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Espacios de coworking en red para la regeneración del territorio

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Desde la apertura de Citizen Space en 2006 en San Francisco, el número de espacios de coworking se duplica cada año. Un estudio de Deskwanted demuestra que Europa cuenta con más lugares de trabajo compartidos en el mundo, número que asciende, en 2013, a 1.160 de un total de 2.500. El fenómeno de los coworking spaces emergió en los movimientos de lo “libre” (open innovation, hacking, open source, open data, etc.) y en la cultura urbana y digital (Douheihi, 2011; Anderson, 2012). Cabe señalar que está relacionado con el aumento continuo del número de trabajadores autónomos. Entre 2006 y 2011, según el INSEE (Instituto nacional de estadística y de estudios económicos), aumentó un 26 % en Francia, lo que representaba, a finales de 2011, un 2,8 millones de personas.

1. El coworking en una red de espacios urbanos y rurales

Observamos un hecho notable en los últimos años : los espacios de coworking, inicialmente de carácter urbano, empiezan a desarrollarse también en los territorios periurbanos y rurales. Solamente en Francia y desde el 2012, observamos la creación exponencial de coworking rurales en las regiones del Perche, del Verdon, la Orne, el Alto Jura (Morez), la Ardèche meridional (Saint-Etienne de Boulogne), y en Aquitania, en Mont de Marsan, Hagetmau, Mimizan o Captieux. Colectivos como Coop Connect en la región PACA o La Coopérative des Tiers Lieux en Aquitania, intentan crear redes para conectar estos espacios y profesionalizarlos. Por su parte, Grand Genève (área metropolitana de Ginebra) trabaja en elaborar lo que sería la “primera red mallada de espacios de trabajo compartidos en el mundo”. Un estudio reciente de las consultorías Ocalia y Sofies prevé la creación, para 2025, de más de 200 nuevos espacios de co-trabajo en el territorio del Grand Genève, con 7.000 puestos de trabajo para 35.000 clientes potenciales.

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Este trabajo de entramado de espacios a escala de los territorios rurales y urbanos responde ante todo a una cuestión de sostenibilidad. Se trata de disminuir los desplazamientos domicilio-trabajo, a fin de reducir las emisiones de C02 y aumentar la calidad de vida de los autónomos y asalariados. El estudio sobre el Grand Genève ha demostrado que la creación de 200 espacios de coworking conllevaría reducir del 6% los desplazamientos en la población, o sea casi 12 millones de desplazamientos anuales.

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El programa europeo “Coworking Pyrénées”.

Esta apuesta por la sostenibilidad es también central en las preocupaciones de un gran proyecto transfronterizo, Coworking Pyrénées, que pretende poner en red espacios de coworking. Este programa europeo reúne cuatro socios franco-españoles : el SMALCT – Syndicat Mixte Arize-Lèze de Coopération Transfrontalière, La Coopérative des Tiers-Lieux y dos organismos de formación profesional españoles, el Centro de Formación Somorrostro y el Fondo Formación Euskadi. Debe permitir capitalizar y valorar los recursos y las competencias de más de 200 espacios de coworking pirenaicos, localizados en grandes áreas urbanas como Barcelona o Tolosa o en espacios rurales. Para ello, Coworking Pyrénées está sólidamente fundamentado en redes existentes como Cowocat Rural, Pandorahub, Xarxa d’Espais de Coworking del Camp o la Coopérative des Tiers Lieux.

Coworking Pyrénées (Cowopy) inició hace un año una serie de estudios y jornadas de intercambios. Abarcan diversos temas: la formación de los trabajadores, las puestas y condiciones del desarrollo de los coworking rurales, las perspectivas de intercambio entre universidades y espacios de coworking, y las oportunidades de cooperación transfronterizas. Más allá de la problemática medioambiental, la red Cowopy tiene una visión global del desarrollo territorial que radica en hipótesis ambiciosas. Se centran más en su capacidad de innovación y puesta en valor de sus “ventajas diferenciales” (Courlet et Pecqueur, 2013), que en la competitividad y la productividad de los territorios.

2. Recursos y ” ventajas diferenciales” de los territorios

El proyecto Cowopy defiende una visión dinámica de los territorios, que ya no son percibidos como un almacén de recursos estáticos. Se trata en realidad de revelar estos recursos latentes (Colletis y Pecqueur, 2005), sirviéndose del potencial de los espacios de coworking. Desde el punto de vista de los territorios rurales y periurbanos, los lugares de trabajo compartidos desempeñan un papel central a la hora de retener e incluso atraer talentos, trabajadores independientes, startups de sectores innovadores, así como teletrabajadores regulares, ocasionales o nómadas. En estos espacios, encuentran servicios mutualizados, conexiones de muy alta velocidad, redes y un conjunto de informaciones tácitas que resultan determinantes en el ejercicio de su actividad.

Por otra parte, estos espacios asumen una función clave de movilización de los recursos de los territorios. La organización periódica de acontecimientos como los co-lunchs, sesiones de presentación de proyectos, barcamps o talleres, permite a las fuerzas vivas del territorio encontrarse e intercambiar competencias, ideas y saberes. Un reciente estudio de la Cooperative des Tiers Lieux ha demostrado que se organizaron más de 1.000 eventos en terceros lugares1 de Aquitania desde el año 2010.

En cuanto al mantenimiento de esta efervescencia, necesita una “gobernanza creativa” (Cordobès y Ducret, 2010): una mirada sistémica sobre los recursos territoriales, la conexión entre actores de diversas disciplinas, y un interés continuo por la innovación.

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Taller de creatividad de la red Cowopy en Anglet (fuente: Jérome Bélon // PEPS-Images.com)

Por último, la articulación en redes permite a cada espacio identificar sus “ventajas diferenciales”. En tal contexto, se trata menos de posicionarse sobre determinado sector, que de permitir el acceso a una temática que especifica y sitúa la vocación del territorio. Una de las plusvalías esenciales de lugares de trabajo compartido radica en su capacidad de organizar lo multiescalar, la interterritorialidad, e hibridar los sectores de actividad de los territorios a fin de revelar sus especificidades. De esa manera, los espacios de coworking no diferencian entre economías productivas, culturales o residenciales, convirtiéndose así en herramientas muy interesantes en la constitución de “sistemas productivo-residenciales”, como los denominan los economistas Laurent Davezies y Magali Talandier.

3. La difusión y la hibridación de los conocimientos

El tercer campo investido por la red Cowopy se refiere a la formación, la difusión y la hibridación de los conocimientos. Recientemente se lanzó un programa piloto para crear una plataforma digital de formación a distancia de teletrabajadores y gerentes de coworkings. Una encuesta permitió la identificación de sus necesidades de formación, en cuanto a gestión de proyectos, mediación o comunicación (ver presentación).

Más allá de este proyecto, la red Cowopy se interesa por las oportunidades de colaboración entre los espacios de coworking y las universidades. El procedimiento consiste en apoyarse en la red de terceros lugares1 pirenaicos para asegurar una difusión del saber universitario en los espacios rurales y periurbanos, así como un mejor anclaje territorial de las universidades. Otro objetivo es la hibridación de los conocimientos teóricos con los conocimientos vivos y tácitos producidos en estos espacios (Besson, 2015); con vistas al desarrollo de nuevos modelos de aprendizaje colectivo y la inserción del saber universitario en las problemáticas socioeconómicas y territoriales (Llorente, 2012).

Taller de creatividad de la red Cowopy en Valls (España).

Taller de creatividad de la red Cowopy en Valls (España)

Desde este punto de vista, la red Cowopy ya puede apoyarse en experiencias significativas. Así ocurre, por ejemplo, con la creación de un espacio de coworking en la facultad de economía de la universidad de Barcelona. Este espacio ha permitido apoyar a una treintena de proyectos coproducidos por los estudiantes de la facultad. Estos proyectos pertenecen a ámbitos tan diversos como la gastronomía, el deporte, la impresión 3D, las aplicaciones móviles, los comercios de proximidad o las nuevas tecnologías aplicadas al aprendizaje de idiomas. El otro interés de este espacio de coworking reside en su relación en red con otros espacios de coworking nacionales e internacionales, que acogen a los estudiantes barceloneses. Défi Locacitées otro proyecto, desarrollado en un espacio de Tolosa, Le Multiple. Su objetivo es la promoción de la cultura colaborativa y multidisciplinaria entre los estudiantes de las universidades y escuelas de la región Midi-Pyrénées. Consiste en un ciclo de encuentros, talleres y experimentaciones en Tolosa.

Conclusión

La creación y el desarollo de redes de espacios de coworking a escala de territorios rurales, urbanos o transfronterizos abre nuevas perspectivas para las políticas de desarrollo territorial. Tales experiencias replantean la organización de los desplazamientos, de los servicios y la separación rígida y funcional de los lugares de trabajo. Proponen bases sólidas para pensar “sistemas productivo-residenciales”, basados en la valorización de las “ventajas diferenciales” y en los recursos locales. Estimulan a que se organicen la difusión y la hibridación de los conocimientos en los territorios, bien sean teóricos, codificados, tácitos, experimentales o procedentes de intercambios informales entre las redes de coworkers. Tales políticas de red de los espacios de coworking tienen incógnitas pendientes en relación con la evolución de las realidades del territorio; estas estrategias se basan en hipótesis, especialmente desde el punto de vista de su impacto socioeconómico y medioambiental, que todavía han de ser verificadas.

Notas

1. Nota de traducción: “Tercer lugar” es una traducción directa de “tiers-lieu” (en inglés, “third place“), término referido en general a entornos sociales diferentes de la vivienda (primer entorno) o la oficina (segundo entorno) y usado concretamente en Francia para referirse a nuevos espacios de trabajo como coworkings, fab labs, living labs o hackerspaces. No confundir con el “tercer entorno” de Javier Echeverría.

Bibliografía

Anderson, C. 2012. Makers: the new industrial revolution, New York : Crown Business.
Besson, R. 2015. « Espaces de coworking : nouveaux lieux d’apprentissage du capitalisme cognitif ? », Echosciences. http://www.echosciences-grenoble.fr/actualites/espaces-de-coworking-nouveaux-lieux-dapprentissage-du-capitalisme-cognitif
Colletis, G. et Pecqueur, B. 2005. « Révélation de ressources spécifiques et coordination située », Économie et Institutions, 1er et 2nd semestres, p. 51-74.
Cordobès S. et Ducret R., 2010, « Le “territoire créatif” : nouveau modèle ou utopie ? », in Conseil d’analyse économique, Créativité et innovation dans les territoires, La Documentation française, p. 327-351.
Courlet, C. et Pecqueur, B. 2013. L’économie territoriale, Grenoble : PUG.
Davezies, L. et Talandier, M. 2014. L’émergence des systèmes productivo-résidentiels. Territoires productifs – Territoires résidentiels : quelles interactions ?, La documentation française, Datar, coll. Travaux, n° 19.
Douheihi, M. 2011. Pour un humanisme numérique, Paris : Seuil.
Llorente, C. 2012. Coworking. Compartir para crecer, Omneom

Raphaël Besson

Experto en socio-economía urbana y doctor en urbanismo, Raphaël Besson es director de la Agencia “Villes Innovations” (Madrid, Grenoble). Villes Innovations es una agencia especializada en los temas de la ciudad innovadora y creativa, con un enfoque pluridisciplinar (investigación, consultoría estratégica, conferencias y enseñanza, centro de recursos). Asociado al laboratorio Pacte (Universidad de Grenoble), sus investigaciones se centran en el desarrollo económico de los territorios, los sistemas de innovación abierta y la cuestión de las ciudades innovadoras y creativas. En su trabajo de tesis, ha elaborado la noción de Sistemas Urbanos Cognitivos, a través del estudio de grandes proyectos urbanos localizados en Buenos Aires, Barcelona y Grenoble. Por supuesto, en sus investigaciones, Raphaël Besson es atento a la durabilidad de los modelos de desarrollo local.

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PDX Carpet y la gentrificación en Portland

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Hasta hace relativamente poco tiempo la gente en Portland, Oregón, se sentía como en casa nada más aterrizar en el aeropuerto. La culpa de esto la tenía la moqueta de aeropuerto más famosa de Estados Unidos. La PDX Carpet (PDX es el código del aeropuerto de Portland) era una moqueta de estilo ochentero con un diseño muy valorado por los hipsters que pueblan esta ciudad de la costa oeste americana. Muchos jóvenes, embelesados por su estilo vintage y su llamativo color verde, generaron un auténtico fenómeno en las redes sociales cuando, en el año 2013, las autoridades anunciaron la sustitución del diseño original por una nueva versión actualizada. En enero de 2015, la antigua moqueta fue sustituida por una nueva versión. Desde ese momento, y como consecuencia del fenómeno provocado en las redes sociales, se comercializaron numerosos productos con el diseño de la antigua moqueta, desde alfombrillas a camisetas estampadas.

Incondicional de la moqueta del aeropuerto de Portland con camiseta a juego. Fuente: The Guardian, Zachary Tyler George.

Incondicional de la moqueta del aeropuerto de Portland con camiseta a juego. Fuente: The Guardian, Zachary Tyler George.

Este fenómeno, que no tendría más interés que la simple curiosidad que lleva a plantearse las razones por las que una simple moqueta conduce a generar un movimiento de tales dimensiones, trasciende la mera curiosidad intelectual desde el momento en el que sigue leyendo

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The Political Lab: How Can Urban Design Facilitate Socio-Political Engagement?

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Last year Mirian Calvo, postgraduate student of the Glasgow School of Art, contacted us to ask our vision on topics that have been very present in our own work lately: the relation between citizens and institutions, the role of “urban labs” or “urban kitchens” in urban development, and the use of urban mockups or prototypes to create spaces for interaction, engagement and transformation.

Some months later she sent us the the result of her research, turned into a proposal for the George Square in Glasgow. Here you can watch a short video and read a summary about the project. Thanks, Mirian!

The aim of this final Masters’ project is keep reading!

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Creatividad | Puesta en perspectiva histórica de las Ciudades Creativas

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Investigador en el Laboratorio PACTE (Grenoble) y Director de la agencia Villes Innovations (Madrid, Grenoble), Raphaël Besson propone una puesta en perspectiva histórica de las ciudades creativas.

INTRODUCCIÓN

Desde mediados de los años 1990, la ciudad creativa polariza los debates sobre los lugares de saber y de innovación. Ya sean Nueva York, Chicago, París, Londres, Barcelona o Berlín, queda claro : la ciudad del futuro será esencialmente innovadora. Este fenómeno no se limita a los países europeos y de Norteamérica ; es particularmente masivo en Asia (Shangaï, Beijing, Bangalore) y en el Cercano Oriente (Dubai Smart City, Masdar). En Latinoamérica, adquiere una paulatina importancia, tal como lo demuestra el constante desarrollo de los distritos tecnológicos, del audiovisual y del diseño de Buenos Aires.

Para analizar estos fenómenos urbanos emergentes, los investigadores han producido una multitud de conceptos: ciudades creativas, ciudades inteligentes, smart cities, ciudades del saber, sistemas urbanos cognitivos (Besson, 2014), etc. Think tanks, Fundaciones y gabinetes de expertos fueron creados para proponer sus propios modelos y clasificaciones de las ciudades innovadoras y creativas. Frente a estas problemáticas, las instituciones públicas no quedaron mudas. Ya son numerosas las políticas públicas aplicadas a escala mundial (red de las ciudades creativas de la UNESCO), europea o nacional, con el reciente desarrollo de la estrategia “French Tech“.

Frente al desarrollo exponencial de las teorías y de las políticas públicas sobre el tema de las ciudades creativas, parece inevitable tomar la distancia necesaria e interrogar la historia. A través del análisis de diversos “lugares de saber ” que marcaron la historia (Jacob, 2007), pretendemos comprender las especificidades de los espacios de saber y de innovación contemporáneos (ciudades creativas, smart cities y Terceros Lugares).

LOS ESPACIOS DE SABER Y DE INNOVACIÓN A TRAVÉS DE LA HISTORIA. LA PREGNANCIA DE LA UTOPÍA INSULAR.

Desde la Antigüedad, las sociedades conciben espacios dedicados al conocimiento y a la innovación. Las bibliotecas de Alejandría o de Roma funcionaban como auténticos laboratorios. Allí es donde los sabios disponían de los instrumentos, colecciones, escritos de la Antigüedad griega y latina, así como los jardines zoológicos o botánicos necesarios a su trabajo. Estas bibliotecas desempeñaban un papel fundamental en la ideología universalista y la búsqueda de potencia de los Imperios. Si concentraban saberes procedentes del mundo entero, operaban esencialmente en un marco cerrado, bajo el control de los poderosos. Según el historiador Christian Jacob, la biblioteca de Alejandría no era ” un lugar abierto a todos los letrados y sabios del mundo entero (…), reservada a la élite admitida en el entorno más cercano del rey ” (Jacob, 2007). Hallamos pues esta idea de creación de espacios de saber y de innovación en la Edad Media, con la construcción de los monasterios. Su diseño se inspira ampliamente en el pensamiento teológico y en la utopía insular, que inducen un aislamiento de los investigadores y de los sabios del mundo exterior. La Verdad Absoluta debe transmitirse en toda autonomía en el seno del monasterio.

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Abbaye Notre Dame de Sénanque.

A partir del siglo XII, esta filosofía insular inspira la construcción de las Universidades. Efectivamente, el conjunto de las primeras Universidades adoptó la figura arquetípica del claustro : entre ellas, cabe citar las de Bolonia (1088), Oxford (1167), Salamanca (1218), Valladolid (1260), París (Sorbonne, 1257), etc. En aquél entonces disponían de edificios independientes, alejados de la ciudad o inscritos en ella, pero aislados por muros perimetrales. Entre ellos, un ejemplo emblemático es el Palacio de la Sapiencia en Roma, cuya construcción fue iniciada por Giacomo della Porta, antes de ser modificada por el arquitecto Borromini en 1632. Este Palacio del Saber contaba en su patio central con un recinto cerrado al resto de la Ciudad.

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Universidad de La Sorbonne.

Desde el Renacimiento, el desarrollo de los gabinetes de estudios se inscribe en esta perspectiva insular. La descripción del studiolo del Renacimiento italiano (siglos XV-XVI) por el historiador Celenza, revela una práctica ascética del saber, ampliamente inspirada por el monaquismo cristiano. Según él, el studiolo representaba “un lugar de retiro, un centro de archivos privados donde refugiarse para leer y reflexionar con tranquilidad” (Celenza, 2007). En la dinastía de los Ming (siglos XVI-XVII), el gabinete de estudios estaba aislado de la ciudad, más próximo a la naturaleza, y ceñido por muros protectores, “contra el mundo exterior y vulgar ” (Schneider, 2007). Así pues, en un tratado redactado entre 1631 y 1634, el arquitecto Ji Cheng aconsejaba que los gabinetes de estudio, sean concebidos “sin demasiadas aperturas : limpieza y claridad consolidan el espíritu, mientras que una apertura al exterior demasiado grande cansa la vista

Encontramos este mismo modelo de retiro místico en el desarrollo de los primeros laboratorios, que no escapan a una visión sacralizada de la investigación. En la Venecia del Renacimiento, la entrada del laboratorio es sagrada. Así pues se dice que “nadie puede penetrar en los laboratorios de química de la Ciudad sin comprometerse a quedarse allí para siempre” (Schaffer, 1999). Según la etnóloga Sofía Houdart, en realidad los primeros laboratorios eran “espacios privativos y cerrados” (Houdart, 2007). En cuanto a los que se dedican al trabajo de laboratorio, a menudo asocian sus tareas a las de los santos de la Cristiandad y sus talleres a piadosos retiros de meditación; así pues acceder al conocimiento parece significar acceder a Dios. Luis Pasteur compara los laboratorios a “templos del futuro“. André Loir, su fiel asistente, insiste en el hecho de que “la entrada del laboratorio, herméticamente cerrada a todos aquellos que eran de fuera, resulta sagrada” (Schaffer, 1999). Frente a la presencia de otros lugares de saber como las bibliotecas, jardines, observatorios o museos, el modelo de los laboratorios se impuso realmente a finales del siglo XIX. El número de laboratorios de química, física o de electricidad crece entonces en Europa y Estados Unidos. A este desarrollo exponencial corresponde una transformación de los gabinetes privados en laboratorios modernos, más accesibles y abiertos a los ingenieros e industriales.

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Un laboratorio francés en el siglo XIX.

A mediados del siglo XX, nuevos espacios de saber vuelven al leitmotiv de la insularidad. Tal es el caso de los campus universitarios, que se crean en lugares aislados y alejados de la emulación de las áreas urbanas. Ya sea en Chicago (universidad de Illinois de Walter Netsh), Berlín (Freie Universität de Candilis-Sosic-Woods), Bagdad (universidad realizada por Walter Gropius), o en Toronto (universidad de Scarborough concebida por John Andrews), los arquitectos-urbanistas organizan la vida universitaria de manera autosuficiente, fuera de las ciudades. De tal manera que la arquitectura de los campus se cierra, y se vuelve impermeable al mundo exterior. Según André Sauvage, se instalan progresivamente los denominados “campus monofuncionales”, que se caracterizan por “un entorno despojado, destinado a aquellos para quienes la cultura, el conocimiento debe ganarse no sólo por esfuerzos constantes, sino también renunciando diariamente a la ciudad ” (Sauvage, 1994)

El otro modelo que emerge en los años 60 es el de polo tecnológico, con algunos ejemplos emblemáticos como el de la Silicon Valley, la ZIRST de Meylan (rebautizada Inovallée) o el parque Sophia-Antipolis de Niza. Los polos tecnológicos se presentan como una zona simbólicamente cerrada, localizada en un espacio periurbano y organizado alrededor de centros de investigación, universidades y de PYMES dedicadas a las altas tecnologías, con una proximidad espacial destinada a asegurar un mecanismo de “fertilización cruzada”, propicia a la innovación. Evocaremos el modelo de las Ciudades científicas, desarrolladas en la URSS durante la Guerra Fría, bajo la influencia de los polos tecnológico. Los naoukograds eran secretos, aislados y cerrados por barreras superables hasta ciertos puestos de control. Estaban dotados de todas las funciones urbanas (espacios residenciales, cines, escuelas, tiendas, jardines de infancia…), así como de los recursos intelectuales y científicos excepcionales (centros de investigación dotados de los equipos más modernos, fábricas experimentales, universidades, polígonos de ensayos). Cada ciudad estaba situada sobre un sector tecnológico clave : electrónica, construcción aeronáutica, nuclear o industria aeroespacial. La existencia de los naoukograds, que rivalizaba con los centros tecnológicos y occidentales más grandes, ha sido revelada a rusos y al mundo entero sólo a mediados de los años 90 (Lappo, Polian, 2007).

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Freie Universität, Berlin.

Esta breve historia de los espacios de saber destaca una diversidad de formas, lugares y representaciones de los entornos más estimulantes en cuanto al conocimiento y la innovación. Esta heterogeneidad permite revisar en primer lugar que los espacios de saber no siempre se confundieron con el territorio de las ciudades ; también fueron pensados y construidos aparte o fuera de ellas (monasterios, gabinetes chinos de estudios, campus, polos tecnológicos) ; o en ciudades ya constituidas, tomando entonces la forma de cercados herméticos al resto de la ciudad (bibliotecas de la Antigüedad, universidades, laboratorios de investigación). A menudo, el desarrollo de los espacios de saber se hizo de manera autónoma y separada de sus territorios de anclaje. Con la hipótesis siguiente: el acceso al conocimiento implica separarse y extraerse de los tormentos de la vida social y urbana, y protegerse del mundo exterior. Cabe especificar que esta insularidad implicaba a la misma vez “hacer venir el mundo hacia sí mismo” (Houdart, 2007). Aquí radica una de las puestas esenciales de los lugares de saber, que procuraron concentrar el número más grande de colecciones, de escritos y los instrumentos necesarios para la inspiración y las experimentaciones.

Otra conclusión es que tales espacios de saber, permanecen estrechamente tributarios de una concepción en la que los procesos de innovación y de conocimiento incumben a una élite de investigadores y de creativos. En la Antigüedad o en la Edad Media, ciencias e innovaciones son la expresión de los hombres de Iglesia, de los sabios y catedráticos. Los modelos de los laboratorios de investigación, polos tecnológicos, campus universitarios, y más recientemente de clusters o polos de competitividad generan las innovaciones en las Universidades, los centros de investigación o las empresas. Estos modelos evocan muy superficialmente a los actores informales de la innovación, como los artistas, los habitantes ordinarios y los usuarios de las innovaciones.

LAS TRANSFORMACIONES CONTEMPORÁNEAS DE LOS ESPACIOS QUE SE DEDICAN AL CONOCIMIENTO Y A LA INNOVACIÓN. SMART CITIES Y CIUDADES CREATIVAS

Esta concepción de la investigación y de la creatividad es, hoy día, puesta en tela de juicio. El contexto de mutación de las economías y la importancia creciente de la economía y de las externalidades sociales o urbanas en los procesos de creación de valor (Boutang, 2008) tiene como consecuencia la transformación de nuestras representaciones de los espacios dedicados al saber. Asistimos a la emergencia de lugares nuevos, cuya especialidad es la producción de una innovación abierta y centrada sobre los usuarios. Los autores evocan las nociones de sistemas urbanos cognitivos (Besson 2014), de Terceros Lugares, de Living Labs y también de Fab Labs. Ahora bien, estos “nuevos y extraños espacios híbridos” (Veltz, 2010), transforman de manera fuerte nuestras representaciones tradicionales de los espacios del saber y la innovación.

Los espacios contemporáneos del saber propenden en concentrarse en el centro de las ciudades. El territorio metropolitano con sus líneas de investigación, sus universidades, sus centros de producción, su densidad, su diversidad social y funcional y sus diferentes amenidades, produce una serie de externalidades positivas esenciales para los procesos de innovación. Estas externalidades urbanas explican, en parte, la paradoja geográfica de las actividades de la nueva economía. Éstas, en vez de franquearse de las coacciones espaciales, tienden a concentrarse en los espacios urbanos de unas decenas o cientos de hectáreas, en distritos tecnológicos, cyber distritos, smarts cities o en barrios de las ciencias y de la innovación.

Dentro de esos espacios, la producción de conocimientos nuevos se concibe menos en los “lugares de retiro o refugios protectores” (Perroux, 1967) que en los espacios abiertos que podrían estimular los encuentros informales entre actores heterogéneos (investigadores, empresarios, artistas pero también usuarios de innovaciones). Esta dinámica de apertura y esta implicación de los actores informales en los procesos de producción de conocimientos debería permitir un ensanchamiento del perímetro de las miradas para, in fine, generar innovaciones más potentes y originales. Los arquitectos-urbanistas en carga de la concepción de estos lugares duplican de ingeniosidad para organizar espacios suficientemente densos, mixtos, lúdicos y modulables y así crear un ambiente creativo listo para liberar el imaginario y la innovación ascendente. Se observa particularmente una tendencia de abandono de despacho individual en beneficio de una combinación de despachos en espacios abiertos, de lugares que facilitan el trabajo en equipo para realizar proyectos, salas de reuniones y espacios de diversión.

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Espacio de coworking, Hub Madrid.

La tercera característica de los espacios contemporáneos que se dedican al conocimiento es que se concibe menos en lugares solemnes que en los espacios informales que se dedican a la vida comunitaria. Los espacios que se dedican al conocimiento se organizaban en torno a espacios nobles como la Biblioteca Central, el Gran Anfiteatro o el laboratorio de investigación. Ahora bien, se opera un desplazamiento muy marcado hacia todo lo que corresponde a la vida social: las cafeterías, los espacios públicos, los lugares para la restauración o para el ocio aparecen como lugares estratégicos para pensar los procesos creativos. Según el arquitecto Christian de Portzampac, “la innovación no se puede realizar en laboratorios separados del mundo. Tiene que hacerse en los lugares intermedios (…) en lugares abiertos al público”. Así se van construyendo nuevas representaciones de lugares de conocimiento y de innovaciones como lugares de vida lúdicos y de convivencia. Evoquemos el ejemplo de la sede social de Google en California, el Googleplex, del que André Gorz nos dice: “uno puede hacer las compra, dejar a sus hijos a la guardería o la de la empresa, dejar a sus ancianos a personal especializado. Uno pude practicar diversos deportes, meditar, dormir la siesta, ir a la peluquería, al dentista, almorzar, esculpir, pintar, etc. Las relaciones entre los colaboradores son cordiales e igualitarias y se prolungan “fuera del trabajo” (Gorz, 2004).

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Life in the Googleplex.

Uno de las puestas de Googleplex es reducir las inhibiciones vinculadas a una estructura jerárquica de trabajo que favorece así los intercambios informales, la circulación de conocimientos tácitos y por fin las dinámicas de innovaciones. En el seno de Googleplex, ya no existe pérdida de tiempo: “la vida entera forma parte del trabajo, el trabajo es la vida entera” (Gorz, 2004). Esta supresión progresiva de las fronteras entre tiempo de trabajo y tiempo libre, debe garantizar una “movilización total” de los creadores de Google (Gorz, 2004) : su inteligencia, su creatividad o para decirlo de otra forma su “fuerza de invención” (Negri, 2008).

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Coworking Zonaspace, St. Petersburg Russie.

Otra especificidad de los espacios contemporáneos del saber está vinculada con el estatuto del conocimiento, que es pensado menos “por si mismo” que en una perspectiva de creación de valor económico. Evocaremos en particular las declaraciones del director del Centro de innovación de Grenoble MINATEC, Jean-Charles Guibert : “el fin de todas las actividades iniciadas en MINATEC es la innovación. El objetivo no es investigar para investigar, sinó ayudar a nuestros campeones industriales a desarrollarse, a crear empleos y a ser actores del desarrollo económico local, nacional e internacional” (Guibert, 2011).

La última especificidad de los lugares de conocimiento contemporáneos es que tienden a transformar sus espacios en verdaderos laboratorios de experimentación y de puesta en escena de nuevas tecnologías. Es cierto que la integración de las innovaciones en la fabricación de las ciudades es un fenómeno antiguo. La construcción de Alexandría en 331 a.C, fue según Christian Jacob, una “construcción sabia en la que la geometría, las técnicas, la racionalidad urbanística desplegaron dispositivos innovadores” (Jacob, 2007). La concepción urbana de los arquitectos de principios del siglo XX como Raymond Hood, Le Corbusier o Franck Loyd Wright, estaba impregnada de innovaciones tecnológicas: la finura de las torres ponían en escena los nuevos materiales de construcción como el acero, el hormigón armado, los nuevos modos de transporte rápidos se valorizaban con la presencia de ascensores, de trenes metropolitanos, de automobiles, de máquinas volantes etc. Si bien es verdad que los avances técnicos siempre interesaron el desarrollo de las urbes, los espacios de innovación contemporáneos como las smart cities o los barrios tecnológicos no se conforman con integrar las últimas innovaciones. Intentan también ponerlas a prueba, evaluarlas ante los usuarios y los habitantes ellos mismos. En Barcelona, por ejemplo, el proyecto 22@Urban Lab, pone el barrio de Poble Nou a disposición de las empresas innovadoras para someter a un test en situación efectiva la realización y los usos de tecnologías puntas en fase de pre comercialización. Estas tecnologías interesan a los sectores de los desplazamientos (vehículos eléctricos, sistemas de detección de plazas de aparcamiento) o del medioambiente (sensores que optimizan la colecta de los residuos o sistemas de regadío, farolas equipadas de sensores de presencia, etc.).

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Media Tic Building (22@Barcelona).

CONCLUSIÓN

Desde los años 60, sociólogos, economistas e historiadores establecen un vínculo fuerte entre ciudades, conocimientos e innovaciones. Segun Le Goff, las ciudades desempeñaron históricamente un papel “de agente de civilización” (Le Goff, 1977), Jean Rémy compara las ciudades con “incubadoras de productos nuevos ” (Remy, 1966) ; en cuanto a Jane Jacobs, considera la diversidad social de las ciudades como principal fuente de innovación (Jacobs, 1969). El economista François Perroux piensa la ciudad como “una fábrica de ideas nuevas (…) el lugar de contactos frecuentes y densos, entre los espíritus inquietos que dibujan mundos nuevos sin parar” (Perroux, 1967).

Así pues este análisis del substrato urbano como espacio del saber y de la innovación no es nuevo. Nunca ha sido tan actual como estos últimos años, asociado al desarrollo de las estrategias de las ciudades creativas y smart cities. Los distritos tecnológicos, los Terceros Lugares, los barrios creativos así como la innovación, cuestionan los siglos de interpretación de los espacios de saber como los lugares aislados, cerrados y alejados del bullicio de la vida social. El conocimiento del mundo así como la creatividad solo parecían poder producirse por un aislamiento y un repliegue sobre sí, a la imagen de “Démosthène” “que se encerraba en un lugar de donde no pudo ni oír ni mirar, por temor a que sus ojos lo fuercen a pensar en otra cosa ” (Houdart, 2007).
Frente a siglos de historia de lugares protectores de saber del resto del mundo, parece legítimo interrogar la tendencia actual a sobre estimular los contactos, la apertura, las colaboraciones y los intercambios continuos de informaciones entre los trabajadores cognitivos. ¿ Los Terceros Lugares, smart cities así como “la intensificación de la estimulación nerviosa” que estos espacios inducen, realmente son los lugares más en condiciones de suscitar el conocimiento y la innovación? ¿ El desarrollo de la investigación y de la creatividad no necesitaría también lugares de retiro, y “refugios para los creadores científicos, técnicos y estéticos” (Perroux, 1967) ? De manera extraña las bibliotecas son ausentes de las reflexiones sobre la economía y la sociedad del conocimiento ; ¿ no serían, finalmente, los últimos “refugios protectores” para la investigación, y por consiguiente, lugares de saber que deben ser preservados de cualquier veleidad de transformarles en “labs” u otras “bibliotecas numéricas 2.0” ?

 

Bibliografía

Besson, R., 2014, « Capitalisme cognitif et modèles urbains en mutation », Territoire en mouvement, Revue de géographie et aménagement, n°23-24.
Boutang, Y-M, 2008, Le Capitalisme Cognitif : La Nouvelle Grande Transformation, Paris : Editions Amsterdam, coll. Multitude/Idées.
Celenza, C., S., 2007, Le studiolo à la Renaissance, in Lieux de savoir. Vol. 1. Espaces et communautés, Paris, Albin Michel, pp. 371-391.
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Raphaël Besson

Experto en socio-economía urbana y doctor en urbanismo, Raphaël Besson es director de la Agencia “Villes Innovations” (Madrid, Grenoble). Villes Innovations es una agencia especializada en los temas de la ciudad innovadora y creativa, con un enfoque pluridisciplinario (investigación, consultoría estratégica, conferencias y enseñanza, centro de recursos). Asociado al laboratorio Pacte (Universidad de Grenoble), sus investigaciones se centran en el desarrollo económico de los territorios, los sistemas de innovación abierta y la cuestión de las ciudades innovadoras y creativas. En su trabajo de tesis, ha elaborado la noción de Sistemas Urbanos Cognitivos, a través del estudio de grandes proyectos urbanos localizados en Buenos Aires, Barcelona y Grenoble. Por supuesto, en sus investigaciones, Raphaël Besson es atento a la durabilidad de los modelos de desarrollo local.

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¿Qué es la Nueva Agenda Urbana?

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15,July, 2011 - Busan, South Korea - City view of Busan, South Korea's second largest metropolis after Seoul, with a population of around 3.6 million as of 2010: Half of the world’s population lives in urban environments. Most urbanites live in cities of fewer than 500,000 people. One billion people, one out of three urban dwellers are living in slum conditions today. Providing them with better housing and education will be one of the great challenges facing a world of 7 billion people and counting. Photo Credit:Kibae Park/UN Photo

Vista de la ciudad de Busán, la segunda metrópolis de Corea del Sur después de Seúl, con una población de 3,6 millones en 2010. Foto: Kibae Park/UN Photo.

En el año 1976, fruto de una cada vez mayor preocupación por las consecuencias negativas del rápido y descontrolado crecimiento de las ciudades, se celebró en Vancouver la primera conferencia de las Naciones Unidas sobre los desafíos inherentes al proceso de urbanización. En esa época, tan sólo un 37,9% de la población mundial era urbana. Hoy en día, de acuerdo a los datos que maneja el Banco Mundial la tasa de población urbana es del 53% y el número de personas que habitan las ciudades crece alrededor de 73 millones al año. En este contexto de crecimiento tan dinámico, la necesidad de adecuar y adaptar las recomendaciones de política internacional a la realidad urbana actual resulta evidente.

La mayor parte de esta nueva urbanización se espera que se concentre en ciudades medianas de países emergentes o en vías de desarrollo. A pesar de la cada vez más habitual emergencia de ciudades con más de 10 millones de habitantes (de 14 en el año 1995 a 29 en el 2015), éstas no son, ni las de más rápido crecimiento, ni representan la mayoría de la población urbana mundial. Son las ciudades pequeñas y medianas las que acogen al 59 por ciento de la población mundial y, lo que es más representativo, las que crecen a tasas más altas. En paralelo a este fenómeno, en países como China, Nigeria o la India, que juntos representan casi el 40% de la población mundial, las tasas de concentración urbana (56%, 48% y 33% respectivamente) son todavía muy bajas si se comparan con las de otros países. Es previsible, por tanto, un éxodo migratorio masivo en esos países que incremente considerablemente el porcentaje de su población urbana.

De esta manera, el intenso proceso urbanizador que se espera ocurra en África y en Asia, sumado a las deficiencias en la planificación, los accesos a la vivienda, el acceso al agua potable, la sanidad o las infraestructuras básicas; intensifica la probabilidad de que gran parte de esta nueva población urbana habite asentamientos informales. Para tratar de anticiparse a esta y otras problemáticas relacionadas con el previsible aumento de la población urbana el sistema de Naciones Unidas convoca cada 20 años una conferencia sobre políticas de vivienda y desarrollo urbano. En el año 96, Estambul acogió la segunda, y del 17 al 20 de octubre se celebra en Quito, Ecuador, la tercera conferencia de las Naciones Unidas sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible (Habitat III).

Críticas a Habitat III

La conferencia Habitat III lidiará con alguno de los temas más relevantes para el futuro de las ciudades: migración, acceso a la vivienda, crecimiento económico inclusivo y medio ambiente. El proceso preparatorio hacia Habitat III resultó en la publicación de una Nueva Agenda Urbana (NAU) el pasado 10 de septiembre que será ratificada y adoptada en Quito. Este documento servirá de guía para el desarrollo sostenible de las ciudades durante los próximos 20 años.

No obstante, el proceso preparatorio no ha sido un camino fácil. En él se incluyó la redacción de 22 documentos temáticos, cuatro reuniones regionales, siete sesiones temáticas, 10 documentos sobre políticas, sesiones de discusión abiertas y la entrada de 200 expertos que contribuyeron a la redacción de la versión inicial de la NAU. Además, la conferencia se celebra en medio de opiniones encontradas que cuestionan su planteamiento y su eficacia.

Críticas que defienden, entre otras cosas, como la urbanización no sigue las mismas pautas en todo el mundo y, por tanto, resulta contraproducente promover las mismas recomendaciones de política urbana para distintos territorios y ciudades, sin tener en cuenta sus recursos, contexto cultural o coyuntura socioeconómica. Se apoyan en la idea de que cada región urbana es heterogénea y, por tanto, definir un marco global de acción resulta irreal y utópico. Sin ir más lejos, países como China, Nigeria o la India se caracterizan por tener un ratio relativamente bajo de población urbana. Por el contrario, la mayoría de los países desarrollados presentan un alto grado de urbanización. Así, las recomendaciones y soluciones planteadas para unos no pueden ser las mismas que para otros y, en definitiva, no deberían caer en la generalización sin tener en cuenta las especificidades que presenta cada región urbana.

Asimismo, la Red Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales y Regionales (CGLU, por sus siglas en inglés), organización internacional heredera del Movimiento Municipal Internacional que actúa como portavoz y defensor de la autonomía local, lamenta la ausencia de muchos temas relevantes en la sección que recoge los compromisos transformadores de la Nueva Agenda Urbana. Entre otros temas, se queja de que no existen compromisos en materia de corrupción y evasión de impuestos, defensa de los derechos culturales o discriminación contra el colectivo LGBT. Llama especialmente la atención la omisión de medidas concretas que fomenten y promulguen la participación en la gobernanza local.

Cap Haïtien (Cabo Haitiano) es la segunda ciudad de Haití, con una población estimada de 500,000 habitantes.  Foto: UN Photo/Sophia Paris.

Cap Haïtien (Cabo Haitiano) es la segunda ciudad de Haití, con una población estimada de 500,000 habitantes.  Foto: UN Photo/Sophia Paris.

En consecuencia, y de acuerdo a las voces críticas, la NAU resultante de la conferencia Habitat III surgirá como una herramienta incompleta que, no sólo no servirá para dar respuesta a alguno de los desafíos en materia de urbanización, sino que podría consolidar e incluso profundizar alguna de las principales externalidades negativas producto de una urbanización masiva y descontrolada.

A pesar de esta línea crítica, la mayoría encuentra la conferencia Habitat III como una oportunidad inigualable para alcanzar un desarrollo urbano sostenible e inclusivo. Ante las críticas que definen los compromisos resultantes de Habitat III como un conjunto de recomendaciones generalistas, laxas y vacías de contenido; los garantes de Habitat III sostienen que ésta sirve de orientación clave para los países emergentes o en vías de desarrollo que todavía se encuentran en pleno proceso de urbanización. Estructuras gubernamentales locales o regionales todavía demasiado débiles utilizarán la NAU como un instrumento fundamental para implementar políticas urbanas adecuadas.

En este sentido, las recomendaciones de política resultantes de Habitat III son importantes porque podrían contribuir a paliar muchos de los problemas inherentes a la urbanización. Problemas como el abastecimiento de agua, la pobreza energética o el déficit habitacional. Así, la NAU proporciona una herramienta práctica y clara que permite aprovechar los beneficios derivados de la urbanización y prevenir sus problemas. Por ello, las recomendaciones y compromisos resultantes de la tercera conferencia de Naciones Unidas sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible serán claves para anticiparse a los desafíos de los próximos años.

Urbanización rápida y masiva

Una fuerte corriente migratoria sustentada en la búsqueda de mejores condiciones de vida ha acelerado en los últimos decenios el proceso urbanizador, generando grandes desafíos que es necesario enfrentar. Esta tendencia no es extraña si tenemos en cuenta que las ciudades contribuyen en más del 70% al PIB mundial y generan el 80% del total de los nuevos empleos de alto valor añadido. Estos datos contribuyen a soportar la idea de que existe una correlación positiva entre la urbanización y el crecimiento económico. El premio Nobel de Economía Robert Lucas reveló por primera vez la importancia de la ubicación como fuerza subyacente del crecimiento económico e Identificó la potencia económica de las ciudades, en tanto que revelan la concentración de personas y de productividad, de habilidades creativas y de talento que impulsa el crecimiento económico. Estas fuerzas económicas suponen la principal razón para los flujos migratorios que contribuyen en gran medida a crear regiones urbanas cada vez más grandes.

Son muchos los modelos económicos que predicen para el año 2030 un alto grado de concentración urbana dando lugar a megarregiones. Dados los patrones de crecimiento actuales, basados en una cada vez mayor fragmentación urbana, no parece lejano el momento en el que una determinada región urbana supere los 100 millones de habitantes. A pesar de que existen numerosas políticas urbanas que priorizan el desarrollo de ciudades compactas, por ahora, el incrementos sostenido de la densidad y por tanto de las alturas en la ciudad construida es improbable. Por el contrario, es previsible que el crecimiento sea en horizontal, debido a la unión de dos regiones urbanas que, paulatinamente, configuren una nueva megarregión (los patrones de emisión de luz eléctrica en Japón ya lo sugieren para la región que va desde el norte de Tokio hasta Fukuoka).

Vista aérea de Monrovia, Liberia, tomada de la UNMIL. Foto: UNMIL Photo/Ari Gaitanis

Vista aérea de Monrovia, Liberia, tomada desde un helicóptero de la UNMIL. Foto: UNMIL Photo/Ari Gaitanis

Principales retos de la Nueva Agenda Urbana

En contraposición a la idea extendida de la urbanización como fuente de prosperidad, el último Informe Mundial de Ciudades publicado por ONU-Habitat en el año 2016, plantea dentro de los 8 desafíos clave que las ciudades deberán enfrentar en los próximos 20 años, cuatro problemas asociados a la urbanización cuya solución parece todavía lejana.

– Incremento de la desigualdad: La brecha entre el decil más rico y el más pobre en la mayoría de los países está en sus niveles más altos de las últimas tres décadas. Además, el aumento global de la desigualdad ha dado lugar a otra tendencia: el incremento de las “gated communities” (urbanizaciones cerradas). Ciudades como Buenos Aires, Johannesburgo, Lagos y Nairobi han visto como su número ha aumentado considerablemente. Esta segmentación de la población contribuye a la desigualdad a través de la estigmatización y la exclusión de ciertos sectores de la población.

– Migraciones forzadas: Las guerras, el desempleo, la pobreza y la desigualdad han provocado un incremento notable en las corrientes migratorias a lo largo de los últimos años. El número de peticiones de asilo en Europa aumentó desde las 463.000 en 2002 a 1.325.000 en el año 2015 (Fuente: Eurostat). A pesar de que esto podría suponer una oportunidad para la revitalización económica y combatir los efectos del envejecimiento de la población, la integración o la existencia de movimientos xenófobos suponen un gran reto para las ciudades.

– Expansión de los asentamientos informales: A pesar de que los asentamientos precarios e informales no son un problema nuevo, su continuo crecimiento en los últimos dos decenios ha hecho de ellos una cuestión política central. Mientras la proporción de personas que viven en “slums” ha disminuido en las últimas décadas (del 46,2 por ciento en 1990 a 29,7 por ciento en 2014), el número total de personas ha aumentado. Indicativo de que el problema está lejos de ser resuelto.

– Cambio climático: Las ciudades representan entre el 60 y el 80 por ciento del consumo de energía, y generan hasta un 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano, principalmente a través del consumo de combustibles fósiles para el suministro de energía y el transporte. A su vez, es importante reconocer también el papel que podrían desempeñar en la lucha frente al cambio climático. La planificación y el diseño urbano deben actuar como agentes de cambio para aprovechar todas las posibilidades que ofrece la urbanización. Las economías de escala, la concentración de empresas e innovación en las ciudades, hacen más barato y más fácil adoptar iniciativas que contribuyan a reducir al mínimo las emisiones y los riesgos climáticos.

Seúl, capital de Corea del Sur. Foto: UN Photo/Evan Schneider

Seúl, capital de Corea del Sur. Foto: UN Photo/Evan Schneider

La Nueva Agenda Urbana

Con el fin de responder a estos y otros muchos desafíos el pasado 10 de septiembre se acordó en Nueva York el texto definitivo de la Nueva Agenda Urbana. Ésta imagina las futuras ciudades como espacios con una función social, que contribuyan a impulsar el derecho a proporcionar una vivienda digna. Al mismo tiempo concibe ciudades participativas, con un fuerte sentimiento de pertenencia y propiedad entre todos sus habitantes, y que prioricen los espacios públicos verdes, seguros, accesibles e inclusivos. Promueve, asimismo, la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niños, y responde a los desafíos y oportunidades del presente y el futuro para conseguir un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible para contribuir a minimizar el impacto medioambiental. Así, entre los principales principios que defiende el texto se encuentra el fomento de:

Ciudades compactas: Promover la urbanización sostenible con edificaciones en altura (densidades altas y mínimas, e incrementales) y en torno a los nodos de transporte. Facilitando, de esta forma, la inclusión social y la disminución de las desigualdades sociales. Primando la calle frente a la vía como estructura urbana principal.

Ciudades conectadas: Establecimiento de potentes redes de conexión privilegiando sistemas de movilidad apropiados y promoviendo el uso del transporte público.

Ciudades integradas: A través de la promoción de los usos mixtos del suelo se pretende conseguir ciudades más sostenibles que reduzcan la dependencia que existe actualmente del automóvil.

Ciudades incluyentes: Que fomenten la justicia espacial, la diversidad social y cultural.

Para traducir estas ideas a la realidad, la Nueva Agenda Urbana se fundamenta en 3 pilares clave fundamentales para una urbanización sostenible:

Estructura legal y regulatoria: Si se pretende atraer inversión financiera a nivel local, un marco regulatorio coherente, transparente y aplicado sin excepciones es imprescindible. Las reglas del juego deben ser conocidas y respetadas, en caso contrario las oportunidades de inversión a largo plazo disminuirán y será difícil atraer capital.

Planeamiento Urbano (Planificación y diseño urbano): La visión de la ciudad, su configuración física, la definición de las soluciones y las consideraciones ambientales se determinan a través de la planificación urbana. Un planeamiento urbano básico es necesario para conducir el proceso de crecimiento de manera ordenada, de manera que se alimente el círculo virtuoso de prosperidad.

Sostenibilidad del modelo económico y financiero: Los sistemas fiscales locales han de convertirse en vectores de cambio. En lugar de actuar como meros instrumentos de generación de ingresos y gestión de gastos. De esta manera, uno de los pilares en los que se basa la Nueva Agenda Urbana para promover un desarrollo urbano sostenible es la financiación y la gestión de los gastos locales.

Jerusalén, Israel. Foto: UN Photo/Rick Bajornas

Jerusalén, Israel. Foto: UN Photo/Rick Bajornas

Se espera que los gobiernos nacionales adopten formalmente la NAU en la conferencia Habitat III que se celebrará en Quito del 17 al 20 de octubre. La comunidad internacional tiene una cita fundamental para debatir y discutir sobre el futuro de las ciudades antes de que la Nueva Agenda Urbana se traduzca en estrategias concretas de acción. Se estima la asistencia de 30.000 participantes, entre los que se encuentran delegados oficiales, sociedad civil, academia y el sector privado. La Nueva Agenda Urbana nace con el objetivo de ser la herramienta más importante de la comunidad internacional para alcanzar el desarrollo urbano sostenible en las próximas décadas.

Artículo escrito por Juan Capeáns, economista urbano e investigador especializado en proyectos multilaterales. Ha trabajado para organizaciones como ONU-Habitat o el Banco Interamericano de Desarrollo, y actualmente estudia el vínculo existente entre las economías de escala derivadas de la concentración espacial y la generación y atracción de innovación y talento.

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Transporte nocturno: ¿realidad o utopía para las ciudades en América Latina?

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El pasado 19 de agosto fue un día histórico para la ciudad de Londres. El sistema de transporte subterráneo más antiguo del mundo, conocido popularmente como el “Tube,” finalmente pasa a ser 24 horas—unos 153 años después de su inauguración.

Uno de los principales defensores de esta medida es el actual alcalde de Londres, Sadiq Khan, quien señaló que cuatro de cada cinco turistas que visitan la capital inglesa lo hacen en busca de su oferta cultural. De acuerdo con la firma TBR, la economía nocturna —bares, restaurantes, discotecas, salas de conciertos, entre otros— constituye la quinta industria más importante del país, responsable por 1.3 millones de empleos y un ingreso anual de 66 billones de libras esterlinas. En este contexto, el transporte nocturno no puede ser una limitación para el crecimiento de un sector de tal valor para la ciudad.

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Mapeo humanitario: Cómo ayudar al Ecuador después del terremoto

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MappingEcuador

Hoy compartimos con vosotros un artículo que nos ha resultado especialmente interesante por la actualidad del mismo, ya que trata del reciente terremoto en Ecuador, por su propuesta de uso de la tecnología como herramienta colaborativa y eficiente para coordinar acciones humanitarias en situaciones de emergencia, y por nuestro interés en Ecuador, un extraordinario país donde hemos tenido la oportunidad de trabajar en este último año

El artículo está firmado por Patricio Zambrano-Barragán y ha sido publicado previamente en los blogs del BID- Banco Interamericano de Desarrollo-, Ciudades Sostenibles y Urbe y Orbe

Han pasado ya unos días desde que un terremoto de 7.8 grados golpeó a ciudades y comunidades de la costa del Ecuador. Como respuesta, el gobierno y un sinnúmero de organizaciones de la sociedad civil lideran acciones de rescate y acción temprana en las zonas más afectadas. Una forma novedosa y efectiva de ayudar con el uso de la tecnología es el mapeo humanitario colaborativo.

Voluntarios expertos—médicos, enfermeros, psicólogos y psiquiatras—se han movilizado a las zonas más afectadas. A través de redes sociales y de canales oficiales, se han levantado varias campañas de donación de recursos para equipos de rescate, y de recolección de víveres, medicamentos y ropa para los damnificados.

Mientras, a la distancia, muchos nos preguntamos cómo podemos ayudar desde lejos.

Una opción concreta para cada uno de nosotros es el mapeo humanitario colaborativo. El objetivo es construir mapas base para organizaciones humanitarias y labores de rescate, con la ayuda de miles de voluntarios de todo el mundo. El mapeo humanitario jugó un rol de apoyo fundamental luego del terremoto de Haití (2010), y más recientemente en el terremoto de Nepal (2015).

En Ecuador, el Llactalab de la Universidad de Cuenca, en colaboración con la comunidad OpenStreetMap del país, está movilizando a voluntarios ‘digitales’ de todo el mundo para realizar un mapeo de áreas prioritarias, que hoy incluyen a las ciudades de Pedernales, Manta y Portoviejo, de acuerdo al Instituto Geográfico Militar.

Imagen del Instituto Geográfico Militar del Ecuador.


Este ejercicio puede ayudar con preguntas importantes para las labores de agencias gubernamentales claves como la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR), SENPLADES, y el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda. ¿Cuál es el estado de la infraestructura vial y qué rutas son utilizables? ¿Dónde se ubican las zonas con mayores daños a hogares y otras edificaciones? ¿Existen zonas de deslave? Esta información es a veces mucho más precisa que aquella disponible en plataformas como Google Maps, como se ve en los mapas de Pedernales generados en los últimos días.

En una primera fase, el mapeo se focaliza en la situación pre-terremoto: ubicar edificios e infraestructuras con base a imágenes previas al 16 de abril. Estos mapas se destinan principalmente a equipos de respuesta de la SGR y organizaciones como la Cruz Roja. A medida que se generan imágenes satelitales de la situación post-terremoto, el mapeo de las zonas afectadas permitirá identificar áreas de mayor prioridad, de acuerdo al nivel de daños y riesgo, y de mayor dificultad de acceso.

¿Cómo puedes convertirte en un mapeador humanitario? Acá tienes los pasos principales:

  1. Crear una cuenta en OpenStreetMap: haz click en openstreetmap.org y crea tu nueva cuenta de usuario. Date unos minutos para familiarizarte con la página y sus funcionalidades.
  2. Abre el gestor de tareas de mapeo (HOTOSM): dirígete a la página http://tasks.hotosm.org. Encontrarás una lista de todas las zonas por mapear; si tienes dificultad encontrando las tareas relacionadas al terremoto, simplemente ingresa ECUADOR en el buscador.
  3. Una vez seleccionada la tarea, haz zoom in, escoge uno de los cuadrados disponibles, y, haz click en ”comenzar a cartografiar”/“start mapping”. Luego escoge “editar con iD editor”/”edit with iD editor”
  4. iD editor en OpenStreetMap: dibuja polígonos encima de cada techo, y líneas para cada calle. Asegurate de ‘taggear’ cada polígono como “building” y de guardar tus cambios a menudo.
  5. Una vez que hayas terminado tu área, regresa a tasks.hotosm.org y selecciona la tarea como hecha.

Poco a poco, la comunidad de mapeadores está generando materiales didácticos para que todos podamos colaborar.

Imagen tomada con un dron después del terremoto en Nepal. 2015. Fuente: UAViators

 

Patricio Zambrano-Barragán es especialista en Desarrollo Urbano y Vivienda en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Actualmente, trabaja en varios países de América Latina y el Caribe en temáticas relacionadas con planificación urbana y territorial. Previamente, se desempeñó como investigador en proyectos de infraestructura y gestión del territorio para el Massachusetts Institute of Technology y el Natural Resources Defense Council (NRDC). Patricio tiene experiencia tanto en el sector público como privado. Ha trabajado en el Departamento de Desarrollo de Vivienda de la Ciudad de Nueva York en programas de financiamiento de proyectos en riesgo; en la Alcaldía de Quito, Ecuador en sistemas de infraestructura urbana; y como consultor para empresas de energía y telecomunicaciones. Cuenta con una Maestría en Planificación Urbana y Regional del Massachusetts Institute of Technology y un Bachelor en ciencias políticas de la Universidad de Yale.