes ferroviarios. Se reparten entre 312 millones de euros para la obra de la estación y 125 millones en obras de mejoras de las infraestructuras anexas a la estación, con un presupuesto inicial de 161 millones de euros. Hay que tener en cuenta que se ha desplazado la estación original en 200 metros y que han sido unos diez años de obra.

Según el inversor, SNCB HOLDING, se trata de un proyecto de envergadura con proyección internacional, de carácter único en Bélgica. Lo cuestionable es si al día de hoy sirve de algo tener una obra de este calibre para posicionar una ciudad a nivel global. Si no esta acompañada de una inversión municipal en infraestructuras y con un proyecto urbano que ofrezca un verdadero polo de atracción, la intervención puede quedarse en una foto bonita, y en una nueva catedral urbana sin sentido. Para entender la relación proyecto-ciudad, sería equivalente colocar esta estación en Castellón.

En Francia hay unas 150 ciudades con estación de TGV (AVE). Pensar que un proyecto de este tipo va a resolver la ciudad es pensar en corto. En Lièges existe un proyecto urbano que no ha arrancado todavía. Un proyecto ambicioso para impulsar este nuevo eje entre la estación y la ría, que consta de los siguientes elementos: el barrio nuevo llamado MEDIACITÉ, una nueva explanada a cargo del municipio, nuevos usos hoteleros y residenciales.

Para conseguir amortizar la inversión de la SNCB, convendría apoyar el proyecto en los siguientes puntos:

01 impulsar un cambio en la política local de movilidad, que conecte los diferentes transportes locales con esta nueva plataforma multimodal, aunque es cierto que a nivel nacional, por las cortas distancias, no se consiguen grandes logros en acortar los tiempos de desplazamiento. La estación no está pensada para acoger los autobuses ni las lineas de tranvías. Se ha hecho mucho hincapié en desarrollar un polo comercial dentro de la estación, como base de los objetivos de retorno de la inversión.

02 impulsar un cambio real que pueda atraer a empresas y trabajadores desde fuera de Bélgica y que estén a 200 o 300 km del lugar de residencia. Solo con un tejido empresarial atractivo se podrá conectar la ciudad con otras plataformas multimodales.

03 Las ciudades deben de comunicar más y mejor los cambios que están realizando a nivel de competitividad entre ciudades. Desarrollar mejor el tejido empresarial, ofrecer oportunidades reales a los ciudadanos y a los empresarios para utilizar el caldo de creatividad existente.

Y sólo con una inversión local en conectividad y en oferta de oportunidades se conseguirán algunos de los objetivos propuestos.

Desde luego Santiago Calatrava, o quien sea, no es por si mismo sinónimo de éxito en cuestiones de renovación urbana. Una pieza de este calibre no es suficiente para revitalizar una ciudad mediana. El efecto Guggenheim se esta diluyendo al infinito y debemos buscar otras vías para reactivar las ciudades. Proyectos locales y de escala en acorde con las ciudades, de forma a impulsar toda una ciudad y no solo una imagen, a veces vacía de intenciones.

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