Comments: (2)

Cuando desperté, el carsharing ya estaba en Madrid

Category: ⚐ ES+movilidad+tecnologías+urbanismo

Imagen por motorblog.com

Imagen por motorblog.com – clic para ver original

Sé de primera mano lo que es tener coche propio. Durante años fui dueño de un muy querido Seat Ibiza que me llevó fielmente —y también me dejó tirado— en las situaciones más variadas, desde compras casuales hasta mudanzas, desde cortos recorridos de casa al trabajo hasta improvisados surf trips de miles de kilómetros… todo ello pidiendo a cambio solamente un poco de gasolina por kilómetro. Y bueno, a veces, algo de aceite. Y agua. O dinero para el seguro. O un par de ruedas nuevas. Pensándolo mejor, bastante gasolina. Y una buena —y efímera— limpieza. O un retoque de chapa y un faro de repuesto. Y algo más de dinero para el seguro. Y luego el impuesto de turno, y… todo eso junto comenzó a resultarme menos idílico de lo que imaginaba que sería.

Mi salvación, especialmente con mi limitada economía de estudiante, fue compartir coche. Eso también sé lo que es. Sé lo que es tener la mitad de gastos, la mitad de viajes al taller, la mitad de gestiones y casi las mismas preocupaciones. La mitad de orgullo de propietario, y la mitad de tiempo y de flexibilidad para usarlo. Compartiendo coche, he visto cómo se deterioraba la chapa al doble de mi propia capacidad para rayarla. He notado cómo las marchas iban entrando de forma diferente con el tiempo. He bajado al garaje, llave en mano y mochila a la espalda, para encontrarme un enorme espacio vacío donde debería haber un coche azul.

Con el tiempo, beneficios y cargas se fueron equilibrando y lo que empezó como un romance se convirtió en un matrimonio por conveniencia… y cada vez menos conveniente. Me volví despiadadamente práctico. Con casi todas mis necesidades de movilidad cubiertas por mi frugal bicicleta y otros medios de transporte, comencé a soñar con otros coches para cubrir algunas ocasiones excepcionales, pero todos me iban a suponer lo mismo. ¿El los albores del siglo XXI, no había ninguna solución mejor?

Spoiler: resultó que sí la había. Una solución que me permitiría disfrutar de lo mejor de ambos escenarios —coche propio y compartido— sin sus inconvenientes. La reconocí en cuanto oí hablar del carsharing.

Car… ¿qué?

El concepto de carsharing —”compartir coche” en inglés— es sencillo: la idea consiste en poner una flota de coches, distribuida por la ciudad, a disposición de una comunidad de usuarios, que pueden usarlos en un régimen de alquiler asequible y muy flexible. Esta flota puede ser mantenida y gestionada directamente entre personas —P2P carsharing—, puede ser de propiedad y gestión comunitaria —co-op carsharing— o pertenecer a una empresa —B2C carsharing—, siendo este último el modelo más extendido y hasta ahora el único presente en Madrid. En él, la empresa se encarga de la adquisición y renovación de vehículos, del mantenimiento, de los seguros, del aparcamiento, de las reparaciones, de la gasolina, de garantizar la disponibilidad, etc. —es decir, de todos los problemas que supone tener un coche propio— y el usuario sólo tiene que acceder al sistema, reservar un vehículo del tipo que más le convenga y usarlo por el tiempo que lo necesite, sabiendo que el importe correspondiente a ese tiempo de uso se le cargará automáticamente en su cuenta, sin más trámites.

Esquema conceptual del carsharing - Ilustración por Jorge Toledo

Esquema conceptual del carsharing – Ilustración por Jorge Toledo

Esto, combinado con el uso regular de la bicicleta y el uso esporádico del transporte público urbano y otros medios —incluido el coche de alquiler tradicional— para larga distancia, en mi caso me ha permitido olvidarme indefinidamente del coche en propiedad. Cada vez que necesito un coche, puedo usar el que quiera —pequeño, familiar, de carga o eléctrico— y además encontrarlo siempre limpio, nuevo y a pocas calles de mi casa.

En el siguiente vídeo se cuenta detalladamente, casi a nivel de manual de instrucciones, cómo es el proceso de alta y el uso rutinario de uno de estos servicios:

Las diferencias con un coche en propiedad son inmediatas. La más evidente es la cantidad de preocupaciones y gestiones que uno se quita de encima y, en cierto rango de uso, el coste mucho menor que supone anualmente: de una detallada comparativa —y bastantes cálculos— que hice hace unos meses deduje que podría hacer entre 150 y 200 salidas de unas 4h al año antes de llegar a un gasto similar al que me supondría tener un coche propio, lo cual es muchísimo más de lo que esperaba… y estaba calculando a la baja el coste de este último.

Si tenéis curiosidad por comparar los costes para vuestro nivel de uso del coche, hay un par de calculadoras disponibles online, tanto para el coche privado como para el carsharing, que podéis usar para obtener datos orientativos. Desde Respiro compartían hace tiempo una estimación hecha para un caso particular, y seguramente podréis encontrar otras por la red.

Y hay que pensar no sólo en términos de dinero, sino también de tiempo. No he visto ningún estudio al respecto pero sería igualmente interesante: ¿cuánto tiempo podríamos ahorrar al año, al usar un servicio de carsharing, en gestiones y mantenimiento?

La otra diferencia es de tipo colectivo y global: teniendo en cuenta que un coche, en Madrid, pasa aparcado de media el 97% de su vida útil, compartirlo tiene mucho sentido también en términos de eficiencia energética… y de calidad medioambiental del entorno urbano, pero estos aspectos los comentaré con más detalle en el próximo post de esta serie.

¿Las diferencias con un servicio de alquiler tradicional? Por un lado, el coste es mucho más ajustado, incluso aunque acabes alquilando un día entero; por otro, la flexibilidad de uso es mucho, muchísimo mayor, pudiendo reservar o cancelar la reserva de un vehículo minutos antes de usarlo, seleccionar un rango de tiempo con una precisión de un cuarto de hora o modificar la duración de la reserva sobre la marcha, ya en el vehículo.

Un caso imparable de economía colaborativa

El carsharing se puede encuadrar en la llamada sharing economy o economía colaborativa, basada en el acceso compartido a productos y servicios frente a la propiedad de éstos, y generalmente apoyada en plataformas digitales que facilitan la interacción y la gestión de las actividades.

En una de las varias charlas que hemos tenido sobre el tema, Agustín de Saralegui, de la empresa Respiro, mencionaba un extenso estudio de Frost&Sullivan —del que habla también Sarwant Singh en Forbes— y me daba, bien despiezados, los datos más significativos. Y son ciertamente significativos.

Pese a ser todavía una actividad emergente —habiendo comenzado a funcionar apenas en 2008— el crecimiento que se prevé es enorme, del orden de diez veces en 5-10 años: de los 90.000 coches en régimen de carsharing que hay hoy en el mundo, se espera que para 2025 ronden el millón, pasando de los 3,3 millones de usuarios a alrededor de 40 millones ya en 2020. Una perspectiva prometedora incluso en una sociedad como la española, donde la propiedad tiene aún un fuerte arraigo cultural. Todo ello en 2014, año histórico en el que, por primera vez, en España se están vendiendo más bicicletas que coches. Algo está cambiando, y muy rápido.

www.thefutureofcarsharing.com - clic para ir a la página

www.thefutureofcarsharing.com – clic para ir a la página

¿Cómo se están tomando esto los fabricantes de coches? Los más espabilados se están dando cuenta que el futuro del coche está, al menos, tanto en el acceso como en la propiedad, así que están cambiando sus modelos de gestión y marketing para funcionar más en leasing, ofreciendo servicios añadidos —como los superchargers, las estaciones de recarga gratuita de Tesla Motors—, o con flotas enteramente dedicadas al alquiler o al carsharing.

Según el estudio mencionado, el carsharing está atrayendo sobre todo a jóvenes entre 25 y 34, con menos recursos, sin familia propia, acostumbrados a usar un coche ajeno, más próximos a la economía colaborativa gracias a su estrecho contacto con Internet, y para los que, aparentemente, tener coche ya no mola tanto. Mi experiencia, al menos, coincide con el estudio: tenerlo presenta cada vez menos atractivo. Poder usar un coche nuevo del tipo que necesito y sólo cuando lo necesito, eso sí que mola.

¿Y en Madrid?

Todo esto, que hace unos años sonaba prometedor pero algo remoto, en Madrid es ya una realidad que ha venido para quedarse.  Actualmente hay dos empresas consolidadas que ofrecen servicios de carsharing: Respiro y Bluemove. Cuando, hace unos meses, hice la comparativa de servicios y precios mencionada más arriba, había una tercera, HelloByeCars, que a día de hoy parece haber desaparecido del mapa.

La implantación del carsharing en la ciudad está bastante avanzada, cubriendo de forma uniforme todo el centro con más de 80 aparcamientos  —unos 150 vehículos— de Respiro y alrededor de 50 —más unos 30 coches aparcados en la calle— de Bluemove, cifras que están en constante aumento dado el rápido crecimiento que están experimentando ambas empresas.

Extensión cubierta por Respiro (izquierda) y Bluemove (derecha + aeropuerto).

Extensión cubierta por Respiro (izquierda) y Bluemove (derecha + aeropuerto).

En ambos casos el funcionamiento es parecido: la reserva se puede hacer por teléfono y a través de Internet usando ordenador o móvil, y el acceso al coche se realiza pasando la tarjeta personal por un detector situado en el exterior del coche. Una vez abierto, en el interior encontraremos la llave de arranque y una tarjeta para el caso en que hiciera falta repostar. Además encontraremos el historial de incidencias del coche por si notáramos alguna anomalía, y un breve manual de uso, muy útil para esos primeros y algo desconcertantes encuentros con el carsharing.

En cuanto a la flota, cada empresa ha adoptado un enfoque distinto: mientras que en Bluemove es bastante homogénea y marcada por su reciente acuerdo con Kia, en Respiro la flota se diversifica mucho en cuanto a marcas, modelos y tipos de vehículo, con lo que, si estás dispuesto a moverte a un parking más lejano, puedes acceder a una variedad mayor. Respiro es además la única que tiene varios modelos de carga, fundamentales si, como en mi caso, una de las pocas cosas para las que realmente necesitas un coche es para hacer la mudanza o llevar algún objeto grande de forma ocasional. Ambas incluyen algún modelo eléctrico, cuyo número y variedad es previsible que aumente en los próximos años.

Ejemplos de vehículos en la flota de Respiro

Ejemplos de vehículos en la flota de Respiro

Ambas empresas coinciden en referirse al carsharing como “coche de barrio”. La idea, en palabras de Agustín de Saralegui, de Respiro, “es que el vecino, sin renunciar a la flexibilidad de tener toda una flota a su disposición, acabe desarrollando una relación de familiaridad con el coche que usa habitualmente, generalmente situado en el parking más cercano a su casa o trabajo”. El uso compartido puede ser también una excusa para generar comunidad a nivel de vecindario, favoreciendo el contacto entre los vecinos y abriendo las puertas a compartir y colaborar para viajes, recados, etc. Hacia esto apunta Bluemove Community, una plataforma que propone la adquisición a través de un contrato de renting, por parte de un “vecino conector”, de un vehículo con la tecnología de carsharing preinstalada, con la condición de que el “conector” comparta un porcentaje del tiempo de uso del coche y promueva su uso entre sus amigos y vecinos. Sin llegar a ser un modelo de carsharing P2P puro, esto permite crecer de manera más descentralizada, bajo demanda, y dando cierta preferencia de uso a los usuarios que necesiten el coche con regularidad.

Hasta aquí, una instantánea de lo que es el carsharing ahora mismo en Madrid. Dentro de unos meses el panorama puede haber cambiado bastante. Como comentaba más arriba, las expectativas de expansión son enormes. En palabras de Saralegui sobre el futuro de Respiro: “Ahora estamos en 154 coches, y mañana entran 5 más. Están entrando nuevas unidades continuamente en función del aumento del número de usuarios y antes de que acabe el año serán 200 coches de Respiro en Madrid. Para 2015 doblaremos —como mínimo— hasta los 400 coches de carsharing en la ciudad.”

En los próximos artículos de esta mini-serie entraré en más detalles sobre el impacto del carsharing en la vida urbana y sobre la experiencia que, como usuario de Respiro, he tenido con el “coche de barrio” durante estos meses.

Más información: Respiro + Bluemove

Comment: (1)

Ciudades que caminan, por una mejor vida urbana… a pie | II Congreso en Pontevedra

Category: ⚐ ES+movilidad+noticias+urbanismo

Praza da Ferraría, Pontevedra - Foto por Diana Piñeiro

Praza da Ferraría, Pontevedra – Foto por Diana Piñeiro

El concepto de “ciudades que caminan” resulta, como mínimo, sugerente. Uno se siente tentado de pensar en las walking cities de Ron Herron —Archigram—, pero en el caso que nos ocupa nos referimos a algo menos espectacular y más cercano: ciudades que invitan a caminar.

sigue caminand… leyendo

Comments: (0)

Las infraestructuras ciclistas de Copenhague, en una sola imagen

Category: ⚐ ES+movilidad

La aplicación sistemática de un conjunto sencillo de tipologías de infraestructuras ciclistas es uno de los factores que más pueden contribuir a facilitar su comprensión, adopción y correcto uso por parte de los ciudadanos. O al menos ese es el caso de Copenhague, donde las diversas soluciones se han optimizado y uniformizado tanto que pueden resumirse en un solo gráfico:

Guía de infraestructuras ciclista de Copenhagenize

Guía de infraestructuras ciclistas en Copenhague, por copenhagenize.eu

El enfoque de esta ciudad se puede resumir en 4 soluciones tipo, que se aplican a las distintas vías dependiendo de la velocidad del tráfico motorizado que circula por ellas:

  • 10-30 km/h: Espacio compartido para bicicletas y vehículos motorizados, sin separación.
  • 40 km/h: Carriles bici pintados en la calzada.
  • 50-60 km/h: Carriles bici separados de la calzada por un bordillo.
  • 70-130 km/h: Carriles bici completamente segregados por una mediana.

Además, hay un par de criterios básicos para todas ellas:

  • La infraestructura se sitúa a la derecha de la fila de coches aparcados, dejando éstos como barrera entre el carril bici y la calzada.
  • Los carriles bici de dos sentidos se usan sólo cuando están separados de cualquier carretera o calle. Si no, siempre han de usarse carriles bici de un solo sentido.

Como dice Mikael Colville-Andersen, conocido activista, conferenciante y asesor sobre planteamiento urbano para la bicicleta en Copenhagenize.com:

La belleza de la red de infraestructuras ciclistas de Copenhague está en la uniformidad de su diseño.

 

Comments: (13)

La ciudad hostil: ángulos y púas contra los ciudadanos

Category: ⚐ ES+ciudad+urbanismo

Pinchos de hormigón en Guangzhou - Imagen via dailymail.co.uk

Pinchos de hormigón colocados donde solían dormir y acampar personas – Imagen via dailymail.co.uk

Últimamente recorre las redes una oleada de noticias dispersas sobre la manera en que, en ciudades de todo el mundo, se están instalando defensas de diversos tipos contra los “sin techo”. Si decir “defensas” y “contra” os parece exagerado, sólo tenéis que echar un vistazo a algunos de los más comentados y polémicos ejemplos. Las imágenes hablan por sí solas.
sigue leyendo

Comment: (1)

Una guía aumentada para recorrer la ciudad en bicicleta | BikeLine al detalle

Category: ⚐ ES+movilidad+tecnologías+urban social design

Ir en bici, en un mundo de coches, es para locos o valientes. ¿O no? - Foto por Elvert Barnes

Ir en bici, en un mundo de coches, es para locos o valientes. ¿O no? – Foto por Elvert Barnes – clic para ver original

¿Cómo podemos impulsar el uso de la bicicleta en la ciudad? Esta cuestión se ha abordado de muchas maneras distintas, generalmente desde la mejora de las infraestructuras, la regulación, la seguridad y la educación. Sin embargo, echamos en falta proyectos que, a escala de ciudad, trabajen directamente por hacer el ciclismo urbano más visible y tan atractivo como puede llegar a ser, mostrando la bicicleta como un modo de moverse por la ciudad económico, versátil y flexible, ágil o tranquilo según queramos, con la posibilidad inmediata de parar a hablar con alguien conocido o hacer la compra el comercio local…

La agilidad de la bicicleta: parar a hacer un recado en cualquier punto de tu camino - Foto por acme08 en Flickr

La agilidad de la bicicleta: parar a hacer un recado en cualquier punto de tu camino – Foto por acme08 – clic para ver original

En ese sentido, el factor cool que la bicicleta está adquiriendo últimamente está ayudando, más que muchos planes de movilidad, a sacarla del nicho del activismo y normalizarla a nivel cultural, como parte de un estilo de vida.

Sin embargo, ¿se puede hacer algo más? ¿Podemos aunar todos esos esfuerzos bajo una propuesta integradora y llegar un poco más allá?

Mejorado la “experiencia de usuario”

Recuerdo mi primera y alocada incursión en bicicleta al centro de Madrid. Tras diez años pedaleando a diario por una ciudad como Alicante, más pequeña pero casi igual de salvaje en cuanto a tráfico, me sentía más que preparado para ello. Dado mi escaso conocimiento de la ciudad, y con el fin de evitar perderme demasiado, decidí seguir las calles conocidas, que venían a ser las que cualquier turista conoce, o las que destacan más sobre el plano.

Así fue como me encontré pedaleando, a todo lo que me daban las piernas, por el carril central de la Gran Vía, cuesta arriba, en hora punta, con taxis y autobuses rugiendo por la derecha y el resto de coches presionándome por todos lados. Ni que decir tiene que me batí en retirada por el tercer paso de cebra con el que me crucé, y en adelante me pensé mejor la ruta a seguir. No quería repetir aquel error, pero tenía por delante una pregunta por responder: ¿Cómo se mueve uno por esta ciudad?

Disculpe, ¿cómo... ? - Foto por Marc van Woudenberg

Disculpe, ¿cómo… ? – foto por Marc van Woudenberg – clic para ver original

Da igual que tengas años de experiencia sobre dos ruedas o que te acabes de lanzar, animado por alguna de las muchas bondades de la bici urbana: cada ciudad desconocida supone comenzar de nuevo. Todas se diferencian por el tipo de tráfico, su configuración, su orografía o su cultura.

Sin embargo, por distintas que sean, todas las ciudades tienen algo en común, y es que según cómo las recorras, pueden convertirse en una pesadilla o en un placentero paseo. De nuevo, la pregunta: ¿Cómo se mueve uno por esta ciudad?

El problema de las rutas ciclistas

La primera respuesta es evidente: siguiendo rutas ciclistas, generalmente compuestas por una combinación más o menos inconexa de carriles bici, ciclocalles y otras soluciones. Sin embargo, esas rutas pueden ser escasas y difíciles de hallar, e incluso el encuentro con una de ellas es una experiencia confusa. ¿Cómo sabes si te va a llevar a donde tú quieres? ¿Y si tiene puntos peligrosos o discontinuidades? ¿Es una ruta realmente pensada para vivir la ciudad desde la bici o un apaño que no me va a ayudar nada?

El terror del ciclista urbano: carril bici a ninguna parte - foto por José María Mateo

El terror del ciclista urbano: carril bici a ninguna parte – foto por José María Mateo – clic para ver original

El problema, algo menor, de los planos

La segunda respuesta es igual de obvia y complementa a la anterior: usando un plano y buscando tu propia ruta. En mi caso, la cosa comenzó a aclararse cuando descubrí el Plano de Calles Tranquilas de Madrid. Un día decidí seguir sus líneas y me encontré atravesando de punta a punta una ciudad que no parecía la misma: tranquila, con poco tráfico y con ambiente de barrio.

Sin embargo, consultar un plano sigue siendo engorroso, y mucho menos cómodo que simplemente seguir una ruta adecuadamente señalizada por la ciudad. Tienes que memorizarlo y pararte a consultarlo cuando te olvidas. En el mejor de los casos, lo puedes llevar en el móvil y seguir tu ruta con ayuda del GPS. Aun entonces, lo que pone en el plano y lo que ves en la calle son cosas distintas. Hay rutas digitales que no están señalizadas en la calle, o viceversa.

Además, suelen ser planos meramente circulatorios, que omiten toda actividad cultural, social o comercial de la ciudad. Sin embargo, la experiencia de ir en bicicleta es algo completamente distinto: su velocidad y maniobrabilidad hacen que sea idónea, no sólo para ir de A a B, sino para hacerlo pasando por C, F, J y X, descubriendo todo lo que la ciudad tiene que ofrecer y disfrutándolo en cualquier punto del camino.

Así pues, construyendo sobre estos antecedentes: ¿cómo podríamos mejorar la experiencia de ir en bici por la ciudad?

BikeLine, una solución posible

¿Y si combináramos lo mejor de las rutas señalizadas y de los planos, conectando claramente las guías físicas y las digitales? BikeLine fue concebida precisamente con esa idea en mente: combinar rutas físicas, fáciles de ver y seguir, con información digital sobre su procedencia, destino, estado o actividad cercana. Apoyarnos en la claridad y obviedad de unas señales pintadas en el suelo, y en el potencial informativo e interactivo del contenido de una pantalla.

bikeline - imagen de concepto

BikeLine: recreación conceptual

Intentamos imaginar una nueva forma de ayudar a los ciudadanos que usan la bici a sacar partido de sus ciudades. Las “líneas bici aumentadas” son pistas visuales continuas, simples y llamativas que guían al ciclista a lo largo de itinerarios seguros e interesantes. Su presencia y diseño anuncian, además, que existe otra capa de información en la que se desarrolla su auténtico potencial: una aplicación móvil que detecta la línea que estás siguiendo y muestra una “línea digital” equivalente que añade información relevante, actualizada y especialmente pensada para el que va en bicicleta.

BikeLine: esquema de concepto

BikeLine: esquema de concepto

De ese modo, la ciudad puede proporcionar respuestas rápidas a las dudas más comunes de un ciclista urbano:

— ¿Cómo puedo llegar de forma fácil y segura a… ?
— Y ahora, ¿por dónde sigo?
— Genial, he encontrado un carril bici, pero… ¿a dónde lleva?
— ¿Encontraré un buen sitio para aparcar la bici?
— Oh, no, un pinchazo… ¿Dónde puedo encontrar un taller de bicis?

El sistema está pensado para ayudar a descubrir el entorno urbano desde la bici, poniendo en el manillar todo un nuevo campo de posibilidades de interacción con actividades culturales, comercios locales y otros ciclistas, permitiendo, no sólo conocer, sino también disfrutar del camino a través de la ciudad.

Os contamos cómo imaginamos que podría funcionar, apoyándonos en el primer diseño que hicimos, premiado el pasado año en el concurso Get a Bike de Oslo, y cuya viabilidad esperamos poder ir comprobando y desarrollando.

Las líneas físicas

Existen bastantes aplicaciones móviles para seguir rutas por la ciudad. Lo que no hemos visto son señales que avisen de que esas rutas, o esas aplicaciones, existen. Señales que al ser claramente visibles para cualquiera, atraigan la atención, diciendo “aquí hay algo que puede ayudarte” o “cuidado, por esta ruta van ciclistas” o “¿por qué no te animas a descubrir tu ciudad desde la bici?”.

¿Por qué usar una línea? Una la línea es una forma rotundamente reconocible de señalizar una ruta. Da igual que esa ruta pase por un carril bici, por un espacio compartido con peatones o por un carril de la calzada, o que cambie de uno a otro. La línea puede girar, bajar o subir, cambiar de pavimento o de carril y seguir expresando una idea de continuidad a través de la ciudad.

La línea como guía en diferentes situaciones

La línea como guía en diferentes situaciones

Una línea puede cambiar de grosor, de color, y volverse discontinua o punteada para indicar seguridad, atención, preferencia, peligro, proximidad de un cruce, variación de la velocidad…

Color, tipo de trazo y grosor como indicadores superpuestos

Color, tipo de trazo y grosor como indicadores superpuestos

Una línea, además, es más económica de pintar y mantener que dos, o que una franja más ancha. Puede cualificar una vía sin ocuparla del todo, y sin suponer un cambio de pavimento.

Las líneas digitales

Las “líneas digitales” se visualizan a través de la aplicación móvil, en sincronía con las del suelo. Ponen servicios e información específica a disposición del que se mueve en bicicleta, suponiendo a la vez una ayuda y un aliciente para animarse a pedalear. Anuncian la presencia de talleres, de lugares donde aparcar, de comercios locales con ofertas especiales para ciclistas, de espacios de descanso, de equipamientos culturales…

El usuario puede revisar las líneas en parado, visualizándolas en un mapa de la ciudad o recorriéndolas para ver en detalle su contenido. Una vez en marcha, la aplicación detecta la línea que se está siguiendo y va proporcionando información de forma sintética, mostrando en la pantalla gráficos fácilmente reconocibles cuando hay información complementaria que mostrar y eventualmente ayudándose de sonidos para avisar sin distraer más de lo necesario la mirada del ciclista.

Líneas digitales sobre las físicas

Líneas digitales sobre las físicas – clic para ampliar

Su conexión con la actividad local, incluyendo la comercial, hace que el sistema tenga un gran potencial para integrar iniciativas ciudadanas u oficiales, públicas o privadas, individuales o colectivas, haciendo que esas simples líneas trazadas sobre la ciudad puedan convertirse en ejes de revitalización urbana a una escala más humana: la escala de la bicicleta. Abre interesantes posibilidades de uso, financiación y colaboración entre agentes no necesariamente relacionados con la movilidad pero sí con un modo de vida urbano en el que la bicicleta puede jugar un papel importante.

¿Realmente tenemos que seguir una línea?

Nos hemos hecho esa pregunta bastantes veces. La respuesta es sí… o no. Lo más hermoso de la bicicleta es que te permite salirte de la ruta, cambiar bruscamente de planes, improvisar, explorar. Y no podemos renunciar a eso.

Las rutas que imaginamos no serían exclusivas ni obligatorias. Tampoco serían inmutables. Un recorrido pintado puede renovarse, o perderse por el desgaste y aparecer en otra ubicación. Podrían ser incluso temporales, pensadas para desaparecer al cabo de un tiempo. El propio uso que los ciudadanos hicieran de cada ruta, recogido a través de la aplicación o de otros canales de participación, serviría para redefinir y adaptar esa infraestructura ciclista ligera.

Pero pensamos que sería importante que estuvieran ahí como un indicador de la presencia de la bici, de la existencia de una ruta amable y una capa de información añadida. Como una guía a partir de la cual aprender a moverse por la ciudad, cada uno a su manera. Como una serie de lugares conocidos desde los que explorar lo desconocido.

¿Cuándo y dónde?

Todo esto no pasa de ser una propuesta. Una propuesta que hicimos para Oslo (con bastante buena recepción) pero que pensamos que puede interesar a otras ciudades, teniendo bastante potencial para ser desarrollada en colaboración entre varias.

Hay aspectos que hacen de éste un proyecto complejo de llevar a cabo. No es tan “sencillo” como desarrollar una aplicación independiente e invitar a la gente a usarla. Hay que trabajar cumpliendo complejos reglamentos, ajustándose a acuerdos y haciendo todo ello económicamente sostenible. Hacerlo bien implicará poner en contacto y de acuerdo a muchos agentes de la ciudad… como, por otro lado, debería suceder con cualquier nueva infraestructura.

Sin embargo, también es bastante escalable. Se puede poner a prueba con una inversión relativamente baja, e ir mejorándolo progresivamente, de prototipo en prototipo. Sobre la marcha se pueden renegociar los trazados de las líneas y modificar las funciones de la aplicación. Y si nada de eso se lleva a cabo servirá, como mínimo, para sugerir otro acercamiento posible a la bicicleta como transporte, como experiencia urbana y como estilo de vida, y que se siga hablando de ella.

Así que… ¿por qué no intentarlo?

Evalúa BikeLineActualmente estamos presentando la idea a una convocatoria de propuestas de la que podríamos obtener apoyo para desarrollar más el concepto y su plan de viabilidad. Si os parece que la idea es interesante y creéis que valdría la pena explorarla un poco más podéis apoyarnos, tras un rápido registro, valorando tres aspectos: relevancia, adecuación y viabilidad.

Valora el proyecto Bikeline

En la plataforma hay subidas, junto a esta, muchísimas otras iniciativas que merece la pena revisar. Os animamos a registraros y valorar las que más os llamen la atención.

Para más detalles podéis descargar en PDF un panel que explica la propuesta: [Download not found].

 

¿Y a vosotros, qué os parece? Estamos deseando conocer vuestras opiniones y seguir debatiendo y pensando sobre cómo podemos mejorar la experiencia de ir en bicicleta por la ciudad.

Comment: (1)

Más que una casa: Procesos colectivos de vivienda | #followweb

Category: #follow+#followweb+⚐ ES+arquitectura

Más que una casa - cabecera

Hoy viernes, día de #followfriday por Twitter, seguimos con nuestra serie #followweb, reconociendo proyectos de nuestra red, nuestro entorno cercano o de los más remotos rincones de la tierra que nos gustan por algún motivo.

Esta vez os hablamos de Más que una casa, una iniciativa que nos llamó la atención desde sus inicios, y que con el paso del tiempo se está convirtiendo en lo que imaginábamos que podría llegar a ser: un sitio de referencia sobre procesos colectivos de vivienda. sigue leyendo

Comments: (4)

Una “forja” para gobernanza, código y datos abiertos | GitHub & Government

Category: ⚐ ES+A+OS+cultura abierta

GitHub and Government - Organizations

GitHub es lo que en el mundo del desarrollo de software se conoce como una “forja”, una plataforma que permite a muchas personas trabajar en el mismo código de una forma distribuida, y que a través del sistema de control de versiones Git se encarga con precisión de la coordinación de las aportaciones y del control de versiones. De esta manera, cualquiera puede acceder al código fuente de un software, crear una copia, modificarlo, proponer sus modificaciones para su incorporación, crear una versión propia con otros fines…

Eso de por sí ya es de una potencia enorme, pero la gente de GitHub está siendo mucho más ambiciosa: Además de ser una de las principales plataformas para el desarrollo colaborativo de software, ahora quieren convertirse en una herramienta para colaborar en muchos otros tipos de proyecto, desde un modelo para impresión 3D hasta una normativa urbana.

GitHub y la gobernanza

La gobernanza o gobierno es una de las áreas en las que más puede aportar la filosofía de lo abierto. La transparencia de las actividades gubernamentales, el acceso a los datos públicos (que paradójicamente, no suelen publicarse) y la inclusión de los ciudadanos en los procesos de gestión y regulación de lo público son pasos fundamentales para hacer efectiva la democracia.

Con todo esto en mente se lanzó el pasado octubre la sección GitHub and Government (government.github.com), que reúne historias sobre open source (fuetne abierta), open data (datos abiertos) y open government (gobernanza abierta), destacando proyectos que usan GitHub para poner en abierto la “fuente”, publicar conjuntos de datos y hacer accesibles documentos y herramientas de gobierno.

GitHub and Government

Página web de “GitHub and Government”

Os resumo aquí, para que os hagáis una idea, algunas de estas historias, destacadas de entre las actividades de una comunidad bastante amplia:

Datos abiertos: El Open Data Portal de Chicago, que comparte una serie de conjunto de datos sobre el estado de la ciudad (carriles bici y aparcamientos, geometría de calles y edificios, pasos elevados para peatones, etc.)  para que los propios ciudadanos puedan tanto usarlos como (y aquí es donde entra GitHub) supervisarlos y actualizarlos, salvando una gran brecha burocrática y facilitando la corrección de errores y el aumento de precisión. Más info: Forking your city

Fuente abierta: El Web Experience Toolkit es un sistema abierto que permite a cualquier institución canadiense montar una página web reutilizando y adaptando una serie de componentes, sin tener que partir de cero, reduciendo el coste de desarrollo y apoyándose en soluciones con una usabilidad, accesibilidad e interoperabilidad probadas. Más info: Canadian web experience toolkit

Gobernanza abierta: Cuando los encargados de la estrategia digital de la presidencia de los Estados Unidos solicitaron a la oficina de administración electrónica que desarrollara una política de datos abiertos, ésta decidió hacerlo de manera abierta, alojando el borrador en GitHub para agilizar el desarrollo y permitir la colaboración fluida de distintas partes interesadas. El Project Open Data resultante ha recibido más de 100 actualizaciones desde entonces. Para curiosear en los detalles: Project Open Data opens more than data

La plataforma y su proyección

Aunque GitHub aún tiene su público principal en una comunidad de programadores y hackers, con este tipo de pasos intenta posicionarse como una plataforma colaborativa igualmente atractiva para makers o creadores en general y accesible para personas con menos conocimientos técnicos. Para ello están haciendo mucho por hacer más intuitivo y visual el sistema de control de versiones Git, pensado inicialmente para ser usado desde la línea de comandos.

Personalmente creo que es una apuesta acertada por llevar una herramienta de colaboración en software a otros ámbitos de la cultura abierta. Me resulta inspirador pensar que, con ciertas adaptaciones (tanto del software como de nuestros conocimientos), muchos de los que trabajamos en el ámbito de la arquitectura, la ciudad, el activismo o la política podríamos aprovechar este tipo de plataformas para trabajar de forma más abierta, colaborativa y, de paso, ordenada:

¿Os suenan nombres de archivo tipo plantageneral5_v3_final02_imprimir_def? ¿Os habéis vuelto locos alguna vez tratando de comparar dos versiones de un mismo documento, o de fundir  los cambios de uno en otro? Usar un sistema de control de versiones permite, entre otras cosas, que eso no suceda, que el trabajo se coordine y se facilite así la colaboración.

Comments: (0)

Treib Gut magazine | A publication by Schwemmland + Our thoughts about Linz harbour

Category: ⚐ EN+events+urbanism

TREIB GUT magazine - Cover

As we told you in this previous post, last June we were in Linz, Austria, invited by Roland Krebs for a lecture and a workshop, part of an event called Identity City Lab. The workshop, led by local collective Schwemmland and Ecosistema Urbano, was aiming to provide some fresh insights and proposals about the eastern harbour area of Linz, a big extension of former ‘schwemmland’ (alluvial land) turned into an industrial area during the second part of the 20th century.

The people from Schwemmland, who have been living, thinking and working around the area for a long time, used the occasion to launch TREIB GUT magazine as a new means of communication with the city. We recently received some copies, and wanted to share with you the results of this effort.

TREIB GUT magazine - Index

Branded as ‘the independent harbour journal’ and published in German using a newspaper-like format, this publication looks like a great way to disseminate the results of the workshop, together with other reflections on Linz and its harbour area. The aim of such an important communication effort  is to transmit to the rest of the city the thoughts, proposals, reflections and actions that have been taking place around the harbour.

For this issue, we were asked to write a report about the workshop and our thoughts on the harbour area in general. Since we already published a report here, I’m going to share with you the last part of the article, which is a kind of ‘statement’ or manifesto that summarizes our point of view on this project and part of our general approach to urban social design:

Linz harbour – Looking to the future

TREIB GUT magazine - Article by Ecosistema Urbano

TREIB GUT magazine – Article by Ecosistema Urbano

[…] So, what can Linz do with such a place? Here are ten points that summarize and contextualize some of the most important things we have learned from our work in the city. We think they can provide a conceptual framework for the development of the harbour area.

Reactivate the existing as an alternative to expansion. The docks and the surrounding areas are full of unused spaces, concrete platforms, green fields and water surfaces that provide plenty of room for new activities without the need of huge transformations.

Develop constructive criticism
, as an optimistic approach to existing reality in order to bring up creative solutions. The harbour development plans are a reality the city has to live with, but also an opportunity of making things better if the city gives some space for complementary proposals.

Take care for the public. We believe the concept of the city is completely linked to the creation of public space, and this area of Linz should not be an exception. Between the private lots there is still a chance to create a meaningful, diverse public space that gives citizens easy and universal access to the river.

Rely on low-cost to make great things with less resources. Taking advantage of the qualities of the place it is possible to have positive impact with a relatively low investment. Simple, minimal and clever installations can turn a forgotten spot into a lively, comfortable place.

Create open systems in order to allow the development of a changing reality. Planning can be done over decades, but urban life changes both slower and faster. Leaving open ends and room for change will guarantee an easier adaptation to future needs. Use removable systems that permit relocation or dismantlement. Adopt construction standards that allow for easy improvement, repair and maintenance. Allow the citizens to develop their own solutions on top of the existing infrastructure.

Bring instant change through urban actions. Small actions can provoke huge reactions and great experiences, acting like tests for the future of the area. Do you think it could work differently? Just try it, experience it, and learn from the results in order to improve quickly. Three smaller interventions can drive more changes and give more useful lessons than a huge one, while being more cost-effective.

TREIB GUT magazine - Photos of an urban action

TREIB GUT magazine – Photos of an urban action in Linz harbour

Integrate the citizens into the processes of changing their environment. Make them aware about the opportunities, inspire them and work at a social level to find out what they would really use and enjoy. Listen, think, build and try things together, and be patient about the results: social change and citizen involvement can be slow, but they are powerful.

Build networks to share knowledge and experiences. Count on existing and active collectives or associations, communicate beyond the most involved people, continuously share ideas and resources to create a responsive network and a ‘social warmth’ around the place. Keeping the most active people and the possible future users involved can be crucial for the success of an urban project.

Take account of the intangible using new technologies as a mechanism to create awareness about the complexity of the place. Track and map impressions, feelings, opinions, data and contents related to the harbour area in order to visualize the collective imagination about that place.

Keep positive to be able to push ahead reality. Dare to think in terms of desirability, more than possibility or probability. Dream about things that were never done in that area, build fantastic experiences on the water, the docks, the streets or the natural spaces. Imagine the citizens bathing, creating, playing, cultivating or flying near the Danube, the river that made the city of Linz possible.

Our report Linz harbour: a city and a river | Identity City Lab workshop with Schwemmland
Post in German by Roland Krebs, organizer of the Identity City Lab
Post in German at CreativeRegion website, with more photos
Post about the conference at CreativeRegion website

Comments: (0)

Collection of e-papers on Collective Intelligence in ArXiv | Link + download

Category: ⚐ EN+downloads+findings+research+resources

If you are interested in collective intelligence, crowdsourcing, collaboration, reputation mechanisms, collective decision making and related topics, then you’re in for a treat!

Collective Intelligence - Illustration by vladgrin on Shutterstock

Collective Intelligence – Illustration by vladgrin on Shutterstock

The page may look unimpressive at first sight; you could say it’s pure ‘Internet 1.0’, but the contents are really worth a careful look. Along with full e-papers, it contains poster papers and abstracts from plenary sessions at the MIT. They are usually available as downloadable PDFs and in other formats, sometimes even including video.

2012 collection of e-papers on Collective Intelligence – arXiv

ArXiv is one of the oldest (1991: that’s pre-World Wide Web!) and most well-known repositories for electronic preprints of scientific papers in different fields of science which can be accessed online and downloaded. It is now hosted and operated by Cornell University, with 14 mirrors around the world.

Comments: (2)

“Diseño libre”, co-traducido al español bajo licencia Creative Commons | A+OS

Category: ⚐ ES+A+OS+cultura abierta+downloads+publicaciones

¿Cómo sería concebir una idea para un libro y que una semana después pudieras estar ya leyéndolo? Eso es precisamente lo que logra un “booksprint“, una metodología de colaboración ágil que consiste en reunir a un grupo de personas para escribir un libro en unos pocos días. Y justamente así fue como se escribió “Design livre”.

Proceso de trabajo en el libro

Proceso de trabajo en el libro

Este libro que, como su título sugiere, trata de dar forma, definición y referencias al concepto de “diseño libre”, fue escrito en una semana, del 9 al 14 de febrero de 2012, en un booksprint promovido por el Instituto Faber-Ludens. Se desarrolló tanto en la oficina de esta organización en Curitiba como de forma remota a través de la plataforma corais.org y la herramienta de videoconferencias bigbluebutton.org, ambas basadas en software libre. El texto se desarrolló sobre Etherpad, una herramienta de colaboración en tiempo real que junto a Booktype se usa mucho en los booksprints.

Entendiendo el diseño libre

A falta de una lectura a fondo, y pese a lo “crudo” y relativamente poco elaborado de este tipo de formatos de creación rápida, parece que el contenido es bastante jugoso, y un muy buen punto de partida para entender muchos conceptos que enlazan la cultura libre con el diseño.

Tras los capítulos de introducción, el libro empieza hablando de las diferencias entre un plan de diseño cerrado, uno abierto y uno libre, y luego pasa a comentar los orígenes del movimiento del diseño libre y las propuestas que éste defiende, como:

  1. Sensibilizar para el consumo consciente
  2. Entregar proyectos con su apropiada documentación
  3. Dar soporte de mantenimiento
  4. Aprovechar el hazlo-tú-mismo (Do It Yourself)
  5. Personalizar en masa
  6. Invitar a los usuarios a que participen del diseño
  7. Incentivar la adaptación tecnológica
  8. Compartir códigos fuentes
  9. Producir localmente
  10. Financiar aprendices

A continuación se desarrolla una parte sobre la importancia del software libre y las cuatro libertades fundamentales que lo definen, seguida de una interesante reflexión sobre el significado y características del código en el  diseño, y lo que supone pensar fuera de la “caja negra”. Se habla también sobre “pedagogía de la liberación”, o la relación entre educación y cultura libre a través de la autonomía, la interacción y el desarrollo de capacidades. La parte de herramientas y recursos está también presente: Se comentan una serie de herramientas colaborativas como algunas de las comentadas más arriba y otras como las UXCards. Hacia el final del libro se habla de la relación con la tecnología y se aborda el concepto del diseño en red.

Todo ello apoyado en referencias y acompañado por imágenes o citas que ilustran el contenido y acaban por convertir el libro en una buena propuesta de reflexión sobre el diseño libre y, en relación con él, la arquitectura libre.

CC, remezcla y traducción

Haciendo honor a los principios defendidos en el libro, éste fue publicado bajo licencia CC BY-SA lo que, entre otras cosas, permitió posteriormente la traducción del portugués al español (concretamente, al salvadoreño), que se realizó el fin de semana del 6 y 7 de octubre de 2012, en La Casa Tomada, Centro Cultural de España (San Salvador) a raíz de una idea de Emilio Velis que fue compartida con la Red de Colectivos Maniobras Colectivas en El Salvador.

La idea era no sólo traducir el texto, haciéndolo más accesible a los hispanohablantes, sino además apropiarse de los contenidos y adaptarlos al contexto local. En el texto se comentan estas y otras decisiones editoriales como alternar el femenino y el masculino, seleccionar citas de poetas y músicos salvadoreños, usar el término “diseño” de cierta manera, , la propia elección del lenguaje a usar, etc.

Libre descarga

El libro se encuentra disponible a descarga, en varios formatos.

Se echa en falta un formato de libro electrónico, pero teniendo las fuentes editables (pese a que las ilustraciones no están incluidas), cualquiera podría generarlo de manera relativamente fácil.

Visto en el blog Diseño Libre